Suelta (Halley Records) es el nuevo trabajo en solitario de la pianista, cantante, productora y compositora Meritxell Neddermann. Es un disco de 10 canciones, configuradas de manera que navegas dos extremos musicales y, de hecho, la artista quería que fueran bofetadas de canción a canción, con una trayectoria atrevida de inicio a fin. El nuevo trabajo se conforma también de piezas más experimentales y exploración de nuevos sonidos, también ha tanteado nuevas vías a la hora de componer y ha desembocado en un disco donde la electrónica, el pop y toda la experimentación mezclado con la esencia de la pianista se configura como una unidad creativa.

Neddermann empezó a componer este disco durante la pandemia, justo después de publicar su primer disco en solitario: In the Backyard of the Castle. La pianista no escucha mucha música en su día a día, pero le gusta desde el folk, pasando por Jordi Savall y la rumba cubana. Bebe de referentes como Supertramp y James Blake, a la vez que tiene una extensa formación: la artista estudió clásico en el Conservatorio del Bruc y moderno en el Taller de Músics. Después fue a Berkley, y se quedó viviendo en Nueva York durante 3 años. Ahora ya hace 6 que ha devuelto y no se ha quedado quieta: ha sido la pianista de la gira internacional de Jorge Drexler y ha ido explorando y cogiendo impulso para Suelta.

Foto: Pere Francesch / ACN

El Mercat de Música Viva de Vic, el escenario de presentación

La presentación del disco fue en el Mercat de Música Viva de Vic, el mismo festival donde presentó su álbum debut en solitario 3 años antes, aunque las condiciones no eran las mismas: el primero fue un concierto pandémico y online y, por lo tanto, "el ambiente era un poco lúgubre", apunta. Comparado con aquello, pues, ha habido una mejora gigante: con un aforo del 90% en el Auditorio de la Atlántida de Vic, la artista pudo actuar y presentar el nuevo trabajo delante de un público con ganas de escuchar el nuevo disco. También a nivel de exploración personal considera que ha abierto nuevos caminos, utilizando sintetizador y yendo hacia la música electrónica, tal como dice el título del disco, se ha soltado y, además, "ha habido una evolución natural y se han ido asentando las cosas a la hora de performarlas", comenta.

Ha habido una evolución natural y se han ido asentando las cosas a la hora de performarlas

La definición del disco podría ser orgánico y experimental; Neddermann ha probado también nuevas maneras de componer, "desde la producción, no tanto desde el songwriting tradicional". Suelta está formado de canciones más tradicionales y otras más de exploración, una navegación entre dos extremos: por una parte más inspirado en Supertramp y otros artistas de los setenta y los ochenta y, por otra parte, la experimentación y exploración con sintetizadores, "en medio de eso el eje vertebrador y la esencia soy yo y mis armonías", apunta. Meritxell considera que hay algunas canciones que son más fáciles de digerir o escuchar que de otras que son más amargas; por ejemplo, las que son más pop cree que pueden gustar a más gente. Independientemente de eso, no deja de tener la necesidad de hacer música: "Me sienta extremadamente bien componer, producir y tocar el piano, y por eso lo hago", confiesa.

Bofetadas de canción a canción (en el mejor de los sentidos)

Con respecto al orden del disco —aunque considera que hoy en día todo el mundo escucha las canciones en el sentido que quiere y, por lo tanto, no cree demasiado en eso—, esta artista igualmente considera que el orden "es superatrevido, es un viaje y vas de un lugar al otro como una pelota de ping-pong". Si tuviera que hablar de una canción en concreto del disco sería Déjame, la cual "es una especie de Frankenstein de mis samples" y, aunque no tenía claro que pudiera entrar, la acabó añadiendo y, "aquí sí que siento que di un paso más allá de Suelta". Y la verdad es que muchas veces se habla de experimentación y nuevas texturas, pero no acabamos de saber qué quiere decir. Con Déjame se entiende a la perfección con sus 3 minutos y medio de duración.