Concha Velasco ha muerto este sábado a los 84 años de edad y con ella dice adiós una de las grandes damas de la interpretación española desde antes de la Transición. Hacía ya meses que el estado de salud de la polifacética artista copaba titulares, sobretodo desde que fuera trasladada por voluntad propia a una residencia ubicada en Las Rozas de Madrid a principios del año 2022. Velasco, que padecía de artrosis, necesitaba atención las 24 horas del día. El deterioro de su estado comenzó en 2014, cuando fue diagnosticada con un linfoma y estuvo a punto de morir en una de las varias operaciones a las que fue sometida, situación de la que acabó saliendo con unos resultados médicos positivos que le permitieron volver a los teatros. Pese a eso, se acabó retirando de los escenarios a finales de ese mismo año. Hace poco menos de un año, la vallisoletana volvió a ser ingresada en el hospital debido a un "débil estado de salud que se deteriora muy rápido", como explicó entonces su hijo Manolo y, aunque recibió el alta el 1 de enero de este año, la preocupación por la salud de la artista no dejó de aumentar.
Actriz, cantante, bailarina y presentadora de televisión, Concepció Velasco Varona nació en Valladolid en 1939, estudió danza clásica y en seguida fue una artista prematura. Zapateó como bailaora en la compañía de Manolo Caracol y fue chica de revista con Celia Gámez. Con solo 15 años inició su carrera artística con la película La reina mora (1954), aunque su consagración no llegaría hasta su papel en Las chicas de la Cruz Roja (1958) junto al actor Tony Leblanc—y amigo íntimo de Concha, fallecido en 2012—, que la convirtió oficialmente en la Conchita Velasco que todos conocieron. Velasco fue una de las más grandes figuras artísticas de su tiempo, la chica yeyé que se coló en el corazón de varias generaciones. Fue en 1965 cuando rodó Historias de la televisión y, tras su estreno, Concha se convirtió para siempre en la muchacha del título de la canción de Augusto Algueró que interpretaba en la película. Su inesperado estrellato en la música a mediados de los 60 le permitió grabar ocho discos y popularizar temas como ¡Mamá, quiero ser artista!, pero ella nunca se reconoció como cantante.
Y es que su gran pasión siempre fue la interpretación, tanto en el teatro como en la pequeña y la gran pantalla. Elegante y estilosa hasta la saciedad, Concha Velasco participó en 80 películas, series y programas de televisión, e innumerables éxitos teatrales. A finales de los 60 ya pudo presumir de haber trabajado con grandes actores coetáneos del cine, como Alfredo Landa, José Luis López Vázquez, Antonio Ozores o Manolo Escobar, compartiendo el género de comedia ligera tan frecuente en el cine español de la época. Con la Transición y un nuevo orden político y social, su rol interpretativo evolucionó a papeles más serios y firmó películas como No encontré rosas para mi madre (1973), Tormento (1974), La colmena (1982) o Esquilache (1989), y sus últimas apariciones en películas fueron en films como Km 0 (2001), El oro de Moscú (2002), Rabia (2009) o Malasaña 32 (2020).
Su gran pasión siempre fue la interpretación, tanto en el teatro como en la pequeña y la gran pantalla
La avalan una treintena de galardones, incluida la Medalla de Oro de las Bellas Artes, y la admiración eterna que siempre tuvo de todos sus compañeros de profesión. Pese a haber estado nominada en dos ocasiones, no fue reconocida con el máximo premio cinéfilo estatal hasta 2013, cuando recibió el Goya de Honor a toda su trayectoria, y con ese galardón llegaba el título tardío que siempre había tenido. Rodó con directores eternos Luis García Berlanga, Mariano Ozores, Pedro Olea o Josefina Molina, quien la dirigió en el papel de Teresa de Jesús en la serie homónima, uno de los mejores papeles que siempre le recordaron a la actriz —y en el que compartió estudio con Francisco Rabal, Héctor Alterio o Emilio Gutiérrez Caba—. El cine y el teatro le dieron su mayor prestigio profesional. Desde finales de los 50, participó en obras como Los derechos de la mujer (1962), Las cítaras colgadas de los árboles o Don Juan Tenorio, donde conoció a su futuro marido, y padre de sus hijos, Paco Marsó. También trabajó con otras damas del teatro español. Junto a Pilar Bardem y María Luisa Ponte estrenó Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca.
En 1986 preparó el montaje de un gran musical: Mamá, quiero ser artista, todo un éxito que le reportó una gran popularidad, así como Carmen, Carmen (1988) o La truhana (1992). A finales de los 90, su amigo Antonio Gala escribió para ella Las manzanas del viernes (1999) y Concha obtuvo un gran éxito que le permitió versionar Hello, Dolly!, el famoso musical de Broadway interpretado por Barbra Streisand, en 2001. En esa década destacaron obras como Inés desabrochada (2003) —también de Antonio Gala—, la nueva versión de Filomena Marturano (2006), La vida por delante y Concha, yo lo que quiero es bailar, estas últimas del catalán Josep Maria Pou. Se despidió de los escenarios con La habitación de María (2021), escrita por su hijo Manuel Martínez Velasco, el 21 de septiembre del 2021.
Presentadora y actriz también en la televisión
La pequeña pantalla también fue un espacio seguro para Concha Velasco desde los años 60, cuando debutó en Estudio 1 (TVE), un proyecto que mezclaba teatro y televisión. Su mejor papel para llegar a las casas de los espectadores le llegó con Teresa de Jesús en 1984, y a partir de ahí empezaron a contar con ella para los especiales de Fin de Año u otros espacios de la cadena pública, como La comedia musical española (1985) o los programas especiales de Nochevieja. A partir de los años 90 dio el saltó a Telecinco, siendo la cara amable de programas como Querida Concha (19923) o Queridos padres (1992), hasta que pasó a Antena 3 con el magazín Encantada de la vida y otras series, como Yo, una mujer o Compañeros. Incluso sustituyó a Isabel Gemio en el mítico Sorpresa, sorpresa (1999), programa que buscaba sorprender a algún espectador de la mejor manera posible.
Sus últimos trabajos en series de TV fueron proyectos como Motivos personales (Telecinco, 2005), Herederos (TVE, 2008), Las chicas de oro (TVE, 2010) —junto a Lola Herrera, Carmen Maura y Alicia Hermida—, Gran Hotel (Antena 3, 2014) o Las chicas del cable (Netflix, 2016). No obstante, su último gran trabajo profesional en la pequeña pantalla fue liderando Cine de barrio durante casi una década, desde 2011 y hasta 2020. La chica yeyé se ha marchado con mucho dicho y hecho. Con Concha Velasco se va una concepción poliédrica de la indefinible profesión de artista, otra manera de hacer cine y televisión y una señora como pocas, superlativa, de sonrisa aplastante.