Mercè Arànega ha pisado muchos escenarios, y como ella afirma: "no ha formado parte de ninguna familia, y por eso no he tenido ningún matrimonio artístico". Este jueves estrena Los Watson, de Jane Austen, conjuntamente con un equipo de 17 intérpretes más: Hodei Arrastoa, Laura Aubert, Guillem Balart, Dafnis Balduz, Jordi Banacolocha, Lluïsa Castell, Abdi Cherbou, Jordi Coll, Arnau Cot, Jan Daniel González, Mireia Illamola, Laia Manzanares, Paula Malia, Olga Onrubia, Laura Pau, Fina Rius, Marc Rius y José Luis Salinas Ayuso. Se trata de una comedia de época adaptada por la dramaturga británica Laura Wade, y el TNC ha programado una serie de actividades paralelas: un ciclo en la Filmoteca de Catalunya, un coloquio con el pensador Joan-Carles Mèlich y la grabación de un podcast con Marta Cava y la editora de la colección Victòria, Blanca Pujals. Seguramente, sin esta colección que ha representado un éxito sin precedentes en el mundo de la edición, no se hubiera retornado con tanta fuerza al victorianismo inglés y al siglo XIX.
El texto de Los Watson es una novela inacabada de Jane Austen, como también Sadinton, y que los espectadores de series han podido ver una maravillosa adaptación en la pantalla (ahora en Prime Amazon). En catalán, Los Watson la ha publicado Cal Carré con traducción de la desaparecida Núria Sales. Mercè Arànega es una más de las 18 personas que suben al escenario de la sala grande del Teatre Nacional bajo la batuta de Josep Maria Mestres. Un montaje que recuerda a antiguas etapas del TNC: grandes montajes con grandes escenografías y vestuario de época. Mercè nos recibe en el camerino a pocos días de estrenar, tienen que ajustar cosas y la complejidad técnica es elevada. No obstante, nos advierte que ella tiene un papel muy pequeño en esta función.
Mercè, este es un montaje con pelucas y de época.
Muchas pelucas, muchos corsés, muchos cambios de vestuario. Claro. ¡Es Jane Austen! Ahora hacía tiempo que no veíamos una cosa así. Àngel Llàcer, cuando dirigió El temps i els Conway ya hizo eso pero sin ser un texto de época: pero todo muy grande y cambios de vestuario y muchas pelucas. La última que recuerdo El somni d’una nit d’estiu con Joan Ollé.
¿Has tenido alguna vez parejas artísticas?
No he sido nunca de ninguna familia teatral, digamos. Con quien he tenido mucha relación y he trabajado con ellos muchos años, es con Rafel Duran. He hecho 7 obras, en total. Muchas. Con quien hago una cada dos años es con Xavier Albertí. La última Els homes i els dies. Hay veces que eso te asusta, porque los que son de una familia tienen siempre trabajo. Tú siempre puedes quedar colgado.
Has encontrado el equilibrio perfecto entre televisión y teatro.
Durante 25-30 años he trabajado ahí. Ahora mucho menos, porque a las mujeres, cuando tenemos una cierta edad, ya no nos quieren. He hecho muchísima televisión. Y no necesariamente me ha dado más popularidad. Yo he hecho teatro desde siempre y siempre he seguido las directrices de lo que en Argentina dicen "perfil bajo".
A las mujeres, cuando tenemos una cierta edad, ya no nos quieren
¿De energía?
No, de eso tengo mucha. De trabajo. De seguir trabajando. Ahora también estoy en Catalunya Ràdio con Ricard Ustrell. Inicialmente me pidió hacerlo cada semana y le dije que no, que como mucho cada 15 días. Y a mí me gusta ensayar, y ahora cuando acabe esto ya habré empezado a ensayar la siguiente, aquí, con la Trono. Un texto de Nelson Valente. No tengo el ego demasiado alto como para necesitar una cosa muy concreta, requerir cosas determinadas. Acepto muchas cosas que me proponen y tengo ganas.
¡Pero ahora te entrevista todo el mundo!
Deben pensar que me tengo que morir. No me lo sé explicar.
De toda tu trayectoria, todos alucinamos con Davant la jubilació con dirección del polaco Krystian Lupa.
Aprendí muchas cosas, pero aquello fue muy fuerte. Era otra lógica, otra forma... Él trabaja de una manera muy determinada, y es justo lo contrario de lo que hemos hecho siempre aquí. Nada de lo que he hecho nunca se le puede parecer a un proceso como aquel. Él se pasaba los ensayos hablando. Quería que el texto fuera dicho por primera vez. Dice que el actor tiene un paisaje en frente y que se tiene que configurar lo que hace, lo que pasa. Y no hay que decir las palabras tal como son al texto. Requiere un desequilibrio constante para el actor.
¿No te lo habías encontrado nunca, eso?
Aquello fue una brutalidad.
¿De qué tienes ganas?
Ahora cuando acabemos entre los funciones de la gira de Instruccions per fer-se feixista, y encadeno dos montajes en el TNC. Podré descansar los meses de verano, y me parece buena idea, pero también tengo ganas de trabajar. No creo que salga ninguna otra obra en tan poco tiempo, pero alguna cosa saldrá.
¿No te ves dirigiendo?
Para nada. Te requiere mucho. Tienes que perseguir a todo el mundo. Sí que habría textos que me gustaría hacer, pero no me vería capaz.