Santo Domingo (colonia de la Hispaniola), 1 de octubre de 1500. Hace 524 años. Francisco Fernández de Bobadilla —juez pesquisidor (policía-fiscal-juez) nombrado por los Reyes Católicos— y Nicolás de Ovando —capitán del ejército castellanoleonés—, al frente de un pelotón militar, detenían, engrillaban y disponían la deportación de Cristóbal, Bartolomé y Diego Colón en Castilla. Los Colón, recluidos en una mazmorra peninsular, serían obligados a renunciar a las Capitulaciones de Santa Fe, el contrato firmado por la monarquía católica y por los financieros del primer viaje (1492), que garantizaba el reparto de los beneficios de la empresa entre todas las partes implicadas en esa iniciativa. ¿Por qué la monarquía hispánica rompió ese pacto? ¿Por qué detuvo, engrilló, deportó, encarceló, extorsionó y usurpó a los Colón?
La empresa colombina
La empresa colombina tenía una naturaleza estrictamente privada. La corona hispánica, representada por los reyes Fernando e Isabel, era una de las partes, pero ni la única ni la principal. La participación en esa empresa estaba muy repartida y cada uno de los actores que representaban un papel en ella tenían perfectamente acotada su función: el valenciano Santàngel y su entorno son los financieros de una operación que requirió un gran esfuerzo económico; el también valenciano Papa Borja es el ideólogo de la proyección cultural europea y espiritual cristiana a las nuevas tierras; los Colón son los expertos navegantes que tienen que culminar ese proyecto y gestionar la extracción de los recursos sobre el terreno, y los Reyes Católicos son los responsables de aportar el aparato militar necesario para garantizar el despliegue colonial.
¿Cómo se desarrolla, sobre el terreno, la empresa colombina?
Las fuentes documentales revelan que, a partir del segundo viaje (1493), que sería el primero con un objetivo colonizador, los Colón crean unas infraestructuras de gobierno en la colonia que, a nuestros ojos actuales, serían de una naturaleza autoritaria y despótica, pero que en aquel contexto histórico eran ciertamente innovadoras. No olvidemos que la empresa colombina coincide cronológicamente —y no por casualidad— con el fin de la edad media y del régimen feudal (el del equilibrio entre los tres estamentos del poder: corona, nobleza e Iglesia), y con el inicio de una nueva era que conduciría a los regímenes monárquicos absolutistas de los siglos XVII y XVIII. Los Colón tienen la ambición de crear un Nuevo Mundo, en todos los sentidos, e implementan esta nueva ideología del poder, con lo que se convierten en la máxima autoridad política, militar y judicial en la colonia.
¿Quiénes eran la gente de Colón?
Cuando los Colón crean estas infraestructuras (en los asentamientos pioneros de Santo Tomás, La Isabela y La Vega, o en la primera capital colonial de Santo Domingo), confían la gestión a personas de su entorno. Son lo que, contemporáneamente, llamaríamos "cargos de confianza" (nombrados a dedo por los Colón o por alguno de los actores de la empresa) y son "el partido catalanovalenciano". Entre esa gente encontramos, por ejemplo, al leridano Bernat Boïl, primer administrador apostólico (equivalente a obispo) del Nuevo Mundo (1493), nombrado a propuesta del Papa Borja; al gerundense Pere Bertran, al que podríamos considerar el primer mayor de policía del Nuevo Mundo (1493), nombrado a propuesta del rey Fernando, o al tarraconense Miquel de Ballester, el primer alcalde europeo de la primera capital colonial americana, Santo Domingo (1497), nombrado directamente por los Colón.
