El año 2008 una joven y desconocida escritora de Vic nacida en Marruecos ganaba el Premio Ramon Llull con El último patriarca, una novela en la cual la hija de un inmigrante marroquí decide romper con sus tradiciones de origen y adaptarse a los valores de la sociedad en que vivía. Desde entonces Najat El Hachmi no ha parado de escribir libros, de sumar premios y de expresar sin pelos en la lengua como ve las cosas, tal como se demuestra en Sempre han parlat per nosaltres (Ediciones 62, 2019), un ensayo sobre feminismo e identidad de género en el sXXI publicado hace un año y en el cual la escritora catalana de raíces marroquíes pone de manifiesto esta voluntad de decir lo que piensa sin tabúes. Hemos hablado con ella después de que el pasado jueves expusiera las líneas maestras del libro en un coloquio exclusivo celebrado con los suscriptores de ElNacional.cat
En todas tus obras de ficción ya habías hablado del contexto de las mujeres en el mundo islámico, pero a Sempre han parlat per nosaltres decides hacerlo por primera vez como un ensayo.
El libro nace de una preocupación y de la necesidad de expresar un punto de vista crítico ante todo aquello que tiene que ver con las mujeres, el islam y el papel de la religión, aunque el libro no habla sólo de la situación de las mujeres en el mundo islámico, sino sobre todo de la situación de las mujeres islámicas en el mundo occidental. Y en consecuencia, de los derechos de las mujeres en general a nuestro día a día.
Afirmas que el papel de las mujeres musulmanas en Catalunya está sufriendo una involución. ¿Por qué?
Mira, cuando joven denunciaba el machismo que existe en el islam, había muchas cosas que entonces no me encontraba y que ahora, en cambio, encuentro en todas partes. La más alarmante es la constante presencia en los medios de toda una serie de mensajes que lo que nos vienen a decir es que, en realidad, el islam no es machista y que la situación de la mujer islámica tiene que ver con una tergiversación imposible de comprender para alguien externo del mundo islámico. Es falso, sin embargo. Lo que hacen es negar nuestro malestar, y allí donde antes teníamos mujeres explicando la violencia que sufrían cuando decidían enfrentarse a sus familias o a los valores imperativos de la religión, ahora tenemos mujeres explicando que les pasa por el hecho de llevar pañuelo.
Se ha desplazado el foco.
Exacto, y en vez de enfocar a la discriminación que sufrimos las mujeres por parte de la familia, por el poder de la religión y por este entramado que en nombre de la moral considera que tenemos que ocupar un lugar de segunda, lo hemos desplazado hacia el hecho de que haya mujeres que vivan discriminadas por el hecho de llevar yihab o burka. De hecho, el problema no acaba aquí, y es que de un tiempo a esta parte estos discursos han conseguido negarnos el peso patriarcal y machista que contiene una pieza como el pañuelo.
¿Cuántas mujeres musulmanas crees que son conscientes de eso?
Por activa y por pasiva se nos está diciendo que llevar pañuelo es una opción personal y basta, pero es mentira, ya que en realidad lo que determina si una mujer musulmana va o no va con la cabeza tapada no es una decisión personal.
Es una imposición cultural.
Severa y violenta, ya que en realidad la violencia sobre las mujeres musulmanas o de origen musulmán en nuestro día a día es brutal, ya que no pueden escoger qué hacer o dejar de hacer. Yo tengo una sensación de traición, ya que ante este sufrimiento concreto que tiene que ver con unas mujeres concretas, no hay ningún tipo de preocupación, sino indiferencia o incluso complicidad. Y es que en el momento en que dejas penetrar en los medios y en la opinión pública discursos que lo que hacen es relativizar lo que está provocando la religión, estás siendo cómplice de esta violencia.
¿A quién hace referencia el nosotros del título?
A todas las mujeres con raíces musulmanas y que reivindicamos un feminismo sin ningún tipo de condicionante. A las mujeres que reclamamos ser libres, ser iguales y ser independientes, o sea, a las que no estamos dispuestas a renunciar en nombre de la identidad, el origen o la religión a ser personas adultas de pleno derecho.
¿Crees que la opinión pública abusa del concepto comunidad musulmana?
Yo he crecido en la sociedad catalana y me considero ciudadana de Catalunya, pero muchos se empeñan en seguir considerándome parte de una comunidad aparte. ¿Cómo es que nosotros, por haber nacido en otro lugar, tenemos que ser parte de una comunidad diferente? Que la respuesta a los atentados de agosto de 2017 fuera más comunitarismo y más pañuelos en las esferas públicas me parece una auténtica aberración, ya que es un regalo fantástico para los terroristas.
