¿Cuáles son las mejores películas de este 2022? Se acaba el año y es momento de buscar listas de recomendaciones sobre las películas imprescindibles del año. Desde Revers te estamos preparando muchas de estas listas, y es que este 2022 ha sido fenomenal en el apartado de películas y series. Sin ir más lejos, ha sido un año histórico para el cine catalán, con el Oso de Oro en la Berlinale del Alcarràs de Carla Simón. Pero de eso hablaremos la próxima semana con la lista de lo mejor, que ha sido mucho, del cine hecho en nuestra casa. Ahora nos fijamos en la magnífica cosecha de largometrajes internacionales, añadiendo también los de producción española, que han iluminado las pantallas de todas partes este año que ya se acaba: estas son las 10 mejores películas de 2022 (sin orden de preferencia).

🟠 Las 10 series del 2022 que deberías haber visto antes de acabar el año
 

La peor persona del mundo es una de las propuestas más interesantes del año.

Estas son las 10 mejores películas internacionales y estatales del 2022

1. La peor persona del mundo

En las puertas de la treintena, Julie intenta comprender el desbarajuste existencial que siente y, mirando atrás, conoceremos aquellos años inmediatamente anteriores en los que se buscaba a sí misma, tiempo de autoconocimiento basado en el ensayo-error emocional, sentimental, vital. Estructurada en 12 capítulos, más un prólogo revelador que dibuja una protagonista catacaldos (de parejas, de vocación, de trabajos) que trata de controlar el mareo y las dudas propias de la juventud, y un epílogo que cierra el círculo. Y pone el foco en dos relaciones sentimentales de la protagonista para hablar sobre temas como la búsqueda de la propia identidad, el tránstio a la adultez, el enamoramiento, el amor y la muerte, el carpe diem, la libertad y las responsabilidades. Dirigida por Joachim Trier y protagonizada por una luminosa Renate Reinsve (mejor actriz en Cannes), La peor persona del mundo acompaña a Julie en este descubrimiento constante y en sus volteretas emocionales, desde una seductora ligereza, jugando a veces con las constantes de la comedia romántica para subvertirla. Fabulosa.

2. Todo a la vez en todas partes

La mejor película de este 2022 (y de la historia) sobre multiversos no tiene nada que ver con Marvel ni con los superhéroes. Aunque detrás del guion de esta locura llena de imaginación debe haber alguna cosa relacionada con poderes venidos del más allá. Porque la historia escrita (y dirigida) por Dan Kwan y Daniel Scheinert no se parece a nada y demuestra que en la ficción no todo está inventado. La pareja de cineastas explican que el origen de Todo a la vez en todas partes está en pensar en sus madres viendo los saltos temporales y dimensionales de Matrix sin entender absolutamente nada. La protagonista de este despliegue de fantasía y sorpresa constante también es madre, y cincuentona, y china inmigrante y... la escogida para salvar el mundo. ¡Viva la diversidad! "Intentábamos crear el equivalente narrativo de la Teoría del Todo. Un manifiesto maximalista para sobrevivir al ruido de la vida moderna", explican los cineastas, y nos proponen una montaña rusa que invita a ser disfrutada de una manera más visceral que racional, y que reflexiona sobre aquellas pequeñas decisiones cotidianas que dibujan un trayecto vital y dejan atrás caminos infinitos. Comedia, kung-fu, ciencia ficción, spoof y amor a la madurez se dan la mano en una película que es, por encima de todo, una auténtica fiesta.

Todo a la vez en todas partes está dirigida por Dan Kwan y Daniel Scheinert.

3. Aftersun

Una mujer que acaba de ser madre recuerda, a partir de unas viejas cintas de vídeo, unas vacaciones que marcaron su infancia y su vida. Unos 20 años antes, cuando era preadolescente, viajó a un resorte de la costa turca con su padre, un hombre divorciado e instalado en una tristeza que ha invadido todos los rincones de su cuerpo. A partir de pinceladas que son memoria quebradiza y elíptica (y a veces imaginada, así de caprichosos son los recuerdos), Aftersun huye de estructuras convencionales para poner el foco en la atmósfera y en los pequeños gestos, al sugerir más que explicar, en las reacciones más que en los hechos (qué uso del fuera campo). En su conmovedora ópera prima, la británica Charlotte Wells se inspira en su propia experiencia para mezclar remojadas y lágrimas, noches de karaoke y huidas a medianoche, sonrisas y depresión profunda, un despertar a la vida y una vida que se ha dormido, quizás para siempre. Con una devastadora escena donde suena el Under Pressure de Queen y David Bowie, y con un final que conecta presente y pasado, Aftersun es de aquellas películas que te rompen por dentro, pero que hacen querer el cine para siempre.

