Hace pocos días Gabriel Rufián polemizaba con Mariano Rajoy en la sesión de control del gobierno español sobre el acuerdo firmado entre el Ministerio de Educación y el de Defensa para que este último colabore con algunos aspectos de la enseñanza en las escuelas y en los institutos. Pero, en realidad, hace tiempo que este programa está en marcha y el Ministerio de Defensa ya ha preparado varios materiales para los centros educativos.
Militares en las aulas
El Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) del Ministerio de Defensa cuenta con una línea de preparación de materiales para centros educativos, ya que entre sus objetivos figura: "Dar a conocer, en el ámbito educativo, las Fuerzas Armadas y su papel activo en la protección de la paz, la seguridad y defensa nacional e internacional, como un elemento más de su conocimiento del Estado". No se sabe por qué el gobierno español considera que el Ministerio de Defensa es el más capacitado para desarrollar este tipo de contenidos en detrimento de los profesionales del Ministerio de Educación, y de las autonomías que tienen competencias en Enseñanza. Pero es más: los militares, a través del IEEE, incluso ofrecen materiales sobre el agua, sobre la globalización o sobre la energía y las materias primas, con una relación más que indirecta con la paz y la defensa. Algunos de los materiales ofrecidos por el Ministerio de Defensa son de calidad francamente dudosa. En uno de ellos, del que es coautor un teniente coronel, la "paradoja de la abundancia" del continente africano se atribuye a "las monedas fuertes", "al alto índice de desempleo", a "la volatilidad de los precios en los mercados internacionales" y a que "no se suelen aplicar estrategias de crecimiento sostenible a largo plazo" (en buena parte, pues, la pobreza sería responsabilidad de los propios pobres). Algunos de estos materiales ni siquiera están firmados por sus autores, y por lo tanto, no se puede verificar su competencia en cuestiones pedagógicas.
1492 es el inicio de una época dorada para España, que extiende sus dominios por todo el planeta
Retorno a los conquistadores
El Ministerio de Defensa ha colaborado con diferentes instituciones para producir materiales para niños que ha repartido por escuelas y ha colgado a la web del IEEE. Entre ellos no faltan los cómics que enaltecen la tarea colonial de España en América Latina: ensalzan las figuras del cartógrafo Juan de la Cosa, del almirante Blas de Lezo, del comandante Luis Vicente de Velasco... En la novela gráfica sobre Blas de Lezo se advierte, ya desde el principio, que los militares del cómic usan la bandera española, que en aquel tiempo no existía como tal, "porque el público al que va dirigido no entendería otra enseña para España". De la misma manera, en la introducción y los epílogos en estos cómics se hace una apología de la conquista española de América: se hace constar que "1492 es el inicio de una época dorada para España, que extiende sus dominios por todo el planeta" hasta el punto que "en el Imperio Español no se pone el sol". La sumisión de los pueblos americanos al poder español se liquida con la explicación que "inmensos territorios de América formaron parte de España durante siglos". No hay ni una referencia a valores democráticos o simplemente humanitarios.
El África española, sin colonialismo
El ejército español se ha pasado décadas elogiando su papel en la conquista de Marruecos (en realidad, muchas publicaciones del Ministerio de Defensa todavía lo hacen). En cambio, el IEEE, en sus materiales escolares, ha preferido liquidar por completo el colonialismo. Ofrece un material para Bachillerato titulado España en África, que se anuncia como una herramienta para "conocer la estrecha relación de los territorios africanos con España durante los siglos XVIII-XX". Curiosamente no hay ni una sola mención a la violenta conquista española del territorio, ni durante la Guerra del África (1859-1860) ni durante las campañas de Marruecos (1909-1927). No se habla de los bombardeos del Rif con armas químicas, ya prohibidas; ni de las tomas de rehenes; ni de la quema de poblados rebeldes a la soberanía española; ni de las mutilaciones que practicaban los legionarios y regulares a sus enemigos, vives o muertos... Tampoco hay ninguna referencia a la guerra de Ifni (1957-1958), la última librada por España. En ningún momento se menciona que la colonización supone el espolio de los derechos de las poblaciones locales. En el caso de Guinea se explica que "Francia y Alemania se apoderaron de la mayor parte del territorio" que correspondía a España, sin citar en ningún caso porque estos territorios tendrían que pertenecer al Estado español y que ya tenían unos habitantes con unos sistemas políticos propios. La legitimación del colonialismo es constante, y va asociada a la estigmatización de las sociedades colonizadas. Argelia sería un "territorio entonces repartido entre jefes locales, habitado por varias tribus y que carecía de una organización de tipo estatal". Y en el Canarias "en cada isla habitaba una o varias tribus", usando el término estigmatizador "tribu" y sin mencionar ni siquiera a qué pueblo pertenecían.
Defensar Perejil
Uno de los apartados del libro repasa los territorios que España todavía tiene en África: Canarias, Ceuta, Melilla, el Peñón Vélez de la Gomera, el Peñón de Alhucemas, la isla de Perejil, la isla de Alborán y las Islas Chafarinas. El texto defiende a ultranza el mantenimiento del territorio bajo el dominio español y se argumenta que no es cierto que no tengan importancia para España. La operación militar en Perejil del 2002 se considera un "incidente provocado por Marruecos" que es un ejemplo de "la necesidad de respuesta a provocaciones exteriores para mantener el status quo".
