“Nadie habla mal de él: eso, en este país, es excepcional”, fueron las palabras —entre muchos otros elogios— que Borja de Riquer dedicó a su colega de profesión y amigo de la infancia, el historiador Josep M. Salrach, durante el acto de homenaje que el pasado mes de enero le dedicó el Institut d’Estudis Catalans a quien fue uno de los grandes referentes de la historia medieval, tanto catalana como europea. Hoy, Salrach, tal como ha adelantado el portal cultural Lletraferit, ha fallecido en Barcelona a los 80 años, víctima de un cáncer. Activo hasta el último momento, el último acto al que asistió —y en el que participó— fue, precisamente, la presentación del libro colectivo La memòria dels catalans, dirigido por el propio Borja de Riquer, el pasado 8 de abril en el CCCB. En ese acto intervino para hablar sobre la mitificación en la historia. De hecho, quienes disfrutaron de sus clases o de las muchas conferencias que ofreció a lo largo de los años en todo el país, siempre destacaron su gran capacidad como divulgador y comunicador.
La Historia no se acaba
Eminencia en los estudios sobre la formación de la nación catalana alrededor del año 1000, Josep M. Salrach se licenció en Historia en 1969 y se doctoró en 1974 en la Universitat de Barcelona, donde ejerció como profesor de historia medieval hasta 1993. Ese mismo curso se incorporó a la Universitat Pompeu Fabra, donde impartió docencia hasta su jubilación, momento en el que pasó a ser profesor emérito de dicha universidad hasta 2017. En el ámbito editorial, Salrach dirigió obras colectivas como Història de Catalunya (6 v.) (1978-79) y Història Universal (10 v.), (1980-83) de Salvat Editors. Más importante aún, fue autor de varios libros de historia medieval, como Justícia i poder a Catalunya abans de l’any mil (2013), y de obras de síntesis que reflejan los intereses de su investigación en los últimos años, como La fam al món (2009.
Pero si hubo un proyecto que acompañó la trayectoria de Josep M. Salrach fue el de dar continuidad al trabajo de sus maestros medievalistas, como fue el caso de Ramon d’Abadal, impulsor de Catalunya carolíngia, obra de referencia a la que Salrach dedicó años ampliando y completando, junto con su colega Gaspar Feliu. “Quisiera acabarla, però no podré”, se lamentaba en una entrevista publicada recientemente por el diario ARA. “El trabajo ha ido pasando de una generación a otra: un siglo para publicar todos los documentos catalanes anteriores al año 1000. Cataluña tiene muchos, y seguirán apareciendo más, sobre todo en los archivos de protocolos notariales”.