4. Argentina, 1985

Cineasta particularmente inclinado a la reflexión política, con filmes como El estudiante, Paulina o La Cordillera, Santiago Mitre ofrece la película definitiva sobre la Transición en Argentina. Porque crea una mirada al Juicio de las Juntas que puso ante los jueces a los nueve militares que lideraron la sanguinaria dictadura entre 1976 y 1983. Consciente de la necesidad de hacer llegar a la mayor cantidad de público posible el mensaje contundente de como es, de necesaria, la memoria histórica, Mitre apuesta por dejar de lado el riesgo formal de anteriores filmes suyos y para utilizar una narrativa spielbergiana con un protagonista, el fiscal Julio Strassera, que se acerca muchísimo a los héroes idealistas y humanistas de las películas de Frank Capra. Con un descomunal Ricardo Darín (¿cuándo no lo está?) en la piel del hombre que llevó a juicio Videla y sus colegas genocidas llenos de medallas, Argentina, 1985 apela a las emociones y participa sin vergüenzas de algunos estereotipos del cine judicial, añadiendo detalles de drama de suspense y momentos abiertamente humorísticos. Pero esta aproximación a los hechos haciendo un cine que quiere ser popular se adivina necesaria, porque si hablamos de memoria histórica hay que llegar a todos los rincones. Porque no hay que olvidar ni el dolor ni los muertos en las fosas comunes, o en el fondo del océano, y tampoco los nombres de los asesinos. Imprescindible.

Susi Sánchez y Laia Costa son madre e hija en Cinco lobitos, de Alauda Ruiz de Azúa.

5. Cinco lobitos

La maternidad inaugurada y la crianza, sin idealizar, sin romanticismos ni blanqueamientos, lejos de los arquetipos y las felicidades llenas impostadas. La maternidad como viaje de ida y vuelta, con los cambios de rol en la familia obligados por el paso del tiempo. La maternidad es su gran tema, pero la película también habla de conciliación y de dinámicas de pareja, de precariedad laboral y de las curas, de la enfermedad y de la muerte... Es enorme el abanico de temas que toca la prodigiosa ópera prima de Alauda Ruiz de Azúa. Y lo hace desde el naturalismo más próximo y desde un minimalismo sorprendente. Parece que no pase nada pero pasa todo. Pasa la vida misma. Con una interpretación milagrosa de Laia Costa, muy bien acompañada de Susi Sánchez y Ramon Barea, Cinco lobitos es honesta y emocionante. Una maravilla.

🎅 Las 24 mejores películas de Navidad para niños y niñas (y para los que aún se consideran niños y niñas)
 

6. Pinocho de Guillermo del Toro

La lamentable adaptación del cuento de Carlo Collodi hecha por Robert Zemeckis y estrenada hace unos meses en Disney+ palidece todavía más si la comparamos con esta mirada libre y, al mismo tiempo, extraordinariamente fiel, que Guillermo del Toro y Mark Gustafson (responsable también de la animación de El fantástico Mr. Fox) firman para otra plataforma, Netflix. Con un bellísimo trabajo de stop-motion, que multiplica la magia y la sensación de delicadeza y fragilidad de sus imágenes, el Pinocho de Guillermo del Toro, una de las mejores películas de este 2022, pone el foco en qué significa ser monstruoso. Mientras un padre traumatizado por la muerte de su hijo, alcoholizado y desesperado, construye una títere de madera que milagrosamente cobra vida, señalado por todo el mundo como una tara de la naturaleza, otro monstruo mucho peor calienta en la banda, a punto de salir al terreno de juego. Porque una de las novedades de esta adaptación está en situarla en la Italia de los años 30, cuando la sombra del fascismo y la figura de Mussolini (ridiculizado en un cameo) está a punto de cambiarlo todo. La personalidad, el cuidado, la estética de la propuesta y la potencia de una historia que conocemos bien pero a la que podemos mirar desde perspectivas algo diferentes, convierte a esta en una de las indiscutibles pelis del año. Una joya.

El Pinocho de Guillermo del Toro puede verse en Netflix.

