La bofetada que Will Smith le atizó a Chris Rock en la gala de los Oscars del año pasado fue un auténtico boom mediático. De hecho, resonó más el sopapo que el motivo por el cual fue dado. La causa fue un comentario desafortunado, ofensivo y misógino que el humorista le hizo a Jada Pinkett Smith sobre su alopecia. Un acto condescendiente y patriarcal que, en realidad, solo es la punta del iceberg. La agresión se coló hasta en lo más hondo de las entrañas internacionales, alimentó abundantes críticas y debates feministas, fue el símbolo más obvio y recalcitrante del menosprecio constante a las mujeres. Pero lo cierto es que las situaciones indignas vividas por ellas en toda la historia de los Premios Oscar se cuentan por millares aunque jamás se hayan viralizado de igual modo. El pasotismo y la indiferencia pueden doler igual que un golpe. Y los Oscars 2023 se han vuelto a vestir de gloria incluso antes de celebrarse.

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Los Oscars 2023 y la brecha de género

Las cifras en perspectiva de género vuelven a ser desastrosas en esta edición. La Academia vuelve a darle la espalda a las mujeres de la industria. Nada nuevo bajo el sol: ni una directora nominada en la categoría de mejor dirección y de las 10 producciones que optan a la cotizada categoría de mejor película, solo una está dirigida por una mujer: Sarah Polley por Ellas hablan, la radiografía de una colonia religiosa en 2010 en la que las mujeres tratan de reconciliarse con la fe tras ser violadas sistemáticamente. Otras películas resonaban con fuerza en las predicciones pre-nominaciones, como La mujer rey, de Gina Prince-Bythewood, que contaba con un ejército exclusivamente femenino; o Till, en la que la cineasta nigeriana Chinonye Chukwu cuenta la historia de una madre que lucha para esclarecer la muerte de su hijo. También Al descubierto, la película de Maria Schrader sobre las dos reporteras que destaparon los abusos de Harvey Weinstein, o incluso Aftersun, de Charlotte Wells, un caramelito que ofrece una mirada tierna y distinta de la paternidad. Todas tienen en común tres cosas: que están dirigidas por mujeres, que sus relatos huyen de la mirada patriarcal del mundo y que han sido ignoradas por los Oscars.

Ellas hablan es la única producción nominada a mejor película dirigida por una mujer.

Parece que las demandas de los últimos años no acaban de cuajar en las votaciones de los académicos, que siguen priorizando la mirada masculina y preponderando historias contadas desde el punto de vista androcéntrico. Muchas de las críticas se escudan en que quizás lo que pasa es que no hay suficientes películas producidas y dirigidas por mujeres —algo que, de ser cierto, ya sería prueba más que evidente de machismo— o en que las cuotas son inútiles si van en detrimento de la calidad del producto cinematográfico. Si algo demuestran los datos es que las mujeres de la industria han estado históricamente infrarrepresentadas. Primero, porque no podían acceder a posiciones laborales, y después porque la hegemonía viril ha silenciado sus historias y la mirada que ellas tienen del mundo. 

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Vayamos a los números. Según Statista, la participación de las mujeres como protagonistas en películas norteamericanas en 2021 era del 47,2%, casi la mitad. Un aumento considerableme respecto a la década de los 2010, cuando era solo del 25,6%. De hecho, en aquellas fechas, no más del 30% de las películas ganadoras a mejor película en los Oscars tenían a una actriz haciendo el papel principal. Si bien la participación femenina en los papeles femeninos más relevantes ha ido creciendo, no lo ha hecho detrás de escena. En 2021, dice el mismo estudio, las mujeres solo representaban una cuarta parte del personal necesario para llevar adelante una película. Es decir, en pleno siglo XXI las mujeres siguen siendo una flagrante minoría a la hora de contar relatos. Y, claro, el número baja cuando a la ecuación de género se le suma la discriminación por etnia y la brecha racial.

Solo 3 directores ganadoras del Oscar en casi 100 años

Esta será la 95ª edición de los Oscars, casi un siglo de galardones y más de 3.000 estatuillas repartidas entre los profesionales del mundo del cine. La gran mayoría, entregadas a hombres. Una investigación de The Guardian publicada en 2020 señalaba que en toda la historia de los premios solo un 14% —de los más de 10.000 nominados en categorías no condicionadas por el género, como las interpretativas— fueron mujeres. En la mejor música, hasta 2020 solo se contaba el 1,6% de representación femenina de más de 1200 nominados. Todavía es peor en la categoría de mejor fotografía: en casi 100 años solo ha habido una mujer nominada que no se acabó llevando la estatuilla. 

Kathryn Bigelow fue la primera mujer de la historia en ganar un Oscar a la mejor dirección.

¿Y qué pasa con la mejor dirección? ¿Qué pasa con lo que tienen que decir las cineastas al mundo entero? Comparadas con otras categorías, la representación es algo más elevada, aunque el ascenso sigue siendo tan ridículo que es imposible pasarlo por una buena noticia. Desde la primera ceremonia en 1929 hasta este año ha habido 464 cineastas nominados, de los cuales solo 7 han sido mujeres. La primera fue Lina Wertmüller en 1975 por Pasqualino: Siete bellezas. Ganadoras, solo 3: Kathryn Bigelow fue la primera de la historia por En tierra hostil en 2010; Chloé Zao se alzó como la primera mujer asiática en llevarse la estatuilla por Nomadland en 2021; y Jane Campion cerró el podio el año pasado por El poder del perro tras ya estar nominada en 1993 por El piano.

Desde la primera ceremonia en 1929 hasta este año ha habido 464 cineastas nominados a mejor dirección, de los cuales solo 7 han sido mujeres

Las otras tres directoras que tuvieron la oportunidad de competir por el galardón y se fueron con las manos vacías fueron Sofia Coppola (Lost in Translation, 2003); Greta Gerwig (Lady Bird, 2017); y Emerald Fennell (Una joven prometedora, 2020). Ni rastro de mