Pasear por las calles de Gracia y poder fijarte en los detalles de las paredes sin apartar a turistas y modernillos con la cerveza en la mano parecía imposible hasta que llegó el coronavirus. Y eso ha permitido que nos fijemos en detalles que quizás no habíamos visto antes. Es el caso de El Museu Més Petit del Món (el museo más pequeño del mundo) que se esconde dentro de las paredes de la ciudad Condal.
Las antiguas cajas de las llaves del agua de las paredes se han convertido en un sitio ideal para exponer pequeñas obras de arte. Repartidas en diferentes puntos del barrio de Gràcia, hasta 20 puertas se pueden abrir para descubrir escenas como 'La coleccionista de estrellas' o '¿Te gustaría vivir en una jaula?', haciendo una crítica a los zoológicos. Sin embargo, ¿de dónde han salido todas estas maquetas diminutas?
Pequeñas obras de arte creadas por pequeños artistas
Son obras diferentes, pero todas siguen una estructura parecida: hechas en una caja de madera de la misma medida, dentro del mismo tipo de puertecitas, en un mismo barrio y, la mayoría con un cartelito en el exterior con un título. No se trata de un movimiento espontáneo, es idea de Noemí Batllori, fundadora del Taller de las Maquetes.
Hace un par de años, jugando con su hija, descubrieron una puertita en la calle Virtut, donde tiene su taller, cogieron una caja de cartón y con hilos y bolas de porexpán crearon un universo. Bromeando y jugando empezaron a decir que se trataba del museo más pequeño del mundo. Añadieron un título y plantaron la semilla de un proyecto que se ha extendido por todo el barrio.
Cuando los amigos de la escuela de su hija lo vieron, pidieron hacer su museo y descubrieron que el barrio estaba lleno de puertecitas que nadie utilizaba. Le pusieron remedio: actualmente hay 20 cajitas por las calles de Gracia.
"Es un museo hecho por ellos y pensado para ellos" explica Batllori. Los niños y niñas se convierten así en los protagonistas de la calle, pueden buscar sus obras y descubrir obras nuevas. Dejan de pensar en los museos solo como espectadores y pasan a ser creadores de obras. Es hacerles entrar en el mundo de los museos y del arte; y todo está a su escala: la obra es pequeña, la puerta es pequeña y lo ven a su altura. Además, como le ponen nombre, se convierte en un momento muy poético".
Un mapa para encontrar todas las puertas
Batllori ha creado un mapa con todas las obras localizadas. Le gusta pensar en la idea de plantearlo como un juego, que los niños y niñas puedan pasear con el mapa, marcar los recorridos y descubrir las calles más allá de los trayectos habituales o del parque donde van a jugar.
Las obras d'El Museu Més Petit del Món cambian periódicamente. Antes del confinamiento se renovaban cada mes aproximadamente. Batllori organizaba talleres para que los más pequeños crearan sus maquetas y entonces las cambiaban. Actualmente, con las medidas de prevención de la Covid, la gente puede comprar un kit para fabricar su pequeña obra de arte en casa y Batllori les dice en qué puerta la pueden poner.
La iniciativa ha calado entre los más pequeños del barrio que, curiosos, abren las puertecitas para saber si hay novedades detrás. Incluso, explica Batllori, a veces abre la persiana de su taller y encuentra notas de niños que le dicen donde hay puertas nuevas para añadir al mapa de las pequeñas obras de arte escondidas en las paredes.