Las flores más bellas siempre brotan del hormigón. Grandes ilustradores de la actualidad han destacado en el cómic y el manga, un sector artístico muy hermético, desde la perseverancia y el talento, como el ilustrador multipremiado Naoki Urasaka. El autor de Yawara!, Monster y 20th Century Boys fue uno de aquellos dibujantes que sobresalieron contra los titanes de su época, como Osamu Tezuka, creador de la mítica serie Astro Boy. Con más de 140 millones de ejemplares de sus obras, el mangaka habla de su reconocida carrera con nostalgia. "A mi yo más joven le diría: ¡Haz lo que quieras, pero hazlo bien!", sonríe Urasawa, quien visitó Barcelona como invitado de honor y autor del cartel de la 30 edición del Manga Barcelona. Después de 32 años desde su primera visita a la ciudad durante las Olimpiadas de 1992, Urasawa vuelve con la esperanza de infundir, de nuevo, la reivindicación de su generación. "En aquella época, cuando empecé, había menos revistas y menos plataformas para publicar. Además, grandes nombres como Osamu Tezuka o Takao Saito todavía publicaban, cosa que dificultaba que los nuevos autores encontraran su espacio", confiesa el japonés. No obstante, cree que aquellas dificultades fortalecieron su trabajo y el de sus coetáneos, como el autor de Bola de Dragón, Akira Toriyama. "Teníamos un espíritu rebelde: queríamos cambiar el mundo del manga y renovarlo", señala. Explica que los tiempos cambiaron y que el milenio inminente despertó una necesidad de apertura en algunos artistas japoneses. Las Olimpiadas de 1992 en Barcelona fueron un punto de inflexión en la trayectoria de Urasawa, quien quedó fascinado por el modernismo de Gaudí. Su obra es, a menudo, un reflejo del mar de Barcelona, de sus edificios y su gente.
El componente humano
Del suspense hasta la distopía, el autor japonés ha transitado por varios géneros, siempre en busca del "componente humano". "El drama humano es muy importante en mi obra", responde con seguridad el mangaka. Detalla que incluso en Pluto hay esta inquietud. "Hace que te cuestiones más 'qué es ser humano', si esta se define por la tristeza y la empatía que los robots parecen empezar a sentir", detalla. Acompañado por un séquito de editores, el maestro se interesa por los artistas incipientes. "Creo que ahora hay más oportunidades para los jóvenes", asegura Urasawa. Una larga cadena generacional de autores ha permitido que muchos de estos ilustradores jóvenes tengan oportunidad para publicar su obra. Los ritmos de trabajo en Japón requieren una publicación semanal de las principales series de manga, hecho que provoca que la carga de trabajo esté repartida en un equipo formado por el mangaka principal y sus asistentes. La llamada "cantera de asistentes" es un espacio imaginario donde los autores emergentes dan sus primeros pasos.
"Si el mangaka que está trabajando contigo cree en ti, te echa una mano. Uno de los autores para los cuales trabajaba de asistente me recomendó", detalla Juan Albarrán, ilustrador que emigró desde Barcelona a Japón porque encontró la oportunidad de dedicarse al manga. Empezó su carrera como entintador para la editorial norteamericana DC Comics en La Lliga de la Justícia y Pelotón Suicida. Después de ser asistente de varios autores, en el 2022 publicó su primera serie, Matagi Gunner, en la revista Morning de Kodansha. Matagi Gunner, que publica en nuestro país Norma Editorial, cuenta con 9 volúmenes y se ha convertido en una serie muy esperada por los lectores, los cuales, atraídos por el autor, no eran habituales del manga. "Son pocos los mangakas en Japón que no han sido asistentes antes", concluye Albarrán.
Nosotros teníamos rebeldía, sin embargo, este espíritu creo que no es tan fuerte en los jóvenes de ahora
Si ya son pocas las oportunidades para los autores incipientes japoneses, los internacionales no tienen nada que hacer. No obstante, contadas excepciones tienen el valor de perforar la industria japonesa. La autora valenciana Ana Oncina, en el 2024, recibió el segundo premio del International Manga Award del Japón por el título Just Friends publicado en Planeta Manga. Oncina visitó Japón para asistir a la ceremonia de entrega y se presentó delante de varias editoriales niponas. "Es otro mundo", confiesa ella con un brillo especial en los ojos. "Yo no tenía expectativas. Más de 600 obras se habían presentado al premio. Así que decidí ser fiel a mí misma y crear una historia para poder disfrutarla", opina la autora valenciana. Junto a ella, la ilustradora Ana C. Sánchez consiguió el bronce en el mismo premio con su obra Limbo, que un año antes había sido galardonada como mejor manga español. "La tirada y la visibilidad del premio se hicieron notar mucho", detalla Sánchez.
Aunque la "cantera" ha aumentado, junto con las oportunidades, Naoki Urasawa es escéptico. "Nosotros teníamos rebeldía, sin embargo, este espíritu creo que no es tan fuerte en los jóvenes de ahora", lamenta el maestro. Considera que por este motivo tiene que educar desde el ejemplo y seguir dando lo mejor de sí mismo, para motivar a sus sucesores. En los lectores e ilustradores catalanes confía parte de esta rebeldía. Cree que el talento emergente florece desde las rendijas|resquicios del asfalto; no obstante, a veces necesita ayuda para brotar. Ahora la larga cadena ha llegado a incluir nombres de nuestro país. Urasawa fue uno de los primeros autores a abrir camino. Por suerte, no será el último.