El conflicto con los colonos castellanoleoneses
¿Todo eso significa que los Colón y su entorno catalanovalenciano fabricaron el poder y aplicaron la ley a su conveniencia? ¿Es cierto que, contra las instrucciones de la Corona, esclavizaron masivamente a los indígenas y que, contra la voluntad de la reina Isabel, marginaron y condenaron al fracaso a los colonos castellanoleoneses? La respuesta es no. Porque lo que pasó, en realidad, es que los Reyes Católicos se dieron cuenta de que el potencial de extracción de recursos del Nuevo Mundo era muy superior a lo que inicialmente habían previsto. Y aprovecharon un conflicto por el reparto de lotes de tierras y de esclavos entre la administración colombina y un grupo de colonos castellanoleoneses liderados por un elemento denominado Roldán, para fabricar una batería de pruebas y acusaciones falsas que derivarían en un proceso judicial.
La suplantación del aparato colonial colombino
La deportación y reclusión de los Colón en una mazmorra peninsular (nunca fueron juzgados) tuvo más consecuencias que el desmoche del aparato colonial colombino. Esa maniobra se tradujo en la sustitución de todos los "cargos de confianza" de los Colón (el partido catalanovalenciano) por funcionarios castellanos de la Corona (Bobadilla, Ovando) y por los líderes de los colonos castellanoleoneses (Roldán y su entorno). Pero tuvo todavía una consecuencia más relevante: el cambio de modelo de esa empresa, que pasó de ser una iniciativa privada (con el patrocinio de la Corona hispánica) a un modelo totalmente público (monopolizado y exprimido por la Corona hispánica). Bobadilla permaneció en Santo Domingo y por orden de la cancillería de los Católicos asumió la gobernación de la colonia y la convirtió en un cargo funcionarial.
El gobernador Bobadilla
Fernando e Isabel fueron por lana y salieron trasquilados. Bobadilla convirtió la Hispaniola en el mayor agujero negro de corrupción de la monarquía hispánica. Y cuando la cancillería de los Católicos lo descubrió, envió a Ovando a la colonia, pero, entonces, con la misión de arrestar a Bobadilla y a su entorno. Lo que sucedió a continuación es una historia digna de una novela negra. En abril de 1502, Ovando llegaba a Santo Domingo, pero hasta dos meses más tarde no se producía la detención y deportación de los acusados. Sin embargo, lo más revelador todavía tenía que llegar. El 1 de julio de 1502, la carabela "El Dorado", que llevaba a Bobadilla y Roldán a la Península, naufragó en las costas del mar Caribe, y los hombres que, en un juicio público, habrían podido poner a los Reyes Católicos en una situación muy comprometida, desaparecían para siempre.
El gobernador Ovando
Ovando ordenó el embarque de Bobadilla y de Roldán justo en el momento en el que un huracán barría el mar Caribe. No puede decirse que Ovando hubiera fabricado el naufragio, pero sí se puede afirmar que urdió la desaparición de los "incómodos" Bobadilla y Roldán. Ovando se convirtió en el segundo funcionario de la Corona en ocupar el cargo de gobernador de la colonia, y la investigación historiográfica moderna estima que, durante su gobernación (1502-1509), la Hispaniola pasó de una población indígena de 500.000 personas a 60.000. Dicho de otro modo, durante la gobernación de Ovando, se cometieron de forma abusiva e impune los tres principales delitos que Bobadilla y los Reyes Católicos habían imputado a los Colón para tramar su detención, deportación y extorsiones.
¿Fiesta de la Hispanidad o una historia de injusticias, usurpaciones y exterminios?
Ni se promovió la evangelización de la población autóctona, con el propósito de mantener su potencial o efectiva condición de esclavos (estaba prohibido esclavizar a un cristiano si no era por una deuda impagada); ni se impartió justicia (se privilegió al colectivo de colonos castellanoleoneses, incluso a los condenados por delitos); ni se administró la colonia racional y humanamente (la monarquía hispánica se convierte en una máquina extractiva insaciable). Esta es la verdadera historia del 12 de octubre. Una historia de injusticias, usurpaciones y exterminios. Y no la Fiesta de la Hispanidad (la pretendida aportación de la civilización hispánica, de pretendido carácter universal, a los pueblos americanos) que se inventaron Alfonso XIII, Maura y Romanones en 1918.