Se ha acabado "no está bien". "Está triste". "Son tonterías". "Lo afectan demasiado las cosas". "No aguanta la presión". Estas frases vacías y profundamente criminilizadoras hacia los procesos mentales, quizás funcionaban antes. Ya no. Afortunadamente, ansiedad y depresión son términos que cada vez se utilizan con más normalidad y no se enmascaran tras eufemismos que hablan de supuestas debilidades individuales y esconden pero problemas estructurales. Un hecho que ha quedado en evidencia con el suicidio del popular youtuber y streamer catalán Gabriel Chachi.
Aquellos a los que amo
Visibilizar es aceptar. Y es pedir ayuda: una máxima recomendada por las organizaciones que promueven la salud mental. Las cosas por su nombre: el poeta Paul Curran (27 años) se suicidó. Después de muchas turbulencias, For Those I love (2021), uno de los artistas irlandeses de música electrónica del momento, publicó un disco homónimo, homenaje a su amigo. Sin esconder ni un término: crudo, sensible, empático. Tras For Those I love hay David Balfe. Tiene 30 años.
C. Tangana (30 años), Queralt Lahoz (30 años) o –para poner tres ejemplos bien diferentes– Bad Bunny (26 años) han hablado también abiertamente sobre su salud mental. Y sobre la identidad y la autoexplotación. Otros jóvenes, de otros mundos, igual de mediáticos, también lo han hecho. Como la influencer e ilustradora Catanabel (26 años), que reivindica el papel clave de la terapia y cómo de difícil es encontrar un equilibrio en la relación con las redes sociales. O Àlex Gibert, que constantemente hace referencia a la importancia de la salud emocional en los vlogs de su canal de YouTube.
Exteriorizad los problemas
La cultura popular millennial –y la zeta, más si cabe– lo está diciendo más claro que ninguna otra generación anteriormente: estamos hasta los huevos de cómo se han tratado hasta ahora los procesos mentales. Hasta el punto que cuestiones que siguen siendo tabú a los medios tradicionales, ya no lo son en las principales plataformas de streaming. El pasado 3 de junio moría el youtuber y streamer Gabriel Chachi (25 años). Era un miembro muy conocido a la comunidad estatal de Internet. Colaboró –entre otros– en Hoy no se sale, uno de los magazines millennials por excelencia.
Toda la comunidad de creadores de contenido en castellano se volcó con el suceso. Sr. Cheeto, veterano creador de contenido, hizo un llamamiento claro: "Chicos, de verdad, si estáis fastidiados, pedís ayuda a alguien, a quien sea. No os ahoguéis en vuestra mente, exteriorizad los problemas. Y ayudad a los que veis atrapados. Por favor os lo pido". Mismo mensaje que el de Maya Pixelskaya (Vodafone Yu o Zapeando), experta en gaming, en Twitter.
Que en España cada día mueran 10 personas por causas evitables (3600 al año, un 80% hombres) y siga sin ser una emergencia nacional, pues qué queréis que os diga.
— Maya Pixelskaya (@Pixelskaya) June 2, 2021
Descansa en paz, Gabriel.
La salud mental no es un juego
No era la primera vez que un youtuber, que un streamer, hablaba de salud mental: El Rubius (31 años), uno de los youtubers con más seguidores, fue uno de los primeros a romper la lanza.
Demasiado solo. En su escritorio. Demasiada presión.
Ibai Llanos, el capo de esta nueva hornada de creadores de contenido y comunicadores en Twitch, uno de los que más repercusión tiene, y de los que mejor ha casado la relación con los medios tradicionales, ejerciendo muchos veces de divulgador, como en su intervención en Lo de Évole, de puente para romper el edadismo, habló abiertamente. De forma tajante.
"No soy médico, ni profesor, ni sé de nada. Pero cuando os hablo de estos temas lo hago desde mi experiencia personal, pero si tenéis problemas de salud mental, explicadlo. Soy el primero que se guarda las cosas, pero me he dado cuenta de que cuando te guardas las cosas, tienes un problema. Puedes acabar en un pozo mucho fondo. Incluso podéis llorar con los amigos, que parece que no podamos hacerlo," explicaba Llanos, de 27 años. "A mí un profesional me ayudó. Sí, los psicólogos son muy caros. Es una vergüenza". No se equivocaba.
Le ha tocado recibir al mundo del gaming. Pero el de la salud mental no es un juego que se queda sólo tras la pantalla de un ordenador. Dos días antes de la muerte de Gabriel Chachi, la tenista número dos del mundo, Naomi Osaka, dijo que pagaría las multas que hiciera falta para no tener que hablar ante la prensa para no agravar el proceso de depresión que sufre desde hace un tiempo. Tiene 23 años. Finalmente abandonó Roland Garros.
A excepción de algún artículo surgido del más profundo de una fosa abisal, de una caverna con peste de naftalina, como el de Toni Nadal, exentrenador del tenista de Manacor, las redes le apoyaron. ¿Por qué no cambiar las normas de atención a la prensa para hacerlas más inclusivas y más respetuosas con los cuidados, con los diferentes procesos emocionales y mentales? Si lo hubiera pillado actualmente, quizás el destino del futbolista André Gomes (27 años) en el Barça sería otro. ¿Un paquete? Sufría depresión.
Pero lo más importante. No hay que pertenecer a la música, al mundo de YouTube o al deporte profesional para extraer lecciones sobre la importancia de promover la salud mental: una de cada cinco personas sufrirá algún trastorno mental a lo largo de la vida. Con un poco de suerte, y con estos ejemplos mediáticos auspiciados por las nuevas generaciones, todo será mucho más fácil, todo se enderezará mucho antes de que el sufrimiento rompa el pecho.