Con la descolonización del Sáhara, "España perdió el acceso a importantes recursos que habían supuesto grandes inversiones e investigaciones: pesca, fosfatos, cobre, uranio y otros minerales"
El proyecto neocolonial
El material sobre el África es un panfleto a favor de la explotación neocolonial de las ex colonias. En el caso del Sáhara, la catastrófica descolonización, que supuso la opresión de los saharianos bajo una dominación extranjera y el estallido de una larga guerra, lo que lamenta el texto es que "España perdió el acceso a importantes recursos que habían supuesto grandes inversiones e investigaciones: pesca, fosfatos, cobre, uranio y otros minerales". No se plantea ningún cuestonamiento de la legitimidad que tenía España para explotar dichos recursos. En el caso de Guinea se recoge un texto del ex ministro Marcelino Oreja de claro tono neocolonial y paternalista, donde celebra el envío "de asesores españoles para cada ministerio ecuatoguineano". En este apartado, además, se usa un texto de propaganda del gobierno guineano para llamar a una mayor presencia empresarial española en las excolonias: "El ejecutivo guineano ofrece numerosas ventajas a aquellas empresas dispuestas a ofrecer una oportunidad al desarrollo al país", y apunta que son especialmente bienvenidos los empresarios españoles que colaborarían en el "proceso de desarrollo". En primer lugar, es obvio que las empresas que invierten en el exterior van en busca de beneficios y no de ayudar, pero lo que es más grave es que este texto es absolutamente falso: numerosos empresarios (también españoles) han sido estafados cuando han intentado invertir en Guinea Ecuatorial asociados en la élite local, porque en aquel país no hay ninguna seguridad jurídica. Porque lo que no dice en ningún punto este material del Ministerio de Defensa es que el gobierno de Guinea Ecuatorial, con el que tanto colaboraba España, es una dictadura.
El papel del Ejército español en Europa, al igual que lo fue en la época de los Tercios, sigue siendo relevante
Apología del Duque de Alba
Uno de los materiales, para alumnos de la ESO, está dedicado al ejército español y a los Tercios de Flandes "que representaron el poderío español en el corazón de Europa". Los mercenarios de los Tercios son descritos como "soldados voluntarios, junto a profesionales a sueldo". Evidentemente, no hay ninguna mención a las ejecuciones masivas dictadas por el Duque de Alba a través del Tribunal de los Tumultos, ni tampoco al saqueo de Malinas durante tres días de matanzas por parte de los Tercios, a quienes se autorizó a tomar botín, matar y violar, porque llevaban meses sin cobrar (como se puede imaginar, tampoco se citan las famosas matanzas de Zutphen y de Naarden). En realidad, buena parte del material sobre la presencia española en Flandes está consagrado al "Camino español", la vía por la que los Tercios enviaban tropas de refresco en Flandes. La violenta sumisión del territorio quedaría oculta bajo esta "proeza logística", que se supone que "tiene su paralelismo hoy en el papel de las fuerzas armadas". Como documento pedagógico para discutir en clase no se aporta ningún documento histórico ni ningún estudio de un historiador, sino un fragmento de una novela histórica de Arturo Pérez-Reverte, en el que se explica que los flamencos, "se consolidaban en su rebeldía gracias al culto calvinista, más útil para los negocios de sus burgueses y comerciantes que la verdadera religión, opresiva, anticuada y poco práctica para los que preferían habérselas con un dios que aplaudiera el lucro y el beneficio". En conclusión: el independentismo no sería sino la expresión de una burguesía egoísta.
La bandera española es un símbolo de nuestra nacionalidad, nuestra historia, nuestros derechos y nuestras libertades
Obsesión de los símbolos y por la "integridad territorial"
El Ministerio de Defensa tiene numerosos materiales educativos sobre los símbolos "nacionales" "que representan a todos los españoles": el himno, la bandera y el escudo (aunque en algún caso también hacen referencia al rey y al ejército). La bandera española: "ondeando en los edificios oficiales, pintada en la cara, a la proa de un barco o colgada en un balcón..." sería "un símbolo de nuestra nacionalidad, nuestra historia, nuestros derechos y nuestras libertades". En algunos casos, el IEEE ha colaborado en la elaboración de materiales con la Asociación para la Divulgación de la Hispanidad (Disad), el objetivo de la cual es que "los españoles sintamos como propio aquello que simboliza nuestra pertenencia a España (bandera, himno e incluso el propio nombre de España)". En varios de estos materiales pedagógicos se destaca que la Ley Orgánica de la Defensa Nacional otorga al ejército la misión de preservar la "integridad territorial de España". El IEEE incluso ofrece para los alumnos de bachillerato un material sobre "El concepto de Estado: territorio, soberanía y monopolio de la fuerza", en el qué hay incluso un cierto debate sobre qué es una nación... Parece que el que decide qué es y qué no es una nación, en el Estado español, es el Ministerio de Defensa.
El ejército como ONG
Para legitimar al ejército español, los materiales del IEEE recurren continuamente a la unidad militar de emergencias y a las misiones humanitarias, presentando el ejército como una herramienta de solidaridad, nacional e internacional (en algún punto comparan su función con la de las ONG y el de las agencias internacionales). Todo eso con un tono muy paternalista. Obviamente no hay ningún punto en que se cuestione los efectos de algunas de las intervenciones internacionales (los expertos en mundo árabe consideran que la intervención occidental a las Guerras del Golfo fueron, justamente, la cuna del yihadismo). Evidentemente, en ningún caso son materiales pensados para fomentar entre los niños el espíritu crítico.