7. Drive my car

Un relato corto de Haruki Murakami convertido en un largometraje de tres horas que pasan como un suspiro. Un director teatral y una guionista de éxito viven una relación de pareja con altibajos y traumas imposibles de cuidar. Después de un mal golpe del destino, el hombre se encuentra solo lejos de casa, a punto de sacar adelante un montaje de El Tío Vania de Chéjov en un festival de Hiroshima, cuando inicia una relación cada vez más estrecha con la chófer que le han contratado. Poco a poco, sin levantar la voz, Drive my car va envolviendo al espectador en su tierna y sutil reflexión sobre la pérdida y el luto, sobre la incomunicación, la memoria y el legado. De esta manera, el director y guionista japonés Ryûsuke Hamaguchi se confirma como una de las grandes voces del cine internacional.

8. X

Con películas como La casa del diablo o Los huéspedes, Ti West se ha convertido en una de las voces de referencia del cine de terror de los últimos tiempos. Y con la escalofriante X se doctora: partiendo de una premisa vista mil veces, un grupo de jóvenes aislados en una cabaña en medio de la nada, el cineasta hace un despliegue de recursos narrativos y estéticos para hacer un rendido homenaje al cine de los años 70, donde se sitúa la trama. Y se fija más concretamente en el trabajo de Tobe Hooper, con dos clásicos en el punto de mira: La matanza de Texas y Trampa mortal. Pero el dispositivo planteado por Ti West va más allá, porque el grupo de víctimas potenciales de sustos y amputaciones es un equipo de rodaje que ha llegado a la vieja granja donde pasa todo con la intención de rodar una película porno. Eso permite que West juegue con las infinitas posibilidades que da el cine dentro del cine, y con el cruce de dos géneros, el slasher y el porno, que multiplica los efectos de una garganta profunda, mezclando gritos, sustos y orgasmos, sordidez y una insólita sensibilidad hacia su protagonista, una magnífica Mia Goth (que hace una interpretación con sorpresa que aquí no desvelaremos). Deseando que llegue a los cines su precuela, presentada en el último Sitges, Pearl.

Sin novedad en el frente es una mirada muy cruda sobre la Primera Guerra Mundial.

9. Sin novedad en el frente

La novela homónima de Erich Maria Remarque, ya llevada al cine en otras ocasiones, encuentra su mejor adaptación en esta producción alemana para Netflix, poderosa y conmovedora, que habla sin ambages de los horrores de la guerra. Norte de Alemania, primavera de 1917, tercer año de la Primera Guerra Mundial. No muy conscientes de lo que vivirán, un grupo de jóvenes se alista para combatir en primera línea. Enseguida, solo pisar el frente occidental del norte de Francia, la euforia y las inconscientes risas iniciales se convertirán enseguida en frío, lluvia, ataques de pánico, sangre, sudor y lágrimas. Sin espacio para la épica, Sin novedad en el frente muestra toda la crudeza y el absurdo de la guerra, en escenas bélicas tan espectaculares como terroríficas. Y pone el foco, también, en el contraste entre los generales que esperan en la retaguardia, llenándose la boca con palabras pomposas que apelan a la patria y al honor mientras se tapizan un festín. Los soldados, en cambio, se conforman con pieles de patata antes de coger el camino al matadero. Ninguna novedad en el frente, muertes y más muertes, mientras los que organizan la fiesta están en casa.

10. Voy a pasármelo bien

Cerramos el listado de mejores películas de 2022 con una recomendación que es una fiesta (no solo) para boomers. Una historia de amor en dos tiempos, el presente y el de finales de los años 80, los de la infancia de la pareja protagonista: la época del EGB, de los bollycaos y las mirindas, de los empollones que soñaban con ser malotes, de los walkman y de rebobinar las cintas de casete con un bolígrafo, de la leche de pantera y de aquel inocente primer amor. El director David Serrano (el de Días de fútbol, y guionista de El otro lado de la cama) recuerda la primera aventura romántica que vivió de adolescente, y le hace un homenaje en forma de comedia musical, inventando lo que habría podido pasar en un supuesto reencuentro. Viajando temporalmente adelante y hacia atrás, Serrano se encuentra como pez en el agua cuando explica las peripecias del grupo de amigos losers en el instituto (cuenta con este monstruo de la comedia y robaescenas nato llamado Rodrigo Gibaja), y cuando utiliza las canciones de los Hombres G, memoria emocional de toda una generación, para dejarse ir en números musicales tan inocentes como encantadores. Voy a pasármelo bien encomienda entusiasmo y vitalidad, y es, posiblemente, la película más buen rollera del año.