Ngũgĩ wa Thiong'o ha vuelto a Barcelona, para participar con uno de los Debates del CCCB, con una conversación con Laura Huerga. El autor keniata ha sido invitado con motivo de su libro La revolución vertical, una publicación infantil, pero apta para todos los idiomas, que se ha publicado simultáneamente en catalán (en el editorial Raig Verd), en castellano (en la editorial Rayo Verde) y en aranés (en Pagès Editors). El escritor africano asegura que esta historia sobre la colaboración fue un regalo para su hija, cuando era pequeña; durante su charla ha explicado la relación entre su cuento y su visión de la sociedad.

Es muy probable que el primer ser humano fuera una mujer

Una revolución vertical para la cooperación

Ngũgĩ wa Thiong'o explica que cualquier sistema represión empieza a reprimir tu propio cuerpo. Y eso, según él, lo hacen por todas partes también los acosadores: te convierten en enemigo de tu cuerpo, y eso hace que te sientas incómodo, como lo hacen a menudo los hombres con las mujeres. La revolución vertical es una obra sobre la necesaria complementariedad de las partes del cuerpo, con el deseo de reivindicar la dignidad de todas y cada una de ellas, en todas las personas. Su editora, Laura Huerga, ha explicado que cuando el ilustrador Comotto propuso a Ngũgĩ que el personaje central fuera una mujer, enseguida se mostró de acuerdo. El escritor ha añadido que es obvio, porque cualquier humano, hombre o mujer, ha pasado como mínimo nueve meses en un cuerpo de mujer. Incluso ha asegurado que lo más probable es que el primer ser humano fuera una mujer, y no un hombre, como dicen muchas tradiciones, como la cristiana. En realidad, Ngũgĩ recientemente ha acabado de escribir una obra épica en kikuyu en la que sitúa a una mujer como origen de la humanidad

Si los mapas fueran proporcionales, Europa sería sólo una pequeña provincia del África

Reivindicación de un continente

Ngũgĩ ha querido reivindicar su continente de origen rompiendo tópicos: "Si los mapas fueran proporcionales, Europa sería tan sólo una pequeña provincia del África". Ha querido reivindicar que "África no es un continente pobre, pero África ha sido consumida por Occidente". Y ha recordado que muchas ciudades europeas han sido construidas sobre el dinero producido por la explotación de los esclavos y que la Revolución Industrial se financió con el capital acumulado durante el periodo de tráfico de esclavos y de explotación de territorios exóticos con el colonialismo.

Europa ha intentado acabar con la memoria de todos los territorios colonizados

La destrucción de unas culturas

El escritor de Kenia ha denunciado con contundencia la herencia colonial, que para él se prolonga hasta hoy, porque "Europa ha intentado acabar con la memoria de todos los territorios colonizados", para mantener su poder a largo término, incluso después de la descolonización. Ha recordado que España, en tiempos de Carlos I, intentó prohibir y eliminar la escritura local de los pueblos mesoamericanos conquistados... Ha querido poner otros ejemplos: "Donde encontraban un templo maya, lo destruían construían una iglesia" y también "destruían el lenguaje de los otros y los imponían su propia lengua". "Eso es una humillación" para los colonizados, ha concluído Ngũgĩ, quien ha apuntado que el pensamiento colonialista explica que "su lengua es más que la tuya, su cuerpo es más que el tuyo". Y ha apuntado que hoy en día el Tercer Mundo no está sólo en África o Asia, sino por todo el mundo, porque el Tercer Mundo es mucho más que un territorio, es una relación de subordinación, de jerarquía: "Cuando uno se sienta sobre otro es el que está encima es lo que ve más, pero depende para todo del que está debajo. Es una relación parasitaria". Y eso, para él, es lo que pasa con el sistema capitalismo, y con su forma colonial que es el imperialismo. Pero ha querido acabar con un toque de optimismo: "Los humanos no podemos aceptar que las cosas tienen que permanecer como están. Tenemos que imaginar otros mundos. Y no podemos dejar de soñar y no imaginar. Porque el resultado de soñar e imaginar es un mundo mejor".