Con fenómenos de público sin precedentes, con reconocimientos internacionales y con decenas de nominaciones en los premios Gaudí y Goya, las películas catalanas de 2024 han superado las expectativas y han marcado un año extraordinario para nuestro cine. Hacemos balance y recogemos en este artículo un top 10 con los títulos indispensables estrenados los últimos doce meses. Citadas en riguroso orden alfabético, esta decena de largometrajes demuestra el talento y la diversidad de miradas de nuestros y nuestras cineastas.

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Las mejores películas del cine catalán de este 2024

  • Casa en flames

¿Recordáis El discreto encanto de la burguesía? Pues Casa en flames no se parece en nada, pero podría haberse titulado igual que la película de Luis Buñuel, porque la sátira escrita por Eduard Sola y dirigida por Dani de la Orden pone el foco de su mala leche en una familia pija, con casa en Cadaqués y con muchos trapos sucios, secretos, y mentirijillas que en un revelador fin de semana se acabarán poniendo encima de la mesa. Con Emma Vilarasau demostrando la ceguera de tantos productores que no le han dado espacio en el cine para mostrar un talento que conocemos de sobra en teatro y televisión, el filme se apoya en un grupo de intérpretes en estado de gracia (Maria Rodríguez Soto, Enric Auquer, Alberto San Juan, Clara Segura, Macarena García y José Pérez-Ocaña) para desnudar las dinámicas familiares como fuente de conflicto permanente, en uno de los fenómenos más bestias de la historia del cine catalán y en catalán.

  • El 47

El otro gran fenómeno de público del cine catalán de 2024 ha conectado con la gente, muy probablemente, porque apela a la dignidad y a la lucha de la clase obrera contra las instituciones y la burocracia que siempre mira hacia otro lado cuando se trata de defender los derechos de las personas más humildes. A partir de la historia real de Manolo Vital, un conductor de autobús en la Barcelona de la Transición, la película de Marcel Barrena hace un llamamiento a la revolución de los pequeños, pero trascendentales, gestos que marcan la diferencia: Vital, líder vecinal sin proponérselo, secuestró el autobús que conducía, el 47, y lo llevó hasta Torre Baró. Su decisión, profundamente política, quería señalar la falta de recursos del barrio donde vivía, reclamando transporte público, pero también agua corriente y electricidad. Con unos extraordinarios Eduard Fernández y Clara Segura como protagonistas, El 47 reivindica también la solidaridad entre los pueblos y el papel de los migrantes en la construcción de la Barcelona que conocemos.

  • Los destellos

Después de las aplaudidas y premiadas Las niñas y La maternal, Pilar Palomero trata ahora de encontrar la belleza y la ternura en algo tan duro como es el luto y la pérdida. Los destellos explica la historia de una mujer que, ante la insistencia de su hija adolescente, estrecha el vínculo con su ex marido, dándole apoyo en un día a día marcado por su enfermedad terminal. La sabiduría delante de la cámara de Patricia López Arnaiz (20.000 especies de abejas) y Antonio de la Torre, y la luminosa energía de la debutante Marina Guerola, brillan en este relato delicado y emocionante sobre los cuidados y el acompañamiento en la recta final de la vida. Un filme que confirma a Palomero como una de las cineastas más relevantes del actual cine catalán y español.

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  • Los pequeños amores

La sensibilidad y delicadeza que ya demostró con su ópera prima, Viaje al cuarto de una madre, se mantiene en esta segunda propuesta de la cineasta Celia Rico Clavellino. Un accidente doméstico provoca que una mujer y su hija tengan que pasar juntas el verano en una casa de pueblo. Adriana Ozores y María Vázquez interpretan a dos personajes que tienen que reaprender a convivir, en medio de la crisis de la segunda, que llega a los 40 años tomando conciencia de las decisiones sin marcha atrás que han marcado una vida que no se parece en nada a aquello que había soñado. Volver a compartir techo servirá para estrechar su vínculo, pero, también, para revivir algunas de las dinámicas madre-hija que se tienen en la infancia y la adolescencia. Luminoso y tierno, este cuento de verano se fija en los detalles y los gestos para hablar, con sutileza, de las pequeñas cosas que marcan la vida.

  • Mamífera

Explicaba la cineasta catalana Liliana Torres que con Mamífera quiere señalar por qué extraña razón las mujeres se tienen que sentir juzgadas o estigmatizadas cuando deciden ser madres o, sobre todo, cuándo escogen no tener hijos. Es esta, digamos, impopular elección la que marca a la protagonista de la película: interpretada por una magnífica Maria Rodríguez Soto (ganadora del premio a mejor interpretación en el South By Southwest de Austin), Lola llega a la cuarentena contenta con su vida, con su pareja (Enric Auquer) y con su trabajo. Pero un accidente la hará dudar de uno de sus principios aparentemente más consolidados. La decisión de no ser madre vehicula este tercer largometraje de Liliana Torres, con el que vuelve a mezclar ficción y exposición personal, porque, igual que ya hizo con las anteriores Family Tour y ¿Qué hicimos mal?, la cineasta navega constantemente (aunque de formas diferentes) entre la ficción y una realidad en primera persona.

