Si los refranes sirven para enseñar cosas, podemos preguntarnos: ¿en concreto qué enseñan? Pues (1) lo que ocurre de forma casi inevitable y (2) el comportamiento de las personas (sobre todo si es preciso decir a alguien que desconfíe de otros seres). Cuando una persona mayor suelta un refrán a un niño, lo hace para contarle cómo funciona ese aspecto de la vida. Un buen ejemplo lo tenemos en el dicho Al malfeiner cap eina no li va bé —'al que no le gusta trabajar, ninguna herramienta le va bien'—. También podemos decir que L'ocasió fa el lladre —'la ocasión hace al ladrón'—, en el sentido de que una persona no pensaría nunca en robar... pero si se presenta la oportunidad (puede tomar algo y tiene la certeza de que no le pillarán) puede tener la tentación de agarrarla. Luego tenemos Dol de conco i tia només dura un dia —'duelo de tío y tía solo dura un día'—: indica que la muerte de un pariente lejano suele afectar poco. Al mismo tiempo, todo el mundo conoce el dicho Les paraules se les endú el vent —'las palabras se las lleva el viento'—: indica que si alguien promete algo solo diciéndolo, no es seguro que luego cumpla.

Más ejemplos: al decir Els testos s'assemblen a les olles (literalmente, —'las macetas se asemejan a las ollas'—; en castellano sería De tal palo tal astilla) decimos que los miembros de una familia se parecen entre sí. El refrán Qui pega darrer pega més fort (en castellano equivaldría a El último rie mejor) es bastante descriptivo. Si decimos De mica en mica s'omple la pica —'poco a poco se llena el fregadero'— o De gota en gota es buida la bota —'de gota en gota se vacía el tonel'— queremos poner de manifiesto que, haciendo las cosas lentamente o en poca cantidad, parece que no se avance, pero al cabo de un tiempo resulta que se ha adelantado mucho (la primera suele aplicarse a hechos considerados positivos, como el ahorro, y la segunda a hechos considerados negativos, como ir a menudo a los bares y gastarse dinero cada día). Como cuasi sinónima de estos dos dichos está Qui dia passa any empeny —'si uno pasa un día, al final ha pasado el año'—. Según Jose Gargallo, significa que en ciertas ocasiones basta dejar pasar el tiempo, sin hacer re, que al final las cosas dan resultado. Así que ya sabéis que, cuando decís Per Nadal cada ovella al seu corral —'en Navidad cada oveja en su corral'—, estáis explicando a los niños que el postsolsticio de invierno (Navidad y San Esteban) es el momento por excelencia de reencontrarse con la familia, tal y como se ha venido haciendo desde tiempos inmemoriales.

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Se aprende más con refranes que mirando la tele...

El valor didáctico de los refranes es incalculable. Ved esta muestra: cuando alguien sentencia Carregat i a la vora del camí… agres! —'cargado y al lado del camino… ¡agrias!'— (un dicho habitual en el sur de Cataluña), indica que si alguien ofrece algo a precio más rebajado de lo habitual es que aquella cosa tiene algún problema que no se ve a primera vista, como un frutal situado junto a un camino que tiene frutas y nadie toma esas frutas porque la gente de la zona sabe que saben mal.

Por último, un par de ejemplos que alertan del mal comportamiento de las personas: El llop muda les dents però no els pensaments —'el lobo cambia los dientes pero no los pensamientos'— (indica que la gente mala no deja de serlo) y Poll ressuscitat pica més que cap —'piojo resucitado pica más que ningún otro'— (indica que una persona que estaba de baja, si se rehace, aún acentúa más su talante, y entonces si es un mal pellejo costará más frenarlo). ¡Es bien cierto que los refranes se consideran sabiduría popular!