De series basadas en películas hay un buen puñado, pero son contadas las excepciones en que se consigue ir más allá de la original. Se acostumbra a caer en el error de expandir la historia para adaptarla a la narrativa serial, y en la mayoría de los casos acaba siendo una evocación, más voluntariosa que efectiva, de sus momentos más recordados. Pocas veces se ha hecho tan bien como en Mrs & Mrs. Smith. El filme en que se inspira, dirigido por Doug Liman y protagonizado por Angelina Jolie y Brad Pitt, era una correcta comedia de acción que alternaba una puesta al día de los relatos de espías con las convenciones de la radiografía matrimonial. Su gran hándicap es que nunca acababa de encontrar el equilibrio entre los dos estilos, convirtiéndola en una película inclasificable que no exprimía todo su potencial.
La serie de Amazon, en cambio, tiene mucho más claro el cruce entre géneros y juega con mucha habilidad a dar la vuelta a las expectativas. Si en la película eran un matrimonio aburrido que descubrían que trabajaban para agencias rivales de espionaje y eso daba nuevos alicientes a su relación, en la serie son dos espías que trabajan para la misma agencia y que son aparejados para simular ser un matrimonio mientras cumplen los diferentes encargos que les hacen. Una novedad, esta, que los creadores Donald Glover y Francesca Sloane aprovechan para reorientar el foco de la narración: esto no es una comedia de acción, sino un retrato sentimental con un humor sutil y mucho más punzante que, eventualmente, hace incursiones en la acción. Una acción, por cierto, muy bien rodada y que siempre está al servicio del conflicto dramático.
Mrs & Mrs. Smith no es una serie perfecta, porque entre otras cosas la estructura de aires procedimentales la convierte, en algunos momentos, en una sucesión de esquemas que distrae de lo esencial. Pero el conjunto funciona a un nivel muy notable, y supera en todo a la película en que se basa, por su elegante, matizada y adictiva manera de hacer creíble la evolución de los personajes. Tanto da que sean espías, a qué se dediquen en realidad o el objetivo de cada misión: la gracia es cómo este mundo de fantasía y de intangibles (de "género") impacta en sus emociones y les hace caer las máscaras. Es decir, que es un thriller, y una comedia, y un actioner, pero sobre todo es la historia de dos seres que en busca de ellos mismos en medio de una farsa dirigida por un demiurgo invisible ("un dios que lo sabe todo", se dice de él) que decide quién vive y quién muere en función de su eficiencia.
Una metáfora de la vida en pareja más ácida e inteligente de lo que apunta a primera vista
Una metáfora de la vida en pareja más ácida e inteligente de lo que apunta a primera vista. Resulta impagable verlos cumpliendo encargos a plena luz del día mientras su relación se va construyendo (y después resquebrajando) por la diferencia de percepciones sobre relación. En este sentido es clave un guion que juega a subvertir los clichés con inteligencia (cada episodio está planteado como una etapa sentimental, dotada de un tono diferente en función de la etapa sentimental de los personajes) y la química entre la pareja protagonista, el mismo Donald Glover y Maya Erskine. Sin olvidar su espléndido final, el cual, sin entrar en detalles, da la justa medida de hasta qué punto estos señor y señora Smith se zampan a los de Brangelina.