Después del desastre electoral del 12 de mayo en Catalunya, se hace más evidente que nunca la necesidad de una militancia lingüística permanente con el fin de proteger y promover nuestra lengua. Los resultados de estas elecciones no solo reflejan cambios políticos, sino también la fragilidad de la lengua catalana en un contexto sociopolítico complejo. Es momento de reflexionar críticamente sobre nuestras estrategias y comprometernos con una defensa activa y constante del catalán. Ya basta de decir, ¡toca hacer y actuar por la lengua!
Además, los resultados electorales ponen de manifiesto una falta de sensibilidad lingüística en el discurso político y social. Los partidos que han obtenido más apoyo no han priorizado el catalán como eje central de sus políticas, y eso es un reflejo de la desconexión entre la militancia lingüística y la realidad política actual. Esta situación exige una respuesta contundente y bien organizada por parte de todos aquellos que queremos y defendemos el catalán.
Primero de todo, hace falta tener muy claro que la militancia lingüística no puede ser una tarea puntual ni relegada a momentos de crisis y tiene que basarse en la cooperación entre instituciones, entidades culturales y toda la ciudadanía. ¿Y qué entendemos por militancia lingüística? La militancia lingüística es un compromiso activo y constante con la defensa, promoción y uso de la lengua, especialmente en contextos donde ésta pueda encontrarse en peligro de ser marginada o sustituida por otras lenguas más dominantes. Este concepto incluye una serie de acciones que tienen como objetivo asegurar la vitalidad y la supervivencia de una lengua, así como promover su uso en todos los ámbitos de la vida social, cultural, educativa y económica. Y no solo en estos ámbitos, también en los medios de comunicación, en la legislación y políticas públicas, en la cultura y la literatura, en la tecnología y en las redes sociales.
Una serie de acciones... ¿Cuáles? ¿Las podemos concretar? ¡Sí, y tanto! Acciones y medidas como la creación de asociaciones lingüísticas y campañas de concienciación y sensibilización lingüística, la defensa activa de los derechos lingüísticos a través de acciones (legales, a poder ser) y de presión política para garantizar que la lengua tenga un trato justo e igualitario en ámbitos como la administración pública, la justicia o los medios de comunicación. ¡Ah! Y no nos olvidemos de la promoción de la producción cultural de la lengua; hace falta que demos apoyo a autores, músicos, cineastas y a todo tipo de creadores que trabajan en catalán y por la lengua, que la defienden y que hacen difusión de ella. Y también hay que velar por una organización ininterrumpida de actos y acontecimientos en que se promocione la lengua y la literatura catalanas. Y, si hace falta, también será necesario que organicemos congresos y espacios de debates lingüísticos.
Tendremos que ser nosotros, la gente, quien se organice y luche por la causa, quien se manifieste, exija y tenga muy claros sus derechos lingüísticos
Estos son solo algunos ejemplos de cómo se puede llevar a cabo la militancia lingüística en varias áreas de la sociedad. Cada comunidad lingüística puede adaptar y ampliar estas estrategias según sus necesidades y objetivos específicos. Y no os penséis que esta militancia lingüística se hará y se llevará a cabo desde las instituciones, porque estas ya nos han dejado muy claro que la lengua no es ni será una prioridad para gobernar este país. Tendremos que ser nosotros, la gente, quien se organice y luche por la causa, quien se manifieste (como en Palma) y quien exija y tenga muy claros sus derechos lingüísticos. A lo largo de la historia, el catalán ha sobrevivido gracias a la resistencia y el esfuerzo colectivo y de la gente, aunque este haya sido objeto de persecución y marginación. Pero hoy día, los retos que nos ocupan y preocupan son diferentes: la globalización, la digitalización y los cambios demográficos nos pondrán a prueba, a nosotros y a la capacidad de nuestra lengua para mantenerse viva y activa. ¡Militancia lingüística permanente ya!