Ser catalán es una de las grandes suertes de la vida, pero no lo negaremos, también una pequeñísima tortura. Todos los pueblos tienen cosas buenas y cosas malas, pero los catalanes somos más pesados que nadie y siempre doblamos la apuesta en todo, por eso si no teníamos bastante con los pronoms febles, decidimos adoptar un sistema para decir las horas que asusta terroríficamente a cualquier persona que las dice a la manera de otro país.
Saber a qué hora vivimos no sólo es nuestra forma de estar en el mundo, sino de tener conciencia de cómo estamos en él, por eso hoy a La Tumbona os presentamos el práctico e infalible Método Pastel para aprender a decir las horas en catalán.
Aferrarse al futuro
Dijo David Trueba que ser impuntual es permitir a la persona que te está esperando repasar todos tus defectos durante los minutos que llegas tarde, por eso sólo hay una cosa más triste que llegar tarde: hacerlo y argumentar que no entiendes la hora en catalán. Con el objetivo de poner fin a este desbarajuste y de mantener viva la manera de decir las horas en Catalunya, el Método Pastel que hoy os presentamos se basa en tener en cuenta una concepción muy simple: el tiempo va siempre hacia adelante y los catalanes tenemos prisa, por eso nos ceñimos a lo que está por llegar. Si tenemos claras estas premisas indisolubles, decir las horas en catalán está chupado.
Somos conscientes de que somos un pueblo que se lame las heridas, que canta con honor el único himno nacional del mundo en tono menor y que cada dos por| tres se remite al pasado para argumentar los anhelos de futuro, pero todo eso es la personificación idealizada y ramplona que se ha hecho de los catalanes, ya que para comprender que somos un pueblo emprendedor, resiliente y capaz de encarar el futuro con valentía a pesar de las dificultades, sólo hay que ver cómo decimos las horas: poniendo la mirada en aquello que vendrá, aunque todavía no esté completado, y no anclándonos en el recuerdo de aquello ya superado.
El pastel
La mejor forma para entender las horas es imaginándonos un pastel: el tiempo va adelante, por lo tanto cuando toca una hora en punto (15.00 h), aquella hora ya es pasado y los 59 minutos y 59 segundos restantes por anticipado son el tiempo que nos zamparemos como un pastel cortado en cuatro cuartos. Por eso tenemos prisa, porque cuando tocan las tres en punto, nuestra referencia es que ya falta sólo una hora para las cuatro y el pastel que empecemos nos lo tenemos que imaginar con un 4 bien grande escrito encima.
Ponemos un ejemplo: cuando son las 15.15 h, nuestra referencia conceptual no es la hora ya superada (las tres), sino la hora que en cuarenta y cinco minutos llegará (las cuatro). Sólo entendiendo que la referencia se sustenta siempre en el futuro comprenderemos por qué las 15.15 h es un quart de quatre ("un cuarto de cuatro"): porque ya han pasado 15 minutos desde que hemos empezado el pastel iniciado a las 15.00 h, por lo tanto el roscón que tenemos en frente es el que contiene todos los minutos que faltan para comernos las cuatro y a las 15.15 h, lógicamente, ya nos hemos comido un cuarto.
La manera castellana de decir las horas funciona conceptualmente diferente, ya que siempre se aferra a la hora pasada para informar de qué hora es, por eso las 15.15 h son "las tres y cuarto". En catalán todo se invierte, por eso no sólo nos aferramos a la hora que vendrá, sino que primero decimos los cuartos que faltan, después los minutos y, para acabar, la hora: las 15.18 h son un quart y tres minuts de cuatro, que haciendo la equivalencia con el pastel vendría a ser "nos hemos comido un cuarto y tres gramets del pastel".
Vivir pensando en aquello que vendrá
Escribió Ángel González que "te llaman el porvenir porque no llegas nunca", por eso en Catalunya decir la hora pensando en la hora que viene después y no en la hora que ha venido antes es una forma de comprender la vida. Precisamente este es el problema por el cual tanta gente no comprende las horas en catalán: porque no se trata de una simple cuestión lingüística, sino conceptual. El sistema catalán, cuando dice un quart de quatre a las 15.15 h, se aferra a la hora que vendrá (las cuatro) cuando faltan 45 minutos para su llegada y sólo pasan 15 minutos de la hora anterior (las tres).
El alemán es la única lengua en qué la aplicación de los cuartos pensando en la hora que vendrá también se utiliza, pero en su caso a partir de la media hora, es decir, cuando técnicamente está la misma distancia entre las tres (30 minutos) y las cuatro: "se ist halb vier". En el resto de lenguas, los cuartos aplicados a la hora que vendrá sólo se utilizan a partir de tres cuartos de hora, cuando faltan 15 minutos para la hora que llegará. Es el caso del italiano ("manca uno quarto alle quatro") o el inglés ("a quarter to four"). En catalán este sistema para decir las horas sólo pervive en los dialectos catalanes del Principat de Catalunya, ya que en el País Valencià, las Illes Balears, la Catalunya Nord y el Alguer se utilizan las formas utilizadas por las lenguas vecinas, como el castellano, el francés o el italiano.
Si queréis evitar tener una primera cita con alguien, quedar a dos quarts de set para tomar alguna cosa y que la persona en cuestión os haga esperar una hora, llegue a las 19.30 h y alegue que "creía que habías dicho en las siete y media", explicadle el Método Pastel para aprender las horas en catalán y problema resuelto. Porque sabemos que el nuestro es un país peculiar y extraño, pero por encima de todo, estaréis de acuerdo que hay que evitar que Catalunya sea una tierra llena de historias de amor frustradas a la primera cita por culpa del reloj.