El director de cine Agustí Villaronga ha muerto este domingo de madrugada a la edad de 69 años víctima de un cáncer, según ha informado la Academia del Cine Catalán en un mensaje en Twitter. Villaronga había anunciado que tenía esta enfermedad hace 14 meses.
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"Vengo de una generación que ha crecido con Ingmar Bergman y eso marca", decía entre risas en una entrevista a Revers, hace poco más de un año. "A mí me gusta reflexionar sobre temas profundos. Me conmueven los sentimientos extremos y muy al límite. Con todo, intento no alejarme del público. No quiero que mi cine sea una paja mental. Quiero que mis películas se entiendan". Y es que en el imaginario de Agustí Villaronga se respiraba libertad creativa y rebeldía, había poesía y riesgo estético, gusto para la experimentación y para la construcción de atmósferas, a veces irrespirables, como la que envolvía su sorprendente y celebrada ópera delgada, Tras el cristal (1986), o como la que convirtió Pa negre (2010) en la película catalana que, probablemente, lo cambió todo.
Porque Pa negre no solo arrasó a los Premios Gaudí de aquel año, con 13 galardones. También lo hizo a los Goya, llevándose nueve estatuillas, también la de Mejor Película y Mejor Director, algo insólito tratándose de un largometraje rodado en catalán. Y fue escogido por la Academia para representar el estado español a los Oscar, aunque no consiguió pasar el corte final y no llegó a ser nominada. "En cierta manera se entendió que con Pa negre estábamos representando una cosa que a mucha gente le hacía ilusión: que el cine en catalán podía llegar lejos", explicaba entonces.
"Hay un rechazo generalizado hacia el cine catalán; es una reacción política", había reflexionado el año pasado, en plena promoción de su penúltima película, El ventre del mar (2021). Hace unos meses, Villaronga todavía rodó la que ha acabado siendo su última obra, todavía sin estrenar, la comedia Loli Tormenta, que protagoniza Susi Sánchez.
Un creador insobornable
Nacido en Palma de Mallorca el año 1953, Agustí Villaronga era nieto de titiriteros que ofrecían su espectáculo en ferias y heredó de su padre la pasión por las imágenes en movimiento: "Con 14 años supe que quería hacer cine", explicaba. Fue entonces cuando descubrió el cine de Roberto Rossellini en el colegio y, poco después, le escribió una carta al mítico cineasta italiano en su escuela de cine en Roma. Le respondieron que era demasiado joven y que antes tendría que pasar por la universidad. Villaronga se licenciaría en Geografía e Historia.
Su formación no fue cinematográfica ("en mi época no había donde estudiar cine"), y la fue adquiriendo sobre la marcha. Primero, formando parte de la compañía de Núria Espert, con quién viajó por todo el mundo en una gira de Yerma, haciendo de actor y trabajando en la dirección de arte y el vestuario, tarea que desarrolló en la recordada adaptación de La Plaça del Diamant (1982), dirigida por Paco Betriu.
Después de hacer un puñado de cortometrajes, el año 1986 reunió las condiciones necesarias para poder hacer su deseada primera película, Tras el cristal. "Era completamente diferente de lo que se estaba haciendo en España", recordaba. "Se presentó en el Festival de Berlín y levantó una gran polémica. Además, estrenamos en los Estados Unidos antes que en España. Fue una película que a mí ya me colocó como un director raro. Se me adjudicó esta etiqueta".
Su carrera se movió en estos términos de libertad absoluta. Siempre insobornable, firmó El niño de la Luna (1989), 99.9 (1997), El mar (2000) y Aro Tolbukhin. Dentro de la mente del asesino (2002), antes de llegar a Pa negre: "Me cambió la vida totalmente. Antes era una persona más o menos interesante dentro del cine, pero un poco maldito. Entonces, al ganar tantos Goya, te sitúas en la industria. De sopetón es como si te aceptaran. Me empezaron a llegar ofertas de gente que nunca me habría imaginado que me llamaría. No es que mi vida fuera muy diferente, porque seguí más o menos fiel a las cosas que yo quería hacer". Villaronga rodaría después el telefilm Cartes a Eva (2012), que se llevó el Gaudí a Mejor Película para Televisión, y los largometrajes El rey de La Habana (2015), el documental sobre la figura de Rosa Novell El testament de Rosa (2015), Incerta glòria (2017) y Nacido rey (2019).
Hace poco más de un año y medio, el cineasta balear explicó que sufría un cáncer. Agustí Villaronga moría hoy a los 69 años de edad, dejando un legado audiovisual fabuloso, extraordinario. "No me sé definir como cineasta, pero si me fijo en qué me dicen, soy un director con una poética especial, ligada al mar o a la crueldad. Soy un cineasta curioso, porque con cada película he buscado cosas diferentes". Descanse en paz.