Imaginaos a una mujer con el pelo corto, que viste pantalones, fuma y practica deporte. Entiendo que no os sorprenda, pero si os digo que os la imaginéis en los años 30, ¿no se os tambalea? Pues Remei Rahola, nacida en 1897, encajó y defendió este perfil de mujer, excepto cuándo iba a casa del suegro. Este espíritu moderno estaba presente en su manera de vestir y también en su modus vivendi. Fue una artista de la fotografía y hoy el MNAC le dedica una exposición: Mey Rahola 1897 - 1959. La nueva fotógrafa. La muestra, comisariada por Lluís Bertran, Roser Martínez y Roser Cambray, se puede visitar hasta el 29 de mayo.

La exposición se encuentra en medio del recorrido de arte moderno del museo, después de la sala de esculturas de vanguardia y antes de la sala dedicada a fotografía, cine, publicidad y diseño de la vida moderna. Es una ubicación que, a pesar de resultar complicada de llegar, tiene todo el sentido; todavía hoy detectamos la modernidad en las fotografías de Mey Rahola. La fotógrafa adoptó soluciones que rompían con el establecido hasta entonces, como es el uso del contrapicado. Aquello que dicen "no es el qué, es el cómo", en su caso son ambas cosas, porque en sus fotografías trataba temáticas poco habituales.

Un viaje emocional

Mey Rahola dedicó muchos carretes, por ejemplo, a la navegación deportiva; un tema poco frecuente, pero para ella tan amado. De hecho, esta exposición es fruto de una colaboración con el Museo del Empordà, que ha organizado una monografía de este tema. Esta pasión por la vela es una característica más de su personalidad de mujer moderna o en otras palabras "nueva mujer". Muchas de sus fotografías son protagonizadas por este prototipo femenino, a menudo encarnado por su hija Maria Teresa Xirau.

Sepultureros municipales / Foto: Mey Rahola

El recorrido de estas fotografías, ordenadas cronológicamente, es un viaje de altibajos emocionales. Hay fotografías que nos rebozan de amor y de felicidad al contemplar a los hijos de la fotógrafa disfrutando del aire libre. Incluso, no habría dicho nunca que me reiría ante una fotografía de dos sepultureros municipales que se muestran bien simpáticos. Por el contrario, hay escenas causadas por la guerra civil que son tan dramáticas, que te remueven el alma, como La cola del pan (1936 - 37).

La otra Rahola

Hay que tener en cuenta que Mey Rahola siempre formó parte de la burguesía. Venía de una próspera familia de comerciantes y armadores de Cadaqués y después se casó con Josep Xirau Palau (1893 - 1982), catedrático de Derecho. Todo, le permitió dedicarse a la fotografía artística, yendo más allá de la fotografía de ámbito familiar, en la cual quedaban relegadas las mujeres de entonces. El privilegio de tener tal cojín económico le dio acceso a revistas ilustradas y productos fotográficos, como la cámara Rolleiflex, que, aunque nos parezca muy vintage cuando la vemos expuesta, en los años 30 era lo más moderno del mercado. Ahora bien, ella, como prácticamente todas las mujeres de la época, primó la condición de esposa y madre.

Cola del pan / Foto: Mey Rahola

Después de esta exposición, espero que muchos catalanes al oír el apellido Rahola ya no solo piensen en la famosa periodista y escritora Pilar Rahola, sino que también recuerden a la reconocida fotógrafa Mey Rahola.