Hace unos años el conocimiento de la implicación de los catalanes en el tráfico de esclavos era muy escaso, incluso entre los historiadores especialistas en historia de Catalunya, de América o de África. Dos trabajos pioneros de J. Maluquer de Motes (1974) y de J.M. Fradera (1984) no tuvieron continuidad en aquella época, y durante lustros sólo se registraron pequeños avances, en cuentagotas, sobre esta materia. Pero en los últimos años las aportaciones en este campo se han disparado y el conocimiento ha crecido de forma espectacular. Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud atlántica (siglos XVI-XIX), un libro coeditado por Martín Rodrigo y Alharilla y Lizbeth J. Chaviano Pérez (Icaria Editorial) permite que lleguen al gran público algunos de los principales progresos obtenidos por los historiadores en este campo.
Artur Mas, su timón y el tatarabuelo
Artur Mas acostumbraba a presumir de bisabuelo marinero. Pero no solía hablar de su tatarabuelo, Joan Mas Roig. En este libro el historiador Martín Rodrigo descubre que Joan Mas fue el capitán del falucho Pepito, que en 1844 llevó a 825 esclavos africanos de la costa africana al Brasil. ¿Quién era el fiador de esta expedición? Ni más ni menos que Mariano Serra, el suegro de Dorotea de Chopitea, una burguesa barcelonesa que quieren beatificar por las obras de caridad realizadas (con el dinero heredado de su suegro, ganado con la sangre de los negros). No son casos excepcionales (sólo hay que recordar a la familia de los marqueses de Comillas o el caso de los Goytisolo): una parte de la burguesía del Estado español se lucró con el tráfico de esclavos (y muchos más con las plantaciones cultivadas por esclavos). Pero tampoco es tan común como algunos podrían pensar encontrar a los grandes apellidos de hoy entre las listas de implicados entre el tráfico de esclavos: porque importantes sectores de la burguesía del siglo XIX no se involucraron en él, y porque hay una renovación continua de las élites y los descendientes de algunos de los grandes contribuyentes del siglo XIX ya no figuran entre las grandes fortunas catalanas.
Casos evidentes contra la ocultación
Buena parte del tráfico negrero catalán se produjo en el siglo XIX, en pleno periodo de prohibición. Por lo tanto, se hicieron esfuerzos por ocultarlo, ya que la flota inglesa perseguía encarnizadamente los fuselajes negreros y los diplomáticos y espías ingleses utilizaban cualquier información para capturar a los traficantes de esclavos. Además, en aquel momento el tráfico negrero ya era una actividad mal vista, y los implicados intentaban no dejar muchos rastros con el fin de evitar su estigmatización. Todo el mundo sabía que se traficaba con esclavos, pero los periódicos de la época lo negaban taxativamente. En los archivos de Catalunya, a diferencia de lo que pasa en Gran Bretaña, casi no se conservan diarios de capitanes de barcos, ni correspondencia sobre el tema, ni documentación empresarial de los barcos... Pero hay vías para informarse sobre las actividades de los negreros: los archivos de Cuba y de Gran Bretaña están llenos de informaciones. Pero también se encuentran datos en los archivos notariales catalanes, si se revisan detalladamente. Y algunas familias, como los Goytisolo, han preservado la documentación familiar y la han puesto al servicio de los historiadores. En este libro se aportan datos esenciales que muestran la implicación de catalanes en actividades esclavistas en algunos casos concretos. A buen seguro que se podrían documentar muchos más, si los historiadores se dedicaran a ello.
Del XV al XIX
Negreros y esclavos agrupa 8 artículos, todos ellos elaborados por destacados especialistas, en buena parte del grupo de trabajo Islas e Imperios de la UPF, uno de los equipos de investigación punteros en este ámbito. Eloy Martín Corrales analiza la esclavitud de los negros en Catalunya del siglo XVI al XIX, para poner de manifiesto que este fenómeno fue mucho menos anecdótico de lo que podría parecer. Josep M. Delgado perfila la participación de los catalanes, a finales del siglo XVIII, en los primeros intentos de comercio de esclavos libre, fuera de los mecánicos del asiento. El resto de artículos hacen referencia al comercio ilegal que se desarrolló en el siglo XIX, de 1817 en 1866, y que supuso el grueso de la participación catalana en el tráfico. Mientras Michael Zeuske hace un artículo con una cierta vocación panorámica, el resto de autores (Martín Rodrigo, Lizbeth Chaviano, José Miguel Sanjuan, Xavier Juncosa y Xavier Sust) prefieren hacer estudios de caso: sobre los capitanes José Carbó, Pere Manegat, Gaspar Roig, Esteban Gatell y Joan Barba, sobre Jaume Torrents, sobre la empresa Casa Vidal Ribas y sobre el barco negrero Luisa.
¿De dónde viene la riqueza de Catalunya?
Los estudiosos de la esclavitud y el tráfico de esclavos se han planteado a menudo la posible relación entre la riqueza que permitió la industrialización de Catalunya y el tráfico de esclavos y la esclavitud. Hay ciertas cuestiones que gracias a los recientes avances van quedando claras, como que la repatriación de capitales desde América tuvo un papel clave en el desarrollo catalán de la segunda mitad del XIX, o que el sector económico que permitía una mayor acumulación a corto plazo era, justamente, el tráfico de esclavos. Todavía nos faltan estudios conjuntos de toda Catalunya, pero a partir de las investigaciones que se van haciendo, y que aparecen en Negreros y esclavos, se detecta una fuerte presencia de capitales procedentes del tráfico de esclavos en tres sectores estratégicos: en la banca, en el sector inmobiliario (por ejemplo, en las Ramblas y en el Eixample barcelonés) y en el transporte marítimo. Es pronto para tener porcentajes y para determinar el peso exacto de la esclavitud en cada uno de estos sectores, pero hay pistas sólidas que pueden conducir a nuevas investigaciones. Parece ser que el rastro de los esclavos llega hasta una parte significativa de las viviendas burguesas del Eixample (e incluso al palacio Savassona, la sede del Ateneu Barcelonès).
Una historia madura
En los últimos años los especialistas en historia de Catalunya se han abierto mucho a la revisión de los aspectos más oscuros de nuestro pasado. El tráfico de esclavos hasta ahora había sido poco estudiado, porque avergonzaba, y porque se situaba en una conjunción entre territorios lejanos, difíciles de trabajar porque hacían falta conexiones internacionales y trabajos en archivos lejanos. Como consecuencia del silencio de los historiadores, el conocimiento sobre el tráfico de esclavos se ha nutrido de rumores y de ideas falsas. Para contrarrestar estas visiones simplistas, Negreros y esclavos es un trabajo esencial. No es una obra divulgativa, pero concentra una serie de artículos que permiten configurar una visión panorámica del fenómeno para aquellos acostumbrados a leer libros de historia. Esta es una obra clave para saber más sobre las relaciones entre Catalunya, América y África, pero también para aprender sobre los secretos más insondables de los catalanes. Un libro que enseña mucho, y que abre la puerta a toda una línea de investigaciones.