La bailadora de flamenco y pintora Micaela Flores Amaya, más conocida como 'La Chunga', ha muerto este viernes a los 87 años a causa de un fallo multiorgánico, según ha informado su hijo en el programa de Antena 3 Y ahora Sonsoles. La artista, conocida internacionalmente por su forma de bailar descalza y por su estilo devastador, nació cerca de Marsella en 1938, ya que sus padres emigraron a Francia huyendo de la Guerra Civil y hasta 1948 no volvieron a Barcelona, donde se crio. Diagnosticada de cáncer de pulmón en 2011, ha pasado sus últimos años en una residencia después de que la enfermedad empeorara gradualmente. Su hijo, Luis Gonzalvo, ha asegurado este viernes que su madre hacía días que "entraba y salía del hospital". "Es triste y nunca es una noticia agradable, pero también ha habido un progreso largo de una enfermedad y entonces lo asumes un poco mejor", ha explicado.

La Chunga empezó bailando por unas monedas, acompañada por el canto de su prima, pero su carrera y el frenesí de su baile la llevó a convertirse en una especie de musa de los artistas catalanes y a entablar amistad con León Felipe, Salvador Dalí o Rafael Alberti. Fue el pintor Francisco Rebés quien la "descubrió" en una de estas actuaciones callejeras, y se convirtió en su padrino y protector. La presentó oficialmente en el cabaré El Emporium de Barcelona en 1955, momento que supuso su lanzamiento profesional como bailadora. Un año después, Pastora Imperio la contrató para actuar en su 'tablao' de Palamós, del que después pasó al Corral de la Morería, en Madrid.

 

Por mediación de la actriz norteamericana Ava Gardner, participó en dos películas en Hollywood, y aprovechando su estancia en América, actuó en Las Vegas, Nueva York y México. Volvió a España en 1958, convertida ya en una artista de renombre internacional, y en los años siguientes combinó las actuaciones en España con giras por el extranjero, en Europa, América, Japón y Australia. En 1961, presentó en Madrid su espectáculo de variedades Chunga Carrusel y en 1965 bailó en la sede de la Unesco, en París, y el semanario Paris Match le dedicó un amplio reportaje. En 1966 se casó con el director de cine José Luis Gonzalvo, con el cual tuvo tres hijos durante la siguiente década, en la cual estuvo alejada de los escenarios. Reapareció en 1977 en el madrileño Café de Chinitas, y al año siguiente se separó de Gonzalvo.

En los años 90, habiendo llegado a la cincuentena, dejó los escenarios y se centró en su otra pasión: la pintura. "Al retirarme del baile creía que me moría, porque ha sido toda mi vida. Tengo la columna y los pies destrozados. Pero Dios me dio este don de hacer cuadros... y a la gente les encantan", explicaba en 2006 a EFE con motivo de la presentación de una de sus exposiciones. Entonces, recordaba que un día, con 8 o 9 años, mientras posaba como modelo para Rebés por 15 pesetas la hora, se quedó sola en el estudio y como se aburría "como una ostra", se puso a pintar. Creó un estilo marcado por los colores intensos, en el cual destacaban los gitanillos, tablaos y macetas como elementos recurrentes. Era una forma de expresarse, aunque confesaba: "el baile es el que me ha salido de las entrañas. Era como un sueño; cuando me aplaudían, era cuando me despertaba".

Entre los muchos reconocimientos que tuvo destacan el Premio Cultura Gitana en la modalidad de Pintura y Artes Plásticas que recibió en 2009, y también las medallas de oro del Círculo de Bellas artes de Madrid y de la Asociación de la Prensa de Sevilla. En enero del 2011, La Chunga fue una de las artistas que se sumaron al manifiesto "Somos gitanos, somos flamenco", del Instituto de Cultura Gitana.