Miquel Barceló no ha escondido nunca su gran admiración por Antoni Gaudí, e incluso escogió la Pedrera para exponer su última retrospectiva, BARCELÓ. Todos somos griegos, una muestra exhaustiva de sus cerámicas. Esta vez el pintor, escultor y ceramista originario de Felanitx ha ido más allá y quiere hacer un gran mural de cerámica en la fachada de la Gloria de la Sagrada Família. El artista mallorquín se ha interesado por adornar la fachada y se ha puesto en contacto con los responsables del templo, para que las comisiones artística y teológica estudien la propuesta
La fachada de la Gloria es el portal principal del edificio, orientado hacia el mar y situado, casualmente, en la calle Mallorca. El proyecto que plantea por ahora la Comisión teológica contempla que en la fachada de Glòria haya un fresco gigante -o un mural cerámico- repleto de esculturas de un mínimo de 36 santos. Y estaría en la parte que tiene que simbolizar el Cielo, la que podría llevar la firma de Miquel Barceló. Justo bajo el Cielo, está previsto también una amplia representación de oficios, encabezados por Jesús y Josep como carpinteros, y la parte del Infierno también se esculpirá en la fachada, pero estará soterrada.
La propuesta de Barceló pasaría por el diseño de las cerámicas de esta fachada con el estilo inconfundible del mallorquín, que fusiona al contemporáneo con elementos tradicionales, y que podría aportar una nueva dimensión en la basílica. Según apuntan fuentes próximas al artista, los trabajos en el espacio se podrían prolongar hasta 10 años.
Gaudí no dejó nada escrito sobre la fachada de la Gloria
La fachada de Glòria es un inmenso lienzo en blanco del cual Gaudí no dejó casi nada escrito. La Comisión Teológica, encabezada por el arquitecto Jordi Faulí, elaboró un informe extenso basándose en los álbumes, y en las notas de los discípulos inmediatos y posteriores a Antoni Gaudí. Este informe se remitió al Vaticano, y por ahora solo contempla una gran escalinata, que implicará el derribo de los edificios de delante, construidos a mediados de la década de 1970 por Núñez y Navarro. La escalinata conduciría en una gran plaza que se situará sobre la calle Mallorca.
La intervención del artista reconocido internacionalmente, buscaría reflejar tanto la espiritualidad del lugar como su herencia cultural, generando un diálogo entre el pasado y el presente. No obstante, no hay confirmaciones oficiales sobre una colaboración, y solo se ha podido corroborar que existen conversaciones y un gran interés de Barceló.