La escritora francesa Lola Lafon novela la vida de Nadia Comaneci a La pequeña comunista que no sonreía nunca. Una lectura exquisita, más en un verano olímpico como este.
El marcador digital Omega que anunciaba las puntuaciones de las gimnastas no estaba programado para registros superiores a las unidades. Por eso, cuando Nadia Comaneci finalizó su rutina en las barras asimétricas, aquel artefacto alérgico a la sublimación reflejaba un paupérrimo 1,00. Un mísero uno que para nada se correspondía con el magistral ejercicio que había protagonizado la deportista rumana de tan sólo 14 años.
Se hizo el silencio en el pabellón. El público callaba entre la sorpresa y la indignación. Aquello tenía que ser un error. Evidentemente, era un error. La verdadera calificación, la que realmente habían designado los jueces, era la perfección absoluta. El primer 10 alcanzado por un gimnasta. No sería el único. Comaneci abrazaría la excelencia en seis pruebas más, finalizando la competición con tres medallas de oro, una plata y un bronce.
Definitivamente, los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 serán recordados para siempre por la maravillosa exhibición de aquella pequeña comunista que no sonreía nunca que llegó a Canadá como gimnasta y se marchó convertida en una icono pop.
De la niña a la mujer. De la criatura de provincias nacida bajo el régimen de Ceauşescu a la extraordinaria gimnasta convertida en heroína nacional (a la vez que vigilada por la Securitate, la temida policía secreta de la Rumania socialista). De la inocente Hada de Montreal que enamoró el mundo, a la adolescente que perdida experimenta cómo su cuerpo cambia. De la mujer que, un mes antes de la revolución que derribó la dictadura comunista, huyó a los Estados Unidos a la refugiada política que descubre que al otro lado del telón la vida quizás tampoco es un sueño...
Lola Lafon pone en orden las piezas del rompecabezas existencial que conforman la vida de Nadia Comaneci en la excelente La pequeña comunista que no sonreía nunca, obra que es novela, ensayo, investigación periodística y biografía todo al mismo tiempo. Insiste, sin embargo, la escritora francesa en que su último libro no es ni una biografía ni una reconstrucción histórica de una niña con un cuerpo potente, capaz de poner en evidencia los más modernos marcadores electrónicos, sino el relato de alguien que en un momento de su vida, cuando todavía era muy pequeña, decidió ser diferente de todo el mundo que la rodeaba. Sea lo que sea, una lectura obligada, más en un verano olímpico como este.