"No tenemos miedo", decían las pancartas al día siguiente.
Avalar la idea de que los atentados fueron fruto de una exclusión social es, en parte, una forma de justificarlos. Está muy bien decir que "no tenemos miedo" y está muy bien pregonar que somos una sociedad de acogida, pero que la forma de intentar que los inmigrantes o los hijos de la inmigración seamos considerados ciudadanos de pleno derecho fuera llamarnos a todos "comunidad musulmana" es un error.
Y toda comunidad tiene unos líderes. ¿Has votado alguno, tú?
¡Evidentemente que no! Alguien se puso a hablar de comunidad musulmana y los medios de comunicación empezaron a dar voz a supuestos líderes de esta comunidad que nadie ha escogido. Mis representantes no son líderes de ninguna comunidad, sino que son aquellos que escojo democráticamente en las urnas, independientemente de su origen o religión.
Por lo tanto, ¿hablar de una comunidad y tratarla aparte es, para ti, racista?
Es que si te fijas, en vez de tratarnos como ciudadanos de lleno derecho, nos interpelan en tanto que musulmanes. ¿A ti no te interpelan por ser católico, o judío, o budista, o ateo, no?
No, me interpelan para ser ciudadano, y punto.
No hablamos de "comunidad católica" o "comunidad judía", pero en cambio sí que hablamos de "comunidad musulmana", y eso es terriblemente racista. Quiere decir meternos en una especie de grupo dentro de la sociedad en la cual vivimos, y a partir de aquí dirigirnos unos mensajes determinados, buscar a unos representantes determinados e incorporar a la esfera pública símbolos de lo que supuestamente somos nosotros. Es esencializarnos, en definitiva. Convertirnos en personas que no tienen ninguna otra dimensión que esta dimensión religiosa.
¿De aquí deriva tu afirmación que muchos partidos políticos hacen populismo racista?
Es que muchos partidos políticos, para acercarse a la "comunidad musulmana", caen en la trampa del racismo. ¿Toca ir a buscar el voto del musulmán, y qué quiere el musulmán? ¿Religión? Pues démosle religión. Y es así como, en el caso de poner como símbolo el pañuelo, lo que estamos invisibilizando es la brutal discriminación patriarcal que se esconde detrás del símbolo en cuestión. Introducir el pañuelo en las esferas públicas sin pregonar a los cuatro vientos la carga de misoginia y discriminación que contiene es una aberración.
En el libro resumes en una frase cuál es el significado real de este símbolo: tapar a las mujeres porque el hombre no es responsable de lo que hace. Aterrador.
Se nos dice que el hombre no puede controlar sus instintos y que, por lo tanto, somos nosotras las que tenemos que cubrirnos la cara y hacernos responsables de su manera de actuar.
¿Esta idea de fondo, tan clásica y sexista, también está en la religión católica, no?
Esta idea que las mujeres nos tenemos que tapar para evitar el caos en el espacio público es increíblemente discriminatoria, por eso me entristece tanto que cuando se habla del pañuelo islámico nadie levante la voz para recordar su atroz significado real. Callando estamos encubriendo a los verdugos.
¿Si antes hablabas de la "comunidad islámica", supongo que tampoco encuentras lógico que exista un "feminismo islámico", verdad?
Es que el feminismo islámico no existe, es una contradicción que no se aguanta por ningún sitio. No se puede defender un feminismo que parta de la religión, y menos de una religión monoteísta y patriarcal como es la musulmana. Es, hablando claro, un feminismo conservador y profundamente poco feminista, tanto que para mí es un machismo disfrazado de feminismo.
¿Cuál es la propuesta que hace el feminismo islámico?
Lo que nos dice, para empezar, es que el feminismo occidental no es válido en el mundo islámico. Vamos, que los más de 300 años de lucha feminista en la sociedad occidental no tienen vigencia, y que por el solo hecho de ser musulmanas o haber nacido en sociedades musulmanas, nosotros tenemos que ir a buscar referentes en otro lado, y eso no hace nada más que neutralizar las aspiraciones teóricamente feministas que proclama este feminismo islámico.
¿Y dónde hay que buscar los referentes, pues? En la obra de Poullain de La Barre ya me ha quedado claro que no.
