Pau Riba ha muerto este domingo a los 73 años. El "destructor" de la cultura catalana, tal como se había definido a él mismo, ha perdido la vida a causa de un cáncer de páncreas. Aunque se había recuperado, tuvo que volver a ingresar en el hospital a principios de este 2022. Riba es famoso por haber sido un transgresor, una auténtica institución de la contracultura catalana, y uno de los monumentos de la sala Zeleste de Barcelona. Un hippy nacido en Palma reconvertido en un icono musical en todos los Països Catalans a partir de la publicación de Dioptria, un álbum psicodélico de dos volúmenes que ha pasado a ser un imprescindible de la música catalana.

La contracultura tenía el objetivo de torpedear los pilares más básicos de la sociedad del momento, así pues, Riba se encargó de ser un soldado más de esta lucha y lo hizo con su mejor arma: la música. En el año 1975 el periodista Àngel Casas entrevistaba a este cantautor ―de entonces 26 años― y le hacía una pregunta, con una respuesta que pasaría a la historia, y que resumiría a la perfección las inquietudes culturales y artísticas de la juventud del momento: "¿Crees que ayudas a la cultura catalana, tú?". Pau Riba respondía: "Sí, destruyéndola".

Dioptria fue un gran éxito, y más tarde el artista se trasladó a Formentera, donde se mezcló con la cultura hippy. Las drogas se convirtieron en parte de su vida, siempre llena de experimentación. Riba abrazó el LSD y en esta isla tuvo dos hijos: Caïm y Pau, que también acabaron siendo músicos. Su carrera musical no se detuvo, y siguió publicando discos, como por ejemplo Jo, la donya i el gripau. Más tarde, sin embargo, Riba se reinventó. Este cantautor también fue diseñador, actor y presentador de televisión, además de colaborar en varios medios de comunicación.

A pesar de pertenecer a una familia burguesa, Riba se alejó de sus raíces. "Todavía estoy esperando que me paguen mis duros con el fin de comprarme una guitarra", manifestaba el cantautor cuando se le preguntaba en esta mítica entrevista si la Nova Cançó era un movimiento artístico fundamentado en la burguesía catalana. A finales de los años sesenta fue expulsado de Setze Jutges, y creó Grup de Folk con Jaume Sisa, Jordi Batiste y Oriol Tramvia. Unos nombres que han quedado gravados en la calle de l'Argenteria (o Platería, tal como se llamaba antes) gracias a la mítica sala Zeleste, la meca de la Via Laietana de Barcelona.

Riba explicó hace unos meses en su cuenta de Facebook que le habían diagnosticado un cáncer de páncreas. En su escrito detallaba que "después de seis meses con mucho dolor y con la doctora de cabecera apuntando erróneamente a dolor psicosomático, el mes pasado conseguí finalmente ser hospitalizado con un diagnóstico de cáncer de páncreas". El músico relataba: "No puede ser extirpado, dicen, por ahora y tal como está, vas tarde".

Luto por la muerte de Riba

El mundo de la cultura ya ha empezado a trasladar mensajes de pésame a la familia y los amigos de Riba, además de destacar su trayectoria artística. También lo han hecho políticos catalanes. El flamante presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich, ha asegurado que Riba pertenece a aquel grupo de artistas que "cambian el mundo". "La música catalana sin él sería otra cosa", ha publicado en su cuenta de Twitter. También ha destacado que ha sido "un referente de país y de compromiso con la cultura, la potencia literaria de sus temas y el imaginario que ha creado han acompañado muchas generaciones".

En la misma línea se ha pronunciado el president de la Generalitat, Pere Aragonès, que ha definido a Riba como un "poeta irreverente, generoso, creativo y auténtico". Ha añadido que es "todo un icono de la música y la cultura de nuestro país que deja una marca imborrable". Por otro lado, la presidenta del Parlament, Laura Borràs, ha deseado "un buen viaje y un buen descanso" al cantautor, además de parafrasear una de las canciones más famosas de Riba: "Añoraremos añorarte, estimado Pau".