Shelley Duvall, protagonista de la famosa película de terror El Resplandor, ha muerto este jueves a los 75 años. La actriz estadounidense ha muerto mientras dormía en su casa, a causa de complicaciones derivadas de la diabetes que sufría, según ha informado su pareja, Dan Gilroy. "Mi querida, dulce y maravillosa pareja y amiga nos ha dejado. Demasiado sufrimiento últimamente, ahora es libre. Vuela, bonita Shelley," ha dicho Gilroy en declaraciones a The Hollywood Reporter. La película de Stanley Kubrick es historia del cine, y la escena en la que Duvall sufre por los hachazos de Jack Nicholson en la puerta del lavabo, la convirtieron en un icono, pero la actriz destacó por otros muchos papeles, especialmente bajo la dirección de su mentor, Robert Altman.

Duvall, nacida en 1949 en Houston, hija de una agente inmobiliaria y un abogado, no aspiraba a dedicar su vida al cine, pero cuando tenía poco más de 20 años conoció a Altman y este, encantado por su personalidad, le propuso participar en una de sus películas. Así inició su carrera en Hollywood, que tuvo su auge en la década de los años 70 y 80. Con Altman participó en siete filmes, entre los que destaca Popeye, donde daba vida a Olivia, la pareja del marinero; Nashville y 3 Women, por la que ganó una Palma de Oro del Festival de Cine de Cannes, y estuvo nominada a los Premios BAFTA. Otro de sus papeles más memorables es el de periodista de Rolling Stone en Annie Hall, donde compartió pantalla con Woody Allen, director del filme.

En 1980 se estrenó El Resplandor, una película que, aunque la acabó de catapultar a la fama, Duvall confesó más tarde que fue muy dura de hacer, debido a las jornadas maratonianas, en las que además, debía estar constantemente en un estado emocional de tristeza e histeria, lo que suponía un gran desgaste. Quizá por eso se alejó de los grandes papeles, y se adentró en el mundo de la pantalla pequeña. Participó en varias series, pero especialmente destaca su labor como presentadora y productora de programas infantiles, en la que narraba cuentos, y por los que estuvo nominada a los Premios Emmy. Continuó trabajando en algunos papeles a lo largo de los 90, y en el 2003, después de participar en Manna from Heaven, se retiró a su casa de Texas con su pareja. Se supo muy poco de ella durante las dos décadas siguientes, y no volvió al cine hasta 2022, cuando actuó en la película The Forest Hills. En 2016 concedió una entrevista televisiva en la que confirmó que sufría problemas de salud mental.