Toda elección es arbitraria. Si escogemos "a los mejores escritores de una generación" no es lo mismo que escoger "las novelas más importantes de los últimos cincuenta años escritos en catalán", por ejemplo. Hacer una selección de una lista extensa de autoras, sí, en femenino, también es un hecho arbitrario. Hay muchas distancias entre una autora y una de otra, aunque todas ellas a su manera están llevando la literatura catalana a nuevos estadios; y, muchas veces, es difícil crear agrupaciones sin que estas estén poco justificadas. Por eso trataré de ejemplarizar las lecturas personales que hago de cada una de las autoras que propongo. El artículo lo podéis leer como un viaje: empieza por las autoras que elaboran un mundo ficcional hacia una idea de autoficción.
Inventando personajes
Empiezo. Primero pienso en Irene Solà, Cristina Garcia Molina, Mònica Batet, Antònia Carré-Pons o Alba Dedeu. Cinco autoras que han publicado recientemente libros cuyos protagonistas, en términos coloquiales, son inventados. Es decir, son verosímiles; ninguna de ellas escribe ciencia ficción, pero son historias, fábulas inventadas. Mònica Batet es, seguramente, la propuesta más arriesgada. En su última novela, Una història és una pedra llançada al riu, publicada a Angle Editorial, nos muestra la historia que se repite, se trata de una especulación general. Imagina un mundo autoritario en el cual las leyendas y el folclore tienen un peso importante en la educación de las nuevas generaciones. Un argumento, que con palabras de la escritora y editora, "no responde a ninguna moda ni necesidad autoimpuesta por el hecho de ser mujer". Batet es una escritora libre y su novela acaba funcionando como una metáfora de la política y de las luchas populares.
Batet es una escritora libre y su novela acaba funcionando como una metáfora de la política y de las luchas populares
Otra escritora política es Antònia Carré-Pons, que en El càsting (Club Editor) representa la senitud en un juego teatral divertido e ingenioso. Un texto sobre la vejez y sobre la lucidez. En la misma línea, Cristina Garcia Molina escribió Els irredempts (LaBreu Edicions), premio Llibreter 2023, que hace dialogar tres relatos que tienen como protagonistas un grupo de estudiantes y maestros de un solar. Sitúa la escuela, en su caso, en unos barracones prefabricados, en la máxima expresión poética. Garcia Molina escribe frases nítidas y sencillas, y nos hace saltar a través de imágenes hirientes, de un solar en el puerto Trieste con asesinos que mienten descaradamente. Dos autoras que por estilo pueden diferenciarse, pero que sitúan una etapa vital como motor de sus argumentos.
Irene Solà ha creado una manera de hacer en la literatura catalana, y ha fascinado a muchos lectores que se han visto obligados a reconstruir los grandes entramados familiares
Bastante diferente de la lengua de Irene Solà (Et vaig donar els ulls i vas mirar les tenebres, Anagrama), ganadora del último Premi Finestres. Seguramente, una de las mayores influencias para las próximas generaciones. Ha creado una manera de hacer en la literatura catalana, y ha fascinado a muchos lectores que se han visto obligados a reconstruir los grandes entramados familiares. Una de las mejores novelas escritas este 2024, sin ningún tipo de duda, es La conformista de la reconocida traductora Alba Dedeu, publicada en L’Altra Editorial. Dedeu, que debuta como novelista (hasta ahora solo había escrito relatos), construye una historia que amenaza los límites de la realidad. La escritura de Alba Dedeu observa a través de un juego de espejos y de puntos de vista que ponen en el centro temas como la maternidad y la vida. Recuerda a técnicas próximas a Víctor Català: el texto utiliza un espacio cotidiano, como una tienda de comidas cocinadas, que impregna los estados de ánimo de los protagonistas. El pollo asado, la viva imagen de la maternidad encapsulada como imagen recurrente. Como los terrores de la Mila de Solitud cuando observa el paisaje.
Una de las mejores novelas escritas este 2024, sin ningún tipo de duda, es La conformista de Alba Dedeu. Una historia que amenaza los límites de la realidad
Escribir desde el yo
Volviendo a la premisa inicial, la ficción se rompe y da paso en otra serie de autoras que escriben a partir de su experiencia pero con resultados muy diferentes. El caso más ejemplar es el Dietari sentimental de Júlia Bacardit publicado a Medusa, que no genera ninguna duda de quién es la voz narrativa. Pasa lo mismo con las confesiones de Matar el nervi (La Segona Perifèria) de Anna Pazos, que no responde a un dietario, sino a un libro híbrido, de no ficción, que mezcla pensamientos, imágenes, recuerdos y reflexiones.
Marta Marín-Dòmine ha llevado al límite la literatura de no ficción en catalán. Influenciada más directamente por la tradición de la autoficción francesa, juega permanentemente con la confusión: ¿habla de ella? ¿Por qué cae en contradicciones?
El lector que quiere leer una vida más o menos arreglada debe identificar otros casos bastante similares. Fucking New York de Laura Calçada i Barres (Destino) es el caso paradigmático. Casos menos evidentes es La vida per dins de Laura Fabregat (Universo), que elabora en forma de ficción el recuerdo y la infancia. Seguramente, Marta Marín-Dòmine ha llevado al límite la literatura de no ficción en catalán, planteando sus libros como un experimento literario. Es el caso del último Premi Sant Joan, Diré que m’ho he inventat (Ediciones 62). Influenciada más directamente por la tradición de la autoficción francesa, juega permanentemente con la confusión: ¿habla de ella? ¿Por qué cae en contradicciones? La búsqueda de una madre es un aspecto primordial, pero se plantea como un juego literario, hecho que la diferencia de los relatos de Bacardit o Calçada, que responden a las lógicas de una protagonista que nos explica unos hechos en formato de diario. La verdad se impone al estilo, al género y a cualquier representación de la vida.