El mundo casteller es conocido como un espacio libre, donde todo el mundo tiene su lugar y todos los castellers y castelleres son imprescindibles. ¿Pero es el mundo de los castells igualitario? Hace cuarenta años que las mujeres pueden formar parte de los castells, se ha avanzado mucho, pero el acceso a todas las áreas de gestión y posiciones de los castells, muchas de ellas históricamente ocupadas por hombres, todavía no es igualitario.

Las mujeres todavía son minoría

Aunque las mujeres son el 40% de la comunidad castellera de Catalunya, sólo un 35% de las colles tienen una Presidenta, y sólo un 17% un Cap de Colla. Son datos del informe 'El papel de la mujer en las estructuras de poder de las colles castellers' elaborado el año 2017 por el Centre de Prospectiva i Anàlisi dels Castells (CEPAC) y el Observatorio de la Igualdad de la Universidad Rovira i Virgili.

Las colles se organizan en un área técnica, liderada por la figura de Cap de Colla con los responsables de cada subárea técnica (Canalla, Piñas, etc.) y un área de gestión -Junta-, liderada por una Presidencia y los responsables de cada subárea de gestión (Secretaría, Tesorería, Vicepresidencia, etc.). La máxima responsabilidad sigue siendo, mayoritariamente, de los hombres.

Las colles más grandes, las colles con menos mujeres

Las mujeres son minoría sobre todo en muchos de los grandes colles. En los Castellers de Vilafranca y en la Colla Joves dels Xiquets de Valls (segunda y primera clasificada del último Concurso de Castells de Tarragona), es donde las mujeres tienen una representación más baja: son sólo un 15,5% en la colla del Penedès y un 17,7% en la colla vallense. En la Colla Joves Xiquets Valls, en los Minyons de Terrassa y en la Colla Joves Xiquets de Tarragona, la cantidad de mujeres se acerca un poco más al 50%, pero siempre por debajo. Los datos son del año 2017, cuando se hizo el último estudio global del mundo casteller.

Las collas más equitativas

Hay collas que rompen esta dinámica: en los Marrecs de Salt, en los Castellers de Sant Vicenç dels Horts, en los Castellers de Gavà y en los Castellers de Sarrià, las mujeres representan un poco más de la mitad de la colla. Todas estas formaciones se encuentran fuera de la llamada Zona Tradicional (el triángulo geográfico entre Valls, Vilafranca y el Vendrell).

Las colles de la Zona Tradicional, gestionadas por hombres

Las colles  de la Zona Tradicional, que en general son las más antiguas, tienen menos mujeres en cargos de gestión. Además, cuanto mayores son los castells que hacen las colles, menos cargos de decisión tienen las mujeres.

Las castelleres, con los chiquillos y a la oficina

"La imagen que la sociedad tiene de una mujer es que cuida de los niños y que administra, por eso a la técnica de canalla y a secretaría es donde hay más mujeres", explica Mery Mañané, ex Cap de Colla de los Castellers de Barcelona. Liderar una colla con más de 50 años de historia "fue complicado y al mismo tiempo interesante. Dentro de la colla, no tuve ningún problema, en general. Sí que es cierto que, dentro de la junta, a veces me costaba mucho hacer valer mi opinión a pesar de ser la máxima responsable. Quizás era para ser mujer o para ser joven", afirma.

Las 'posiciones de hombres'

La entrada de la mujer a la tradición castellera permitió aligerar los pisos superiores y poder hacer estructuras mayores y, por lo tanto, propició la llegada de los castells de Gamma Extra. Aun así, hay algunas posiciones que han sido históricamente ocupadas por hombres. Amaia Comas es pionera en los troncos de muchos castells, por ejemplo, fue la primera cuarta de un 4 de 9 sin folre de los Minyons de Terrassa. Comas explica que "el mundo casteller es un reflejo de la sociedad. Se ha avanzado muchísimo, pero todavía hay mucho trabajo por hacer".


Fotografía: cedida por Amaia Comas

En este sentido, Comas cree que "cada vez hay menos 'posiciones de hombres'. Como en la sociedad y en los trabajos, todavía quedan, pero en mi colla, no. Yo tenía una tamaño y un peso que, en el momento que los castells crecieron, encajaban con la posición que había que ocupar".

