A principios del siglo XIX, el mundo estaba cambiando (se habían producido las revoluciones francesa y americana y se estaba gestando la revolución industrial) y el liderazgo mundial, que Francia ostentaba desde 1659 (Paz de los Pirineos), parecía que tocaba a su fin. Sin embargo, el emperador francés Napoleón, por aquel entonces la principal figura política y militar del mundo, intentó alargar este liderazgo con una serie de compras y ventas estratégicas de países y de coronas. A nuestros ojos actuales, esto puede parecer imposible, pero Napoleón no solo cambió el trazado de las fronteras con la guerra, sino también con este tipo de operaciones.