La escritora barcelonesa Rosa Regàs y exdirectora de la Biblioteca Nacional de España (BNE) ha muerto este miércoles a los 90 años en su residencia de Llofriu en el Empordà. Regàs recibió, entre otros premios y reconocimientos, la Navidad, el Planeta, el Ciutat de Barcelona y la Legión de Honor francesa. Regàs vivió en Francia mientras duró la guerra civil española y más adelante, ya de regreso a Cataluña, estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona. En 1951 se casó con el fotógrafo Eduard Omedes Rogés, con el que tuvo cinco hijos.

Regàs se dedicó también a la traducción e interpretación. De hecho, ofreció sus servicios como traductora independiente en la ONU en diferentes localizaciones: Ginebra, Nueva York, Nairobi, Washington o París. Antes de dirigir la BNE dirigió el Ateneo Americano de la Casa América de Madrid, entre 1994 y 1998.

En 2005 Rosa Regàs, en tiempos del alcalde Joan Clos, fue la pregonera por las Fiestas de la Mercè en la que reclamó a los políticos que abandonaran la "beligerancia forzada". "Me deja perpleja y triste que estemos obsesionados por la lengua como si fuera el único elemento de la identidad del país, mientras nos dedicamos sistemáticamente a destruir palmo a palmo la cultura y la memoria histórica". En ese discurso, Regàs reclamó que Barcelona no perdiera la librería Catalònia, que denunció ser víctima de mobbing inmobiliario. La escritora ya denunciaba entonces "la especulación destructora". Asimismo, reclamó entonces a los barceloneses que reaccionaran ante el problema de la pobreza en el mundo.

En 1987, a propuesta de Carlos Trías Sagnier, Regàs escribió para la Editorial Destino Ginebra, un ensayo sobre la capital calvinista y sus habitantes. En 1991 publicó Memoria de Almator, su primera novela, sobre una mujer extremadamente protegida por su padre, su marido y su amante que acaba tomando las riendas de su vida. En 1994 ganó el Premio Nadal con la novela Azul, una historia de amor y de mar que le abrió las puertas del gran público. Posteriormente, publicó Viaje a la luz del Cham (1995), narración de la estancia de la escritora en Siria, y Luna Lunera (1999), novela de estilo autobiográfico que transcurre en Barcelona durante la postguerra y por la cual le fue otorgado el Premio Ciutat de Barcelona de Narrativa. El año 2001, ganó la 50ª edición del Premio Planeta con una novela de intriga, La Canción de Dorotea, en que se narran los descubrimientos que una profesora de biología molecular hace en una casa de campo que había heredado de su padre.

Reaccions a la mort de Rosa Regàs

La muerte de Regàs ha empezado a generar mensajes de pésame en las redes sociales. Uno de los primeros ha sido el del secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí: "Dirigió la BNE, escribió libros de todo tipo, miembro destacada de la gauche divine, pero por encima de todo ha sido una mujer libre".

Desde los micrófonos de Catalunya Ràdio, el editor de su último libro, Un legado (Navona), Ernest Folch, ha valorado la figura de Regàs: “Su muerte es una pérdida de gran valor literario, cultural e incluso político porque tenía un perfil de gran trayectoria literario con más de 20 libros y al mismo tiempo fue una persona que siempre quiso dejar un llegado político. Para Folch, Regàs era "símbolo de la izquierda insobornable, que siempre quiere cambiar el mundo y quiere transformarlo y luchar por sus ideas".

Desde el ámbito político, el líder del PSC, Salvador Illa, ha manifestado: "El mundo de las letras catalanas pierde una gran escritora y una referente de nuestra cultura. La bibliografía de Rosa Regàs siempre será primordial para nuestra literatura. Quiero transmitir mi sentido pésame y todo el calor a su familia y amistades".