Las mujeres todavía nos tenemos que esforzar mucho más que los hombres para ocupar una posición a pesar de tener las mismas características

Por otra parte, Mery Mañané explica que "por mucho trabajo que ya se ha hecho, las mujeres todavía nos tenemos que esforzar mucho más que los hombres para ocupar una posición a pesar de tener las mismas características. No sólo en el tronco, también a las piñas, a los folres y a las manillas".


Fotografía: Salvador Pons

Mujer, madre y castellera

Los roles de género de las mujeres a la sociedad pesan también cuando las mujeres hacen castells. La mayoría de las mujeres con cargos dentro de las colles castelleres son jóvenes y sin hijos. Amaia Comas es madre de cinco criaturas: "En el ámbito físico, me recuperé muy rápidamente, por como soy yo. Lo que sí que es verdad es que llega un momento en que entran en conflicto las ganas de evolucionar en el ámbito casteller y las ganas de avanzar en tu proyecto de vida, ser madre y tener una familia".

"En las actuaciones, siempre hay un grupo de madres que se encargan de cuidar a los hijos mientras los maridos hacen castells. A los padres no los ves nunca por allí. Con mi marido nos organizamos y él era quien se encargaba de estar con ellos porque yo subía. Más de una vez decían que dónde estaba yo y elogiaban a mi marido porque era muy buen padre. Como si no fuera su obligación, de la misma manera que lo es la mía" explica Comas.

Más de una vez me dijeron que dónde estaba yo y elogiaban a mi marido porque era muy buen padre

Las colles universitarias, más cerca de la equidad

Como pasa en muchas otras actividades, las universidades tienen sus propias colles castelleres. Partiendo de la tradición, innovan y hacen castells sin canalla menor de edad y con un flujo de gente cambiante. A pesar de tener mucho camino por recorrer, son un referente en materia de género en el mundo casteller. Laia Dosta fue la primera Presidenta de la historia de los Trempats de la UPF y también ha sido Cap de Colla de los de la camisa avellana. "El mundo universitario es más abierto: somos más jóvenes y nos movemos en círculos de mentes más abiertas e igualitarias". "También hablamos más, explicamos las cosas que nos inquietan y eso nos permite crear mecanismos para evitar algunas situaciones discriminatorias".

Dosta, sin embargo, advierte que todavía hay muchas cosas que mejorar. "Cuando era Cap de Colla me sentía muy sexualizada, mucha gente quería ligar conmigo por el hecho de ser Cap de Colla, no podía salir de fiesta y ser totalmente libre porque tenía la sensación de ser siempre la responsable. Eso a los caps de colla hombres no los pasaba con la misma frecuencia o, al menos, de una manera tan evidente".

Fotografía: Daniel Crespo

Las colles universitarias han sido pioneras en la creación de espacios seguros contra la discriminación. Se crearon los puntos lilas en las fiestas castelleres, que han acabado convirtiéndose en comisiones transversales que ofrecen espacios seguros en ensayos, charlas formativas y otros servicios de concienciación. Este formado lo han adoptado muchas colles convencionales a través de las comisiones de Equidad.

Mucho trabajo por hacer

Las colles hacen mucho trabajo para revisarse y mejorarse pero todavía nos queda ver a más mujeres valoradas por su conocimiento y papel dentro del mundo casteller. Mery Mañané reivindica que "las mujeres estamos cansadas de hablar de mujeres y castells, queremos hablar de castells". Por ejemplo, en toda la historia del Concurso de Castells de Tarragona sólo ha habido una mujer en el jurado. Este jurado lo escogen las colles mejor posicionadas en el Concurso anterior, que envían a una persona para representarlas.

"Estamos cansadas de hablar de mujeres y castells, queremos hablar de castells"

El mundo casteller necesita que el cambio que ha habido los últimos años en las colles, acompañado por los avances del feminismo a la sociedad, siga adelante. Hace falta que los estereotipos y los machismos en los patios de ensayo y en las plazas pasen a ser historia. Las Castelleres, las Xiquetes, las Minyones y muchas más han sido una revolución, han llevado a los castells más altos y, se han empoderado, juntas, ante una tradición donde inicialmente no tenían cabida.