  • Pepi Fandango

Cuando solo era un niño, Peter Perez vio cómo un oficial nazi lo apuntaba con una pistola en la cabeza, amenazando con matar a "este puto judío". Se salvó pero tuvo que huir de Viena con su familia, y acabó prisionero en el campo de concentración de Rivesaltes, en el sur de Francia. Es allí donde el sufrimiento de los internos más jóvenes se traducía en música: el canto flamenco y más concretamente los fandangos servían como forma de comunicación entre los centenares de niños españoles internos, gitanos e hijos de republicanos, y sus padres, presos en el otro lado del muro. Muchos años después, ya jubilado, Peter empezó a visitar el municipio gaditano de Paterna de Rivera, en una extraña búsqueda de las raíces de aquella música que lo marcó de pequeño, y que le dolía tanto como lo consolaba, con la secreta esperanza de encontrar una clave para enfrentarse a su pasado. La historia de Peter, bautizado por sus amigos andaluces como Pepi Fandango, fascinó a la cineasta croata establecida en Barcelona Lucila Stojević (La Chana), que decidió dedicarle este documental, casi una road movie conmovedora, emocionante, que reflexiona sobre la gestión de experiencias traumáticas y que aborda una sorprendente relación entre el Holocausto y la música flamenca.

  • Polvo serán

El musical sobre la eutanasia, qué premisa tan se suicida y nunca mejor dicho, de Carlos Marques-Marcet es también una de las propuestas más arriesgadas, provocadoras y valientes de los últimos tiempos. El cineasta barcelonés explica la decisión de una pareja de hacer un viaje sin retorno a Suiza. Ella enferma terminal y él incapaz de continuar adelante sin el amor de su vida, este matrimonio reclama el derecho a marcharse con libertad y sin presiones familiares. Con Ángela Molina y Alfredo Castro (y la deslumbrante debutante Mònica Almirall) como cómplices, Marques-Marcet utiliza la eutanasia como macguffin para retratar como nos enfrentamos a una cosa tan indefinida como es dejar de existir. El cineasta mira a la muerte de cara y a los ojos, sin miedo, de forma desinhibida y desacomplejada, luminosa, con conmovedora tristeza pero también con un enorme sentido del humor. Y con la música de Maria Arnal y coreografías a cargo de La Veronal, dando forma, con guiños a los clásicos de Busby Berkeley, a un musical que, destruyendo toda expectativa, se convierte en una de las clarísimas películas del año.

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  • Salve Maria

Con su retorno al cine, once años después de Tots volem el millor per a ella, la barcelonesa Mar Coll apuesta con firmeza por tratar de cambiar los relatos establecidos. Más cuando afectan a las mujeres y a la maternidad, y estos relatos no han sido escritos ni por mujeres ni por madres. Salve Maria es, efectivamente, arriesgadísima y desconcertante desde su punto de partida: la protagonista siente una inmensa angustia y una tremenda culpa por la inexplicable desafección hacia su bebé, y empieza a fantasear con la idea del infanticidio. La radicalidad y visceralidad de la propuesta, adaptación de la novela de Katixa Agirre Las madres no, se traduce en un dramático, pero también juguetón, viaje emocional que coge aires de thriller psicológico, incluso de cine de terror. Con el sensacional descubrimiento de la actriz Laura Weissmahr en la piel de esta madre frágil superada por los acontecimientos, Salve Maria es una polanskiana mirada a los miedos y a la culpa, y a la cara más oscura de la maternidad, aquella que no aparece en los relatos establecidos.

  • Segundo premio

"Esta no es una película sobre Los Planetas", advierte el subtítulo de Segundo premio. Quizás no, pero definitivamente sí lo es sobre la leyenda que rodea a la que ha sido una de las bandas referenciales de la escena musical española de los últimos treinta años. Hay mucha literatura en torno a los orígenes del grupo, de las relaciones entre sus componentes y de cómo compusieron sus grandes éxitos. Los mismos músicos han explicado versiones diversas, quizás complementarias, sobre su pasado. I Segundo premio se apunta a jugar y a fabular, siendo fiel a los hechos contrastados e imaginando otros, para construir una extraordinaria mirada a los caprichos y la poética de la memoria, a la dureza y las consecuencias de los procesos creativos, y a los vínculos personales que se dan en estos entornos. Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez firman una sensacional, y sensorial, película que parece seguir los consejos de John Ford en El hombre que mató a Liberty Valance: aquel Print the Legend que aconseja saltarse algunos hechos contrastados para retratar aquello que se transmite de forma oral y que es, en realidad, lo que da grandeza a las historias. Y la que explica Segundo premio es grande, muy grande.

  • Un sol radiant

Cuando el año 2023 pasó por el D'A Film Festival de Barcelona, esta película, nacida como trabajo colectivo de cinco talentos surgidos de la Pompeu Fabra, se llevó el premio Talentos reconociendo, en palabras del jurado, "un imaginativo relato de coming-of-age, sencillo y poético, que expresa la crisis de futuro de la juventud contemporánea". Las directoras Mònica Cambra y Ariadna Fortuny (y sus compañeras Clàudia Garcia de Dios, Lucía Herrera y Mònica Tort, jefas de departamento pero todas ellas formando parte de la toma de decisiones) proponen un punto de partida apocalíptico: la inmediata caída de un meteorito desde la mirada de una niña de once años que espera el momento acompañada de su hermana mayor, la madre y el abuelo en una masía aislada en medio del bosque. El fin del mundo como metáfora de la falta de futuro de dos jóvenes que justo empiezan a descubrir la vida. Una pequeña película por descubrir.