Todo el mundo ha usado, en un momento u otro, Google Street View para ir a un lado a otro, o quizás incluso para rememorar un espacio que habíamos conocido en el pasado. En Google Street View no hay imágenes de todo, pero casi. El fotógrafo Joan Fontcuberta se dio cuenta de que este recurso podía ser de gran utilidad para los creadores: sólo hacía falta darle la vuelta y hacer un uso lúdico y crítico de él, que no es el que se esperaba inicialmente. De aquí salió la exposición Un mundo paralelo, que ha comisariado Joan Fontcuberta pero que recoge proyectos de doce artistas que han explorado diferentes aspectos de la realidad a través de estos medios. Esta exposición se podrá ver, en el Arts Santa Mònica, hasta el 15 de septiembre. Paralelamente en el mismo espacio se acaba de inaugurar la exposición Las imágenes eco. Isaki Lacuesta, formada por 4 videoinstalaciones, que se podrá ver, también, hasta el 15 de septiembre.

Barbara Traver, Fake Trip.

El viaje imaginario

En Un mundo paralelo, Sasha R. Gregor ha decidido recrear el viaje que hizo Darwin en torno al Planeta, de 1831 a 1836, en el Beagle, pero no le ha hecho falta moverse de casa. Ha tenido bastante con documentarse sobre el personaje y buscar los espacios pisados por Darwin en Google. Expone las imágenes en cajas de luz, como si fueran las fotos de un viaje. Bárbara Traver, en cambio, presenta imágenes obtenidas a través de Google como si fueran recuerdos reales de su viaje por Estados Unidos y los cuelga en las redes. De esta manera juega con la confusión entre realidad y ficción en el mundo virtual. Rubén Torras (Sant Vicenç de Montalt) prefiere inclinarse por un viaje cinematográfico, haciendo una especie de road movie, basada en imágenes de películas míticas, a base de fotografías extraídas de Google Street View.

Sasha R. Gregor, Beagle 2.0'.

Reencuentro con realidades

Una de las instalaciones inquietantes es la de Azahara Cerezo (Girona), que a través de Google Street View analiza la banalización de los espacios de memoria; Cerezo documenta sitios donde sucedieron episodios terribles de la guerra civil española y lo compara con el estado actual del espacio, a menudo falto de todo recuerdo y absolutamente banalizado. En cambio, Txema Salvans (Barcelona), que trabaja con fotografía analógica la prostitución de carreteras, busca los lugares a fotografiar a través de Google, y en algún caso ha facilitado los enlaces ena los sitios donde ha tomado las fotos, para que su público pueda encontrar los restos de la actividad en su dispositivo y así certificar la realidad que las fotografías presentan.

Azahara Cerezo, Paisajes digitales de una guerra.

Espacios erróneos

Google Street View de vez en cuando da errores: por problemas de configuración, de cámara, de corte, o incluso por como usan esta aplicación los usuarios. Maria Santamaria (Barcelona) ha buscado, a través de Google Street View, los selfies del robot de fotografiar interiores de Google. Como la máquina funciona de forma automatizada, se retrata cuando pasa delante de un cristal o de un espejo, y su imagen queda registrada. Andrés Galeano (Mataró / Berlín) apuesta por detectar aquellos espacios inverosímiles creados por errores del mismo Google Street: agujeros negros, brazos perdidos sin cuerpos, curiosas distorsiones del espacio... David Mayo (Sevilla) va un paso más adelante y realiza un collage digital que incorpora dimensiones extrañas a espacios reales, en cierta medida como lo hace el canario Jonay PMatos mediante la app de Streetview. Albert Gusí (Castellbisbal) también explora los errores del sistema automatizado, que difumina los rostros de la gente que encuentra por las calles, pero también de muchos carteles publicitarios u obras de arte. De esta forma pone de manifiesto que estos algoritmos que no distinguen entre personas reales e ilustraciones publicitarias. Para Google todo es real.

Jonay PMatos, Street View dice Gracias por tus últimas fotos.

La postfotografía

Joan Fontcuberta argumenta que en el siglo XXI hemos llegado a la postfotografía. Obtenemos a gran velocidad cantidades ingentes de fotografías del mundo globalizado, lo que da pie a una masificación tremenda de las imágenes. Ya no es el fotógrafo el especialista en capturar imágenes para el recuerdo y para la difusión: ahora puede serlo cualquiera. Ante esta realidad, el fotógrafo Fontcuberta opta por una posición "casi ecológica" que consiste en reciclar imágenes disponibles en vez de crear fotografías nuevas: "no hace falta que salga a la calle cuando todo ha sido fotografiado". Presenta esta estrategia como una revuelta como el rechazo al "capitalismo de las imágenes". Pero la posición de Fontcuberta es compartida por muchos creadores: "Aquí en el Santa Mònica hay una docena de artistas que trabajan así, pero en el mundo hay muchísimos más", argumenta el comisario de la exposición, quien alega que él no ha creado escuela: sólo se ha dedicado a poner en contacto a fotógrafos que ya estaban trabajando el tema.

Ruben Torras, Road Moview.

El juego. La inquietud

Google Street View es una herramienta fascinante que ofrece muchas posibilidades a los artistas. Eso queda diametralmente claro en Un mundo paralelo. Obviamente, una de las dimensiones más interesantes de la aplicación de esta tecnología es el juego entre realidad y ficción. Y la gran ventaja que aporta es el volumen casi ilimitado de imágenes que están relacionadas entre sí, pero a su vez con la realidad de donde salen. Pero al mismo tiempo, esta misma posibilidad de jugar entre realidad y ficción, y esta posesión desmesurada de datos en manos privadas nos llevan una nueva reflexión sobre una realidad aparentemente tan inofensiva como Google Street View, que todo el mundo en un momento u otro ha utilizado y que se revela como una herramienta terriblemente potente y no exenta de peligros.

 

Foto de portada: Mario Santamaría, The Camara in the Mirror.