En los textos sagrados. Vivimos conectados en un mundo donde desde hace siglos millones de mujeres luchan por alcanzar derechos y libertades, pero si eres islámica y quieres ser feminista tienes que ir a buscar tus referentes en el Corán o en los hadits, leerlos en clave feminista y de aquí desprender cuáles son nuestros derechos.
Por lo tanto, es un feminismo que nunca cuestionará las cuestiones fundamentales recogidas en los textos sagrados. ¿Qué dice el feminismo islámico de la libertad sexual?
No la aprueban ni la reclaman. De hecho, he llegado a leer a feministas islámicas asegurando que la libertad sexual es un invento del mundo occidental, y por lo tanto no va con nosotras. Para mí, este es uno de los ejes fundamentales de cualquier lucha feminista, ya que sin libertad sexual no existe la libertad.
Supongo que los textos sagrados hablan de que una mujer tiene que llegar virgen al matrimonio, no puede casarse con alguien que no es musulmán y, por supuesto, no puede ser lesbiana.
Desde el feminismo islámico nunca se ha defendido el derecho y la libertad personal que como mujeres tenemos para hacer el amor cuando queramos y casarnos con quien queramos, sea cuál sea su sexo. Es un insulto. Mis derechos como mujer no se pueden basar en la vida de Mahoma.
¿Cómo es que este feminismo islámico tan conservador es bien recibido, aquí, por los partidos de izquierdas?
Es casi una traición que los partidos supuestamente progresistas den bola y aplaudan discursos tan reaccionarios y que tan poco luchan por los derechos de las mujeres.
¿Cuál crees que es el motivo?
A estas alturas de la película, después de casi tres décadas con presencia del islam en Catalunya, dar espacio a este islam reaccionario y aplaudir la oficialización de símbolos islámicos que esconden misoginia es sencillamente populismo racista. Es buscar votos al precio que haga falta.
En el libro hablas también de cómo el fundamentalismo islámico pretende hacer retroceder a los musulmanes y hacerlos vivir como antiguamente, y de cómo eso afecta al papel de la mujer.
Como ya he dicho, el islam siempre ha sido una religión machista, pero es que los fundamentalistas acabarán consiguiendo que el islam que practicaba mi abuela en un pueblo minúsculo del norte de Marruecos hace sesenta años sea más moderno que el islam actual.
Todos hemos visto fotos de mujeres islámicas en los años sesenta, sin velo, con profesiones liberales, con acceso a la universidad...
Son las mujeres que ahora pasean por la calle sin pañuelo, pero con miedo. Y sobretodp, con la hija al lado con el hiyab puesto. Mira, cuando después de la Primavera Árabe en Egipto los Hermanos Musulmanes accedieron al poder, por primera vez la presentadora del telediario de la cadena estatal apareció con pañuelo, convirtiéndolo en un símbolo de nuevo. Eso ya te lo dice todo.
¿Es la misma estrategia que persigue el fundamentalismo islámico en Europa, pues? Visibilizar a partir del pañuelo.
El problema es que el fundamentalismo, más allá de promover el uso del pañuelo para visibilizar la presencia musulmana en Europa, ha aprendido a adaptarse al entorno. Ahora ya no hacen falta imanes pronunciando discursos sobre nada, porque las redes sociales están llenas de predicadores –muchas veces, jovencísimos- pronunciando discursos brutalmente machistas pero con miles de likes.
En el mundo islámico no se ha producido la secularización que hemos vivido aquí. ¿Imposibilita eso hacer llegar el discurso feminista a los musulmanes más jóvenes?
Es muy difícil que alguien ajeno al islam hable de igualdad de género a una musulmana, ya que rápidamente te pueden tildar equivocadamente de racista. E ir con pies de plomo a la hora de explicar la necesidad de un feminismo real es muy peligroso, ya que o se educa en la igualdad, o lo que se impone es el machismo.
Para terminar, ¿como erradicar el tabú del hecho que alguien no musulmán opine sobre el islam?
Es muy importante, creo, que se haga pedagogía y se trabaje para hacer entender que todo puede ser criticable, y que criticar una religión o sus métodos, en este caso el islam, no se puede traducir en carta blanca para reaccionar violentamente a estas críticas. Yo defenderé a muerte el derecho de cualquiera a creer en lo que quiera, pero también reclamo mi derecho a opinar sobre lo que yo quiera.
Es uno de los principios de la democracia, en teoría.
Quizás el problema es que se nos ha olvidado demasiado rápido aquello de #jesuisCharlieEbdo, tan fácil de decir y tan difícil de asumir.