El editorial Rayo Verde ha publicado otro de los volúmenes de memorias del escritor keniata Ngũgĩ wa Thiong'o, galardonado recientemente con el Premio Internacional Catalunya. Nace un tejedor de sueños. El despertar de un escritor se corresponde a los años en que Ngũgĩ empezó a escribir, pero también al periodo en que el continente africano se fue descolonizando. Son los años en que Ngũgĩ estuvo estudiando en la universidad de Makerere, en Uganda. Tal como él destaca en el prólogo: entró en el centro como súbdito de una colonia británica, y salió de él como ciudadano de un estado africano independiente.
Tiempo de ambigüedades
Nace un tejedor de sueños no está lleno de las escenas coloniales más brutales que aparecían en los episodios anteriores de sus memorias (En la casa del intérprete y Sueños en tiempo de guerra. Recuerdos de infancia). En primer lugar, porque ya habían acabado los tiempos de la revuelta del Ejército de la Tierra y la Libertad (el mal llamado Mau-Mau). En segundo lugar, porque durante el periodo que refleja este periodo, Ngũgĩ estuvo interno en la Universidad de Makerere, un centro que estaba al margen de las prácticas coloniales más brutales, que solían ejercerse con las clases populares. Ngũgĩ, en estos tiempos, mantuvo una relación fluida con blancos, asiáticos y negros y pudo tener experiencias multirraciales que unos años antes, o en otros ámbitos, hubieran sido impensables. "Makerere era un lugar donde parecía posible que razas, comunidades e incluso religiones diferentes trabajaran juntas", apunta Ngũgĩ. Eso no quiere decir que no viviera experiencias de racismo y discriminación, pero quedan lejos de la brutalidad de las explicadas en los tomos anteriores (aquí, por ejemplo, critica mucho la condescendencia de los profesores blancos hacia los estudiantes negros, o su paternalismo). Sin embargo, el primer capítulo es una reflexión sobre la inhumanidad de los colonizadores y la deshumanización de los colonizados a partir de algunos casos emblemáticos de la colonización de Kenia.
La hora de las ilusiones
Nace un tejedor de sueños es una obra que rezuma el optimismo del momento en que fue escrito. En el momento de las independencias de sus países los africanos confiaban en que las cosas mejorarían rápidamente: que la descolonización llevaría al desarrollo, a la paz, a la convivencia... En realidad, las cosas serían bastante más complicadas de lo que se pensaba (como demuestran largamente las novelas de Ngũgĩ). Pero en las memorias del escritor keniata se percibe un ambiente de euforia, de ilusión... Más tarde, Makerere quedaría sometida a la terrible tiranía de Idi Amin Dadá, y el mismo Ngũgĩ acabaría en prisión por representar una obra de teatro. Ya en su madurez, el escritor kikuyu reflexiona: "vivíamos en un paraíso, pero era un paraíso levantado sobre las estructuras coloniales irregulares que nos habíamos comprometido a conservar", apunta. Y, en este sentido, sus memorias enlazan con sus ensayos, como Descolonizar la mente.
El Ngũgĩ más elitista
En sus dos primeros volúmenes de sus memorias, Ngũgĩ reflejaba lo que vivía en la Kenia rural. Un niño de pueblo explicaba, con gran sensibilidad, una experiencia que quizás no era tan diferente a la de otros jóvenes de su edad que habían ingresado en la escuela colonial. Nace un tejedor de sueños es un libro diferente, porque explica el paso del escritor kikuyu por una institución muy especial, por la que pasaron algunos de los protagonistas de la historia africana. Por Makerere desfilaron escritores africanos de tanta talla como el futuro Nobel Wole Soyinka, el afro-americano Lagston Hughes, la kenyata Grace Ogot, el nigeriano Chinua Achebe o los sudafricanos Levis Nkosi, Alex La Guma y Bloke Modisane (unas influencias increíbles para el joven aspirante a escritor que era Ngũgĩ). Este libro constituye, pues, un espejo de la vida intelectual del África de los años 1950-1960, probablemente mucho más integrada culturalmente que en la actualidad; pero al mismo tiempo al sólo en la élite de los pocos estudiantes estudiantes del África Oriental de la época, el documento pierde valor como testimonio generacional de un país.
Ngũgĩ no se acaba
Rayo Verde, con Nace un tejedor de sueños, ha culminado la publicación en catalán y en castellano de las memorias de Ngũgĩ. Además, ha publicado un libro infantil suyo, La revolución vertical, y algunos de sus ensayos más emblemáticos (Desplazar el centro). Esta publicación forma parte de la progresiva normalización de la presencia en librerías de autores africanos en catalán y en castellano. Sería fantástico que la edición de las obras de Ngũgĩ se completara con la publicación de algunas de sus novelas más emblemáticas, y que también se rescatara la obra de algunos de los grandes autores africanos que, o no se han publicado nunca en catalán o en castellano, o están actualmente descatalogados (como incluso buena parte de los libros del Premio Nobel Wole Soyinka).