Barcelona, 1 de septiembre de 1640. Hace 384 años. El Dietari de la Generalitat consignaba la recepción de una misiva oficial del rey hispánico Felipe IV declarando la guerra a Catalunya. Aquella misiva, que la cancillería de Madrid tituló “Las cargas que su magestat haze al principado de Cathalunya”, marcaba el inicio de una etapa incierta. Y el propio Dietari, mediante las anotaciones de los días inmediatamente posteriores, revela que la principal preocupación de las clases rectoras catalanas pasa a ser la articulación de una defensa para hacer frente a la amenaza hispánica. El 20 de agosto, reunidos los Braços Estamentals (el equivalente al actual Parlament), aprobaban la constitución del Exèrcit de Catalunya. Y el 7 de septiembre de 1640, en Ceret, los representantes diplomáticos catalanes y franceses firmaban una alianza militar.

Anotación de las acusaciones de Felipe IV contra Catalunya para justificar la declaración de guerra. Fuente Dietario de la Generalitat (01 09 1640)
Anotación de las acusaciones de Felipe IV contra Catalunya para justificar la declaración de guerra / Fuente: Dietari de la Generalitat (01/09/1640)

¿Qué relación tenían Catalunya y la monarquía hispánica?

Para entender el sentido de la declaración de guerra de Felipe IV a Catalunya, hay que saber cómo estaba articulada la relación entre el Principat y el poder central hispánico. Y en este punto es importante saber que desde la unión dinástica entre Fernando e Isabel (1479), Catalunya era un dominio independiente dentro del edificio político hispánico. Durante la etapa de los Reyes Católicos (1479-1516) y de sus sucesores Habsburgo (1518-1700), la monarquía hispánica fue un puzzle de arquitectura confederal, compuesto por muchísimos dominios independientes, vinculados al poder central a través de la figura del rey y de sus respectivas y diferenciadas relaciones bilaterales con el poder central. Por decirlo de un modo rápido y comprensible, la monarquía hispánica de los siglos XVI y XVII es una especie de Unión Europea con música de Pierluigi da Palestrina.

¿Cuál era el origen de la crisis catalano-hispánica?

También, para entender el sentido de la declaración de guerra de Felipe IV a Catalunya, hay que saber que la crisis entre las instituciones catalanas y el poder central hispánico se remontaba a 1623, coincidiendo con el nombramiento de Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde-duque de Olivares, como ministro plenipotenciario. La Europa del momento se debatía entre dos nuevos modelos de Estado: el absolutismo, representado por la Francia borbónica, y el parlamentarismo, representado por Inglaterra y los Países Bajos independientes. Olivares optó por el primer modelo y su política siempre estaría encaminada a derribar la arquitectura confederal hispánica y sustituirla por un modelo uniforme, centralizado y absolutista. Sus encontronazos constantes con Catalunya serían el origen de aquella crisis.

Retrato de Pau Claris. Fuente Museo de Historia de Barcelona
Retrato de Pau Claris / Fuente: Museu d'Història de Barcelona

¿Por qué la declaración de guerra?

No es posible entender la creación de los Miquelets sin explicar cómo se fabrica la guerra entre Catalunya y la monarquía hispánica. Y en este punto, otra vez, es muy importante saber que aquel conflicto fue fabricado, a propósito, por la cancillería de Madrid. Olivares, incapaz de doblegar a las tenaces clases dirigentes catalanas, maniobró para sumir a Catalunya en un estado de crisis y revuelta que debía justificar la invasión militar hispánica y la supresión del autogobierno catalán. Desplazó, a propósito, el frente principal de la Guerra hispano-francesa (1635-1659) de los Países Bajos hispánicos al Rosselló, y lo aprovechó para introducir 40.000 Tercios de Castilla en el Principat, que se comportaron como lo habrían hecho en cualquier país ocupado. El 7 de junio de 1640, festividad del Corpus de Sangre, el pueblo de Catalunya dijo basta.

La evolución de la idea de nación

La nación catalana de 1640, presidida por Pau Claris, tiene una arquitectura ideológica evolucionada del concepto "nación" con respecto a, por ejemplo, la del cronista medieval Ramon Muntaner; que se refiere a ella para identificar a un conjunto de comunidades culturalmente heterogéneas pero políticamente subordinadas a un mismo poder feudal. Lo que pasaba en la Catalunya de Pau Claris es lo mismo que pasaría en los Países Bajos de los Witt o enla Inglaterra de Cromwell. Las clases rectoras ya no eran las oligarquías feudales medievales, sino las élites plebeyas modernas, con una idea evolucionada del concepto de nación (comunidad histórica y cultural con una proyección de futuro). Por lo tanto, cuando el pueblo de Catalunya dice basta (festividad del Corpus de Sangre), las clases rectoras catalanas se sienten interpeladas y asumen el liderazgo de aquel proceso revolucionario.

Regimiento Migueletes (1705 1714). Fuente Memorial 1714
Regimiento Migueletes (1705 1714) / Fuente: Memorial 1714

La idea moderna del concepto de nación y el surgimiento de los Miquelets

El 20 de agosto de 1640, los Braços Estamentals aprobaban la creación del Exèrcit de Catalunya. Y redactaban una misiva dirigida a todos los sargentos mayores de cada una de las veguerías del país (los máximos responsables policiales del territorio) que decía: “ajustà lo número de gent (...) que seran aptes per lo maneig de les armes, ço es, pica, mosquet i arcabús, i reservarà impedits, eclesiàstics, i los que seran de edat de 60 anys en amunt ( ...) Dit sergent major i ajudants disciplinaran los soldats aptes per lo maneig de dites armes ab molt amor, policia i cuidado (...) ensenyant-los la obediència i lo orde (...) formant-los en esquadrons (...) i qu’els apliquen en fer-los exercir los puestos d’alferes, sargent i cab d’esquadra, reservant per lo mateix exercici los puestos de capitans per les persones generoses o particulars”.

Las Companyies d’Almogàvers

Los tiempos en los que los barones feudales, en virtud de la servidumbre del "servicio militar", llamaban a sus vasallos a la guerra (siglos X a XV) ya habían pasado a la historia. Con el triunfo revolucionario de los Remensas (1486), Catalunya sería el primer país de Europa en iniciar la demolición del régimen feudal. Y eso explica, también, que en 1640, la idea evolucionada de nación era general en la sociedad catalana. Y explica, también, que los Braços Estamentals tuvieran que revestir ideológicamente aquella leva general con el propósito de reforzar el sentimiento de cohesión nacional. En aquel dramático escenario, marcado por la amenaza de destrucción de la nación catalana, los Braços Estamentals recurren a la épica de la tradición popular y llaman parte de esas levas "Companyies d'Almogàvers".

Felipe IV y Olivares. Fuente Natrional Portrait Gallery, Londres y Museo Hermitage. San Petersburgo
Felipe IV y Olivares / Fuente: National Portrait Gallery (Londres) y Museo Hermitage (San Petersburgo)

El Royal-Catalan

En 1642, el mariscal La Mothe-Houdancourt, general en jefe del ejército francocatalán, ordenó la disolución de las Companyies d'Almogàvers, por su indisciplina y su tendencia al pillaje. En aquel momento, ya eran denominados "Miquelets" —probablemente por la derivación del nombre de uno de sus jefes militares, el capitán Miquelot de Prats—, y no se tiene más noticias de ellos, hasta que, en las postrimerías del conflicto (1657), con el Principat ocupado por los hispánicos, el cardenal Mazzarino —ministro plenipotenciario de Francia— busca un revulsivo y crea el Regimiento Royal-Catalan, formado por antiguos miquelets roselloneses. Dicho regimiento trascendería en el tiempo, más allá de la guerra, quedaría incorporado al ejército regular francés y adquiriría un gran protagonismo en el conflicto franco-británico por el dominio de Norteamérica (1754-1763).

De 1640 a 1714

Pero mucho antes del Royal-Catalan, los Miquelets reaparecen en Catalunya, y lo hacen con más fuerza que en 1640. El 9 de noviembre de 1705, punto culminante de la revolución austracista, Catalunya despide fulminantemente a Felipe V. En esa operación (desembarque aliado angloneerlandés, expulsión del aparato borbónico de Barcelona y nombramiento de Carlos de Habsburgo), había tenido un papel destacado el Reial Exèrcit de Catalunya, formado, en parte, por una leva de 6.000 miquelets (julio-agosto, 1705) que, a diferencia de la de 1640, estaba integrada, exclusivamente, por voluntarios. Durante la guerra y hasta el último aliento de Catalunya en ese conflicto (septiembre, 1714), los miquelets (infantería y caballería ligeras) jugaron un papel fundamental, junto con la Coronela de Barcelona y el resto de regimientos del Reial Exèrcit de Catalunya.

Mapa político de Europa (1645) donde se ven claramente las fronteras que separan Catalunya de la Monarquía Hispánica. Fuente Biblioteca Digital Hispánica
Mapa político de Europa (1645), donde se ven claramente las fronteras que separan Catalunya de la monarquía hispánica / Fuente: Biblioteca Digital Hispánica

Miquelets y Mossos d'Esquadra

Concluida la guerra y desarmado el país, los miquelets, sorprendentemente, reaparecen como voluntarios proscritos que desarrollan tácticas de guerra de guerrillas contra la ocupación borbónica franco-española. En aquel contexto, aparece una de las figuras más destacadas del mundo miquelet, Pere Joan Barceló i Anguera (Marçà-Capçanes, 1682), llamado, popularmente, "Carrasclet". El jefe guerrillero e indiscutible héroe popular Carrasclet personifica una de las historias más paradójicas de la Catalunya del siglo XVIII. Entregado a una guerra para vengar la represión de los militares de Felipe V sobre la población civil catalana, sufriría la persecución de un cuerpo policial de nueva creación fundado por Pere de Veciana, alcalde borbónico de Valls, y formado por su parentela, que se acabaría denominando Mossos d'Esquadra.