El Institut d'Estudis Catalans y el Institut Català d'Antropologia han convocado una jornada sobre "Antropología e identidad nacional". Además de una mesa redonda, la jornada ha contado con un interesante debate entre Verena Stolcke y Joan Francesc Mira. Verena Stolcke, catedrática de la UAB, hizo trabajo de campo en Brasil y en Cuba, y se especializó en el estudio del racismo. El valenciano Joan Francesc Mira es uno de los antropólogos más destacados de aquí, y fue el primero en publicar una etnografía en catalán. En 1984 publicó un libro emblemático: Crítica de la razón pura. En él proponía una serie de claves de análisis del hecho nacional que más tarde se pondrían muy de moda en todo el mundo. En pleno debate sobre el soberanismo, y en medio de la crisis de los refugiados, éste era un debate más necesario que nunca.

Refugiados y exclusivismo nacional

Verena Stolcke ha analizado el fenómeno de los refugiados y el rechazo que generan; contra lo que se ha dicho habitualmente, opina que tiene poco que ver con el racismo. Ella argumenta que tiene que ver más con el rechazo a los extranjeros: no se rechaza a los "otros" por ser de otra raza, sinó porque se considera que suponen una amenaza a la entidad nacional. Stolcke ha recordado que el mismo concepto de ciudadanía es consustancial a la reserva de ciertos derechos para los miembros del propio colectivo y la exclusión de estos derechos a los foráneos. Por lo tanto, para Stolcke, cualquier nacionalismo tiene el potencial para conducir al rechazo al otro.

No sólo Occidente

Stolcke ha citado a Daniel Cohn-Bendit para resaltar que la exclusión de aquellas personas que no son miembros del colectivo es un fenómeno muy antiguo, casi universal, pero que se agrava a partir de la revolución francesa con la aparición del nacionalismo. Citando el Abbé Barrouel, y sus Memoires pour servir le jacobinisme, de 1803, ha explicado como en el nacionalismo, "el amor general", destinado a toda la humanidad, pasa a ser secundario frente al "amor nacional", restringido a los miembros del propio grupo. Stolcke ha apuntado que las sociedades modernas tienen una parte meritocrática, pero que también valoran mucho algunos hechos innatos, como la nacionalidad. Stolcke se ha remitido a Pierre Bourdieu y considera que hay que repensar el concepto de ciudadanía ante el avance de la sociedad moderna.

Llevo treinta años estudiando la nación y todavía no sé qué es. Y ni usted, ni yo, ni el Espíritu Santo, ni don José Ortega y Gasset podemos explicar qué es la nación.

La nación creada

Joan Francesc Mira ha querido destacar que la nación es un fenómeno nuevo, que se remonta a los siglos XVII y XVIII; históricamente las sociedades se han organizado de formas muy diversas. La identificación entre un poder, un colectivo, un territorio y unas normas no ha existido siempre. Pero ha reconocido que esta lógica nueva ha funcionado muy bien: "Hoy en día todo el mundo, cuando habla de su identidad, se remite a un mapa de colores". Un mapa de colores que falsea y simplifica la realidad, pero que acaba por ser un referente para todo el mundo. Apunta que hoy en día, si quieres reivindicar alguna cosa, tienes que hacerlo en términos nacionales: "Incluso los pueblos aborígenes del Canadá hablan de naciones aborígenes, aunque obviamente, aquello que ellos entienden por nación es una cosa muy diferente a lo que entendemos nosotros". También se ha referido al caso de los saharauis: "Ahora se reivindican como nación, pero hace sesenta años, su sentido de pertenencia seguro que era muy diferente. Entre los nómadas del Sahara el clan y la tribu marcaban las lealtades primordiales y las fronteras no tenían sentido". 

La nación inexplicable

Joan Francesc Mira ha resaltado que, ante esta diversidad de realidades, y ante el uso del nacionalismo en contextos muy diferentes, la nación se convierte en una cosa muy compleja. Él, con toda modestia, asegura que no la acaba de entender: "Llevo treinta años estudiando la nación y todavía no sé qué es. Y ni usted, ni yo, ni el Espíritu Santo, ni don José Ortega y Gasset podemos explicar qué es la nación".

La sacralización

Mira ha denunciado la sacralización del hecho nacional, y ha destacado que incluso aparece un vocabulario que ayuda a esta sacralización, como "violación del espacio aéreo" o "avalancha migratorio". Y ha apuntado que esta sacralización contribuye a reforzar las barreras entre las comunidades nacionales. El antropólogo valenciano no cree que la globalización esté, hoy por hoy, alterando sustancialmente las lógicas nacionales. Afirma que la globalización afecta, sobre todo, "a los capitales y a cuatro miembros de la élite", y asegura que "la mayoría población continúa dentro de la lógica de los mapas de colores".

Optimismo

A pesar de poner de manifiesto los peligros del nacionalismo, Joan Francesc Mira no se ha identificado a las críticas al progreso de algunos de los asistentes. "Estamos mucho mejor que hace 200 o 300 años", ha comentado, para añadir: "Hemos avanzado. Pero nos queda mucho más para avanzar". Verena Stolcke no parecía muy convencida con este optimismo. El debate, sin respuestas, ha abierto grandes interrogantes.