Tres amigos andan por la calle cuando uno de ellos se fija en un cartel en el que hay muchos nombres escritos. Uno de los chicos se piensa que se trata del póster promocional de un festival, pero entonces su colega le dice que no, que es un cartel in memoriam en honor a las víctimas de un accidente múltiple. "Vaya, justo os iba a decir que conocía a este cantautor", responde el primero de los amigos. Narrada por mí no hace ninguna gracia —es lo que hay—, pero cuando la broma la explica Martí Melcion (Barcelona, 1995) a través de sus viñetas, la cosa cambia.
Desde hace unos meses, este ilustrador barcelonés, especializado en dirección de arte en la ESCAC, se ha ganado los likes y la estima —que no es exactamente lo mismo— de miles de jóvenes del país. Unos jóvenes con quienes comparte generación, sí, pero también una forma determinada de ver el mundo y el futuro. Decadencia, tristeza y, sobre todo, humor; este es el particular universo que Martí Melcion ha creado en su Instagram.
Melancolía por bandera
"Todas las generaciones han estado tristes, la diferencia es que nosotros lo decimos sin complejos. No nos da ninguna vergüenza admitirlo. Gracias a las redes, se ha puesto la cuestión sobre la mesa y hemos podido hacer memes y cachondeo sobre ello", explica. Cachondeo, esta es la clave de todo. Haciendo gala de un humor negro, afilado, y también un punto absurdo, Melcion retrata situaciones que nos sirven para entender las ambiciones y desventuras de aquellos que nacimos en la década de los noventa. Es un ejemplo Nevera precària, una viñeta en que el ilustrador utiliza los alimentos olvidados dentro de este electrodoméstico para hablar sobre las contrariedades amorosas de un individuo con quien, en mayor o menor medida, todos nos podemos sentir identificados.
Con las viñetas de Melcion pasa como con los memes autodestructivos: se crean situaciones relatables con las cuales es muy fácil coincidir. El autor, sin embargo, reconoce que no se esperaba este nivel de identificación por parte de sus seguidores. "La viñeta de Elma: after, por ejemplo, la dediqué a mis amigos, aparecen cosas muy nuestras, pero aun así enseguida vi que la gente se sentía muy reconocida. Me gusta pensar que hay personas que hacen y quieren lo mismo y no lo saben", dice.
¿Pero de dónde sale este ánimo cínico? ¿Por qué tenemos la necesidad de retratar nuestra decadencia? "Todo aquello que considerábamos que era un goal se ha desmoronado delante de nosotros", apunta Melcior. En una de sus publicaciones, un usuario asegura que el ilustrador es "el Juanjo Sáez de nuestra generación", haciendo referencia a Arròs covat, la serie de animación que el dibujante creó en 2009 para retratar la crisis vital que le suponía alcanzar la treintena. "Nunca me he planteado serlo, supongo que cada x tiempo sale alguien con ganas de hablar sobre su generación", dice.
Detrás del deseo de ilustrar con autocrítica el desánimo del millennial tardío, sin embargo, también hay grandes dosis de parodia hacia todo tipo de perfiles estereotipados como la madre sobreprotectora o la pareja estancada que no quiere aceptar su crisis. "Soy consciente de que tiro mucho de tópicos, pero no los juzgo o los condeno, siempre es con cariño", explica.
La crisis del coronavirus sólo hace que agrandar la herida de una generación desengañada. Aun así —y en contra de la idea que transmiten sus cómics—, Melcion se autoimpone ser optimista. "Intento ser positivo. Nos preguntábamos cómo sería el futuro y ahora ya lo sabemos: nuestro futuro es esto. Cuando tienes menos expectativas, eres más feliz", dice. Y sentencia: "La pandemia me ha demostrado que no pido muchas cosas. Amigos, cariño, birras, algún viajecito y salir a Apolo". Lo que decíamos, un maestro de las situaciones identificables.