Un 25 de junio, hace 10 años, moría en su mansión de Bel Air Michael Jackson, el Rey del Pop, víctima de una sobredosis de un cóctel de tranquilizantes. Su médico personal, Conrad Murray, le había inyectado estos medicamentos, a petición del mismo Jackson, y cuando volvió al cabo de un rato se lo encontró en parada cardiaca. No conseguirían que recuperara la conciencia. El cantante, que había dejado los escenarios unos años antes, pero que preparaba su retorno con el espectáculo This Is It, no volvería a actuar.
A los diez años de su muerte, las polémicas sobre la vida y la obra de Jackson están lejos de haberse apaciguado. Todavía hay grandes discusiones entre "jacksonistes" y "antijacksonistes" pero cada vez parecen más definidas ciertas cuestiones. Las sombras sobre su vida sexual no dejan de aumentar: el número de pruebas sobre sus actividades pederastas parecen incrementarse. El documental Leaving Neverland, difundido el pasado febrero, ha supuesto un duro golpe a los que todavía defendían la inocencia del artista. Su conflictiva relación con la negritud también genera virulentas discusiones: para algunos, todavía, es la encarnación del triunfo afroamericano, para otros, un renegado que se despigmentó y blanqueó. Su muerte tampoco estaría exenta de polémica: hay pocas dudas de que Jackson pagaba a Murray para que le suministrara drogas legales. Algunos acusan de todo ello al padre de Michael, Joe, quien explotó despiadadamente a sus hijos con el fin de convertirles en rentables estrellas (aunque poco antes de morir, en una entrevista, afirmó que se había limitado a criarlos "correctamente").
Pero, por otra parte, el legado musical de Jackson cada vez está más en el margen de cualquier discusión. Incluso los que en vida del músico no sintonizaban mucho con su estilo han tenido que reconocer la revolución musical que supuso su obra. Thriller está aceptado, casi unánimemente, como uno de los grandes álbumes de su época.
El impacto de las acusaciones de pedofilia ha marcado un perfil bajo para este décimo aniversario. El intento de la familia Jackson de contrarrestar las acusaciones con un filme propagandístico del cantante ha tenido poco efecto. Algunos de los grandes conciertos previstos se han suspendido. Algunas emisores de radio del Quebec, de Australia y de Nueva Zelanda han decidido no volver a radiar música del Rey del Pop. Este décimo aniversario no es el que sus fans incondicionales habían previsto.