Enterarse de qué pasa en Catalunya leyendo o escuchando los medios españoles (madrileños, si quiere) es casi imposible. Cualquier persona de cualquier condición que haya pasado esta Diada en Catalunya se asustará de no haber advertido las enormidades que han ocurrido a su lado o le extrañará comprobar qué poco encaja lo que le explica aquel periodismo y aquello que ha visto o vivido.
En algunos casos, ni en los programas más opinativos parece que tengan mucha intención de ofrecer variedad de puntos de vista. En la tertulia de Las Mañanas de TVE1 de este lunes han participado al director de ABC, una de las columnistas de ABC y un periodista de Diario Vasco, también propiedad de la editora de ABC. ¿Qué imagina que han dicho de la Diada? En Las Mañanas de Cuatro sólo han entrevistado a Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos en Catalunya. Y así todo: ni una sola televisión española ha hecho aparecer este lunes a alguno de los organizadores de la Diada. Es un dato curioso.
El fenómeno no es nuevo. Este fin de semana y este lunes, sin embargo, es muy hiriente el contraste entre buena parte del periodismo español y las crónicas de los medios extranjeros –mejor dicho, de las agencias internacionales, de donde beben el 95% de estos–. Sorprende, además, comprobar cómo el tiro les sale por la culata. Si los medios españoles querían desacreditar al independentismo, no han acertado mucho. La prensa internacional lo hace mejor. La razón es simple: trabaja sobre los hechos y no sobre anécdotas ni interpretaciones.
Ni una sola televisión española ha presentado este lunes a alguno de los organizadores de la Diada
Los despachos de las agencias pintan un cuadro mucho más crítico para los secesionistas que los medios madrileños, reconcentrados en analizar la buena o mala salud del independentismo leyendo las cifras de manifestantes como un adivino los posos del café o un vuelo de gorriones. ¿Después de unas concentraciones de gente colosales sin incidentes (hechos fáciles de comprobar), el titular es que han quemado una bandera española en un rincón de la última mani mientras gritan "cortaremos la cabeza al Rey"? ¿La propuesta de celebrar un referéndum a la escocesa se compara con "una farsa" (lo hace ABC) y se hacen paralelos con la Alemania nazi o con el atentado en las Torres Gemelas de Nueva York?
A las agencias internacionales, en cambio, no les importan tanto las concentraciones –se mire como se mire, 300.000 o 800.000 personas cuentan como una mani muy considerable en todo el mundo–. Pero esas cifras no son noticia (porque hace cinco años que ocurre). Sus crónicas señalan las grietas reales internas del independentismo gobernante (imposibilidad de aprobar los presupuestos, el Parlament legisla poco, debate DUI o RUI, etc.); cómo la CUP ("un petit parti", dice L'Express) tiene las clave de la cosa; que las encuestas muestran una mayoría de catalanes favorable al referéndum pero menos por la independencia; que la agenda catalana es razón principal de que España no tenga gobierno o que declaraciones como las del ministro García Margallo tensan el momento.
Todo eso es contexto puramente factual de la Diada, cosas que han ocurrido. Hechos que, sumados, permiten deducir a los corresponsales que el independentismo no va tan fino y que sacarà partido de la Diada para reconciliarse o para ganar tiempo y repensar su estrategia o todo a la vez. En fin, que esas agencias, además de informar de los hechos, no obligan al lector a entenderlos de una única manera sino que le dejan libre para juzgarlos mejor o peor, bien o mal o de la manera que le parezca.
Los despachos de las agencias pintan un cuadro mucho más crítico para los secesionistas que los medios madrileños
A la hora de hacer un pronóstico, las agencias también trabajan contra los hechos, no a favor de sus preferencias. La situación del independentismo mejorará, dicen: Puigdemont ha recuperado el apoyo de la CUP (hecho), Colau es más explícita en favor del derecho a decidir (hecho) y hay una causa judicial abierta contra la presidenta del Parlament (hecho). También explican cómo un año después de haber llegado al poder, el secesionismo todavía sufre para definir un camino concreto para ejecutar la independencia (hecho), tal como explica Le Nouvel Observateur.
Por eso es casi unánime el titular de esas agencias y de la mayoría de los medios: la decisión del Govern de convocar un referéndum a principios del verano de 2017. Es el hecho más nuevo del panorama político del pasado fin de semana.
Los medios madrileños, en cambio, descuentan el contexto, relegan hechos relevantes y de la menor asistencia a la calle (su obsesión) concluyen que la Diada "se desinfla" y, por tanto, que el soberanismo no tiene razón y tiene que rendirse.
Cae en esa trampa hasta El País, siempre más respetuoso con los hechos y con más estilo a la hora de promocionar su agenda. El titular principal no destaca la propuesta de referéndum pero sí que la Diada ha sido "menos concurrida". La Razón concreta más pero tampoco puede privarse: piden un referéndum pero la Diada "se desinfla" (es decir: no tienen razón porque no son bastantes).
El Mundo también se queja de que en la Diada hay más espectáculo que política. ¿No es una queja un tanto infantil? Claro, la Diada tiene mucha carga simbólica. Desde siempre. ¿Alguien se extraña de que en un acto reivindicativo se pronuncien discursos encendidos, se vean pancartas exigentes, se griten eslóganes de protesta y se genere un ambiente de épica vagamente revolucionaria? Sí, también es un espectáculo. ¿Qué otra cosa podría ser? Las agencias internacionales no se sorprenden. Los medios españoles sí, aunque la impresión es que sólo lo hacen ver. Claro que eso no se puede saber.