Antoni Miralda (Terrassa, 1942) es uno de los artistas más polifacéticos y disruptivos de los últimos cincuenta años del panorama artístico catalán. Su trayectoria se caracteriza por la creación de proyectos de arte colaborativo que irrumpen el espacio público. Sin embargo, hasta el 1 de octubre, en La Virreina podemos conocer su faceta fotográfica, rescatada e investigada por primera vez por Ignasi Duarte (Barcelona, 1976) en el 2022. La muestra Miralda i Elle ha sido comisariada por Valentín Roma.

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Miralda y Elle reúne una selección de las mejores instantáneas del fotógrafo catalán / Foto: Arxiu ICUB

Rompiendo los cánones

Se trata de fotografías que hizo de muy joven, durante su estancia en París entre el 1967 - 1971, cuando colaboró como fotógrafo publicitario con la revista de moda Elle. Estas imágenes indican por dónde irán sus creaciones artísticas posteriores, ya que son fotografías que también toman como escenario el espacio público. El hecho de que Miralda se llevara los modelos por las calles de París a fotografiarlas fue algo mucho innovador en los años sesenta. Hasta entonces, todas las fotografías de revistas de moda utilizaban un fondo gris impersonal donde la mujer era un objeto más. En cambio, Miralda rompe con estos cánones; la mujer toma protagonismo y aporta una narrativa a las imágenes a partir de combinar las prendas de ropa con los escenarios públicos.

Miralda busca los rincones de París menos normativizados. Escoge las calles donde hay más ebullición y se aleja de los bulevares de Haussmann. De esta manera, acerca la moda a la cultura popular

Eso no es todo, Miralda busca los rincones de París menos normativizados. Escoge las calles donde hay más ebullición y se aleja de los bulevares de Haussmann. De esta manera, acerca la moda a la cultura popular, cosa que se empezaba a gestar en los años sesenta. Una imagen que capta a la perfección todo este pensamiento de Miralda es una fotografía tomada en 1968 en el parque de tractores de Massey-Ferguson, en París. La fotografía es un mar de tractores rojos y la composición es interrumpida por dos modelos a primera línea vestidas con una gabardina beige y complementos del mismo rojo que los tractores.

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Miralda rompió con los cánones de la fotografía de moda de la época / Arxiu ICUB

La exposición ocupa una de las salas pequeñas de La Virreina. El primer espacio simula lo que podría ser un estudio de revelar con la típica luz roja. Además, en la puerta hay una cortina que vela por la buena conservación de los negativos expuestos. Esta sala está bañada en colores fluorescentes, como los que estaban de moda en los años sesenta, cosa que a menudo nos pasa desapercibida porque la gran mayoría de imágenes que nos han llegado son en blanco y negro. A lo largo de la exposición encontramos negativos, impresiones y ampliaciones originales. En algún caso se indica cuáles fueron publicadas en Elle por decisión de la editorial y cuáles son las favoritas del autor. La muestra acaba con una sala divina donde el suelo está cubierto por una alfombra rosa brillante y se proyectan diapositivas en la pared. Mientras tanto, suena música de los años sesenta que habla de la moda, como la mítica These Boots Are Made for Walkin' (1966) de Nancy Sinatra.