6h. Mi día de Sant Jordi empieza la madrugada antes. Me levanto a hacer un pipí, todavía es oscuro y fuera hay un silencio absoluto. Quiero intentar descansar un poco más, pero ya no es una cosa que pueda decidir. Cuando suena el despertador estoy bien despierta. Hace mucho sol. Tengo la sensación que no hará frío. Me arrepentiré todo el día.
8.30h. Paso por la librería Vicky, en el barrio, a firmar la novela (Com un batec en un micròfon) para una exalumna que también me hace llegar el libro que ha escrito ella (cosas bonitas de Sant Jordi). Vicky me regala un bolígrafo de punta fina negra y me dice que está vendiendo muy bien el libro y que al final han montado la parada dentro porque al mediodía lloverá. Intento no hacer mucho caso de la segunda advertencia. Voy hacia el metro. Hace sol, pero hace frío. Compro una rosa a unos estudiantes en Plaça de Sants que las personalizan con una tarjeta con versos de Marçal y letras de Manel. Y me la dejan pagar con Bizum.
Paso por la librería Vicky, en el barrio, a firmar la novela para una exalumna que también me hace llegar el libro que ha escrito ella (cosas bonitas de Sant Jordi)
A las nueve y cuarto entro en el Palau de la Virreina. Hay xuixos troceados y magdalenitas buenísimas, pero resuenan las voces, la multitud y hace frío. Somos un gentío, avanzamos hacia la foto. Hay algún empujoncito sutil en el último momento para llegar a las primeras filas. ¿Cuando salgo me preguntan "qué esperas de Sant Jordi?". "Encontrarme con los lectores, compartir un momento con gente que te ha leído o que tiene ganas de leerte". Soy muy poco original. Me tendría que haber pensado una respuesta mejor. Corremos hacia Catalunya Radio, a Els Experts y después hacia el centro.
10.30h. Tengo la primera firma en la Plaça de Vila de Gràcia. El único lugar donde estaremos anchos. Voy todo el día acompañada de Lidia, de la editorial, que es encantadora y nos acabaremos explicando la vida. Empiezo a ver que tendré dos problemas: dónde hacer pipí y cómo no congelarme sentada en la silla de la parada. Pero vienen lectores y te pasa el frío y te pasa todo. Que te han leído, que la han recomendado. Una chica de Murcia que aprendió catalán leyendo los cuentos. Una pareja que leyó Te diré R. Es emocionante. Caminamos para llegar a las siguientes firmas, en el Paseo de Gracia. Viene a sdaludarme gente que conozco. Actores de La Puntual, familiares lejanos de Barcelona, gente que tendría que saber cómo se llama. "¿Para quién lo dedico?". "¡Para mí!". A veces te contestan su nombre y lo puedes salvar sin parecer una desconsiderada que no se merece que le compren el libro. No paro de beber agua y no me doy cuenta de ello. El cielo se nubla.
Empiezo a ver que tendré dos problemas: dónde hacer pipí y cómo no congelarme sentada en la silla de la parada.
14h. Como en la terraza de la editorial. Comparto espacio con gente que admiro. Hablamos de este discurso sobre los libros que vas repitiendo en todas partes y que a veces no tienes claro ni de dónde ha salido, ni de si es real, ni de si ahora podrías hacerlo completamente a la inversa. Caen cuatro gotas y pienso que la Vicky tenía razón. Esperamos que no dure mucho. Corremos hacia Radio Estel, en Rambla Catalunya. Llevamos todo el día llegando diez minutos tarde a todas partes. Como un día normal mío, pero en versión sostenida y sin poder andar deprisa.
17h. No, la lluvia no ha durado. Pero ha quedado el cielo tapado y todavía hace más frío. Lídia me ofrece su fular (ya nos hemos explicado los años universitarios). A las firmas de la tarde vienen alumnos y exalumnos. Algunos no quieren el libro, pero han pasado a saludarme. Mi padre está preocupado porque hay autores que no firman al lado de otros que firman mucho (sufre más él que los autores que no firman). Mi madre me pregunta si solo viene gente que conozco (como si los hubiera amenazado o pagado alguna cosa para que vinieran). Marc me trae café y nos miramos desde la distancia, a través de las cabezas. Estamos contentos de hoy. Vienen las amigas, compañeros de trabajo. Nos abrazamos, nos hacemos alguna foto para recordarlo y corro hacia la carpa de 3Cat, a Les dones i els dies y hablamos del amor romántico. El café es diurético y en los bares has de hizo una buena cola para ir al baño.
Viene un chico que lo ha leído, le pregunto si le ha hecho sufrir y me ha dicho que "ha sufrido más a la vida"
19.30h. Una señora viene con muchas ganas de leer la novela y me dice que es la primera vez que hace que le firmen un libro (me hace ilusión que haya pensado que valía la pena). Viene un chico que lo ha leído, le pregunto si le ha hecho sufrir y me ha dicho que "ha sufrido más a la vida". Viene otro chico que se llama Queraltó y estamos convencidos de que compartimos algún antepasado. Un padre y una hija: "Nos lo leeremos los dos". Una chica joven: "¿Cómo es que has elegido este título tan extraño?". Otra: "He leído la primera página y me ha gustado mucho", espero que lo que sigue no la decepcione. He estado al lado de Imma Monsó, de Eva Baltasar, de Júlia Bertran, de Vicenç Villatoro, de Maria Barbal, de Carme Serna. Nos hemos puesto al día de nuestro día, hemos comido catanias y nos hemos dedicado libros. A última hora vienen a decirle a la Baltasar que ha sido de las más vendidas. Le hace ilusión, pero no le da una importancia excesiva. Y lo hace de corazón, porque lo que le interesa, por encima de todo, es escribir. La admiro mucho.
7.10h. Paro el despertador dos veces. Dormiría toda la mañana. Ya ha pasado, pero la alegría gana al cansancio. Pongo a hacer café y corro a la ducha, que ya voy tarde y a las 8h. tengo clase.