Ennio Morricone, autor de una obra musical cinematográfica que deja un mítico legado para la cultura mundial, ha muerto. El músico y compositor ganador de un Oscar tenía 91 años y perdió la vida la noche del 5 al 6 de julio en un hospital de Roma -Campuos Biomedico- por las complicaciones de una caída, en la que se rompió el fémur.
El compositor italiano produjo unas 500 películas de directores internacionales, convirtiéndole en uno de los creadores de música más versátiles e influyentes del mundo para el cine moderno. Con un aspecto permenente de corbata y gafas, puntualmente abandonaba Roma para escribir música durante semanas, pero no al piano, sino en un escritorio. Los directores con quien trabajaba explican que su música le brotaba de la mente, y que cogía lápiz y papel de partitura para anotar las notas de todas las partes de la orquesta. A los directores los maravillava su facilidad para representar guiones psicodélicos, tramas amorosas exageradas, pasajes tensos de alto drama, flashbacks señoriales del siglo XVIII o disonancias sorprendentes del XX.
Morricone nunca aprendió a hablar inglés, nunca dejó Roma y durante años se negó a volar a ningún sitio, aunque finalmente viajó por todo el mundo para dirigir orquestas, interpretando a menudo sus propias composiciones. Aunque escribió por Hollywood, no visitó los Estados Unidos hasta el 2007, cuando, a los 78 años, emprendió una gira de un mes.
Privacidad y humildad
La familia ha anunciado en un comunicado que el entierro se hará en una ceremonia privada "por respeto el sentimiento de humildad que siempre ha transmitido en sus conciertos y actos".
La nota añade que el maestro "ha conservado hasta el último momento plena lucidez y gran dignidad". Morricone ha muerto al lado de su querida compañera Maria, que ha estado a su lado en todos los momentos de su vida personal y profesional, y de sus hijos y nietos, a los cuales ha agradecido el amor y el cuidado que le han dado. Además, en las últimas horas de vida ha dedicado un un emotivo recuerdo a su público y seguidores, por su apoyo cariñoso del que siempre ha sacado la fuerza de su creatividad.
Será recordado por sus partituras de bandas sonoras de películas como Cinema Paradiso, La misión o El bueno, el feo y el malo.
El último homenaje, en pleno confinamiento
Profesores de la Universal Symphony Orchestra, "en honor y gratitud a todas las personas que en estos momentos pasan la cuarentena en casa", interpretaron el pasado mes de marzo -en pleno inicio de la pandemia del coronavirus- la banda sonora que Ennio Morricone creó para Cinema Paradiso, la película de Giuseppe Tornatore que se estrenó en Italia en 1988 y que se coronó con un Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
Vida prolífica
Nacido en Roma el 10 de noviembre de 1928, Morricone estudió en el Conservatorio Santa Cecília bajo la dirección de Goffredo Alessandrini y se diplomó en composición, trompeta y canto coral.
Empezó como compositor de música sinfónica y de cámara, mientras trabajaba además de arreglista de cantantes como Gianni Morandi o Jimmy Fontana.
Su primera incursión en el mundo de cine fue en 1961 con la creación de la banda sonora de la película El federal de Luciano Salcio y acabó forjando una estrecha colaboración con otros cineastas como Marco Bellocchio o Bernardo Bertolucci. Su gran éxito, sin embargo, llegó con el padre del spaghetti western, Sergio Leone, en películas como Por un puñado de dólares (1964), El bueno, el feo y el malo (1966), Hasta que llegó su hora (1968) o Agáchate, maldito! (1971).
Artista consagrado
Ya consagrado como uno de los más prestigiosos compositores de la historia de cine, trabajó con otros directores como Pier Paolo Pasolini, Lina Wertmüller, Roman Polanski, Oliver Stone o los españoles Luis Buñuel en Leonor (1975) o Pedro Almodóvar en Átame (1990).
Algunas de sus aportaciones más célebres son las composiciones para la cinta Cinema Paradiso (1988), de Giuseppe Tornatore; la obra maestra de Bernardo Bertolucci, Novecento (1976), o la historia de aquel misionero jesuita de La misión (1986).
El 2016 Morricone consiguió un merecido premio Oscar por la banda sonora que creó para el western Los odiosos ocho (2015) de Quentin Tarantino, una composición que le valdría otros reconocimientos como un Globo de Oro o el Bafta de la Academia Británica. La pasión de Tarantino por el maestro italiano es conocida por todo el mundo y tal es así que reutilizó algunas de sus melodías en películas como Kill Bill (2003), Malditos bastardos (2009) o Django desencadenado (2012) con Ancora qui.