Recuerdo un día, de estudiante, en la Universidad Pompeu Fabra. El profesor Jordi Ibáñez había planteado una asignatura titulada Revolución y Utopía. Una de las cuestiones centrales era la idea de revolución, y una de las digresiones (que son siempre lo más interesante) planteaba cambiar una tensión instaurada. Cuando envejecemos no nos volvamos más conservadores, al contrario, nos volvemos más revolucionarios. Los viejos son siempre los más sinceros, los más brillantes... Este planteamiento es muy potente: recupera en cierta manera la idea romántica de la vida (en su caso la literatura) como un aprendizaje. Nada más lejos de eso está Werner Herzog.

Cuando envejecemos no nos volvamos más conservadores, al contrario, nos volvemos más revolucionarios. Los viejos son siempre los más sinceros, los más brillantes

Nacido en Alemania (Múnic, 1942) es uno de los cineastas más reconocidos. También ha dirigido óperas y ha escrito libros. El último, un bestseller mundial con un título extraordinario: Cadascú a la seva i Déu contra tothom. En catalán, lo ha publicado L'Altra Editorial, con traducción de Ramon Monton -la misma editorial ya le había publicado El crepuscle del món-. En castellano, se puede encontrar en Blackie Books.

Herzog nos atrapa

En este nuevo libro, finge escribir sus memorias. Pero todo resulta ser una construcción a partir de anécdotas y reflexiones de su propia vida. El eje cronológico soporta la estructura del libro que pone mucho énfasis en sus películas. Nos explica finales que hubiera querido grabar, procesos de montaje, referentes, etc. También, anécdotas personales y familiares. El libro funciona como un todo, hay una clara conciencia de encapsular una trayectoria de más de sesenta películas.

El libro funciona como un todo, hay una clara conciencia de encapsular una trayectoria de más de sesenta películas

Si el lector no conoce la filmografía de Herzog, en Filmin tiene cinco. Una de ellas es Nómada: tras los pasos de Bruce Chatwin. De hecho, el mismo Herzog vino a presentar el filme a Barcelona el año 2022. Otros de los más populares son la adaptación singular de la pieza teatral inacabada de Georg Büchner, Woyzeck (1979) o Nosferatu, fantasma de la noche (1979), una adaptación del filme de F.W. Murnau Nosferatu (1922) y de la novela de Bram Stoker, Drácula. Antes había sorprendido con un documental llamado La Soufrière (1977). Dura 30 minutos y lo podéis encontrar en Youtube. Es una película extraordinaria: un volcán revienta en erupción en la isla de Guadalupe (El Caribe) y el objetivo de Herzog es entrevistarse con las tres personas que se han negado a abandonar la isla. El año 2016 volvió a rodar un documental de varias erupciones volcánicas: Dentro del volcán. Entre las otras múltiples facetas, Herzog rodó un documental también extraordinario: La cueva de los sueños olvidados (2010). Una película multipremiada, en la cual se adentra en la gruta de Chauvet (Francia). Con una serie de especialistas, visitan las pinturas que se conservan que fechan del 30.000 a.C.

Cubierta de Cadascú a la seva i Déu contra tothom de Werner Herzog

Más allá del valor del trabajo, siempre ha defendido una tradición mística de entender la vida y el arte

Cuando Herzog visitó la Filmoteca se originó una gran expectación. Además, ofreció charlas a jóvenes cineastas. En su discurso, más allá del valor del trabajo, siempre ha defendido una tradición mística de entender la vida y el arte. Seguramente las relaciones han sido siempre una cuestión básica para hablar de la muerte y del luto, que son de los temas más repetitivos en su obra. Este título que ahora podemos leer en catalán, Cadascú a la seva i Déu contra tothom explora las contradicciones de una vida que, apropiándose de un episodio de su recorrido existencial, es un largo camino.

Cadascú a la seva i Déu contra totho explora las contradicciones de una vida que, apropiándose de un episodio de su recorrido existencial, es un largo camino

Del caminar sobre hielo es un libro que en castellano publicó el Editorial Entropía en el 2015. En este libro explica que su amiga, Lotte H. Eisner lo había llamado el año 1974 explicándole que estaba muy enferma y que moriría. Herzog creía que se tenía que parar esta muerte y, por eso, caminó de Múnic a París. 750 kilómetros de peregrinaje para salvar la vida de Lotte. Finalmente, la historiadora del cine, moriría el año 1986, por lo tanto, parece que los Dioses por una vez no fueron contra todo el mundo. ¿Qué es más interesante, la fabulación de su propia experiencia o su propia experiencia? ¿Realmente el viaje fue tan plácido? Herzog nos atrapa. Y sus memorias son, como decía al inicio, un ejercicio constante de exhibición y sorpresa. Es un maestro del cine, del auténtico: el que debate qué mostrar y el que trabaja con argumentos universales. La forma de sus libros y películas nunca ha sido un problema: siempre ha adaptado su mirada estética a lo que quería explicar. Todo eso lo encontraréis en un libro fantástico. Recordad, también, que Herzog es probablemente de las únicas personas a las que Dios a ha hecho inmortales. Y si no, lo podéis comprobar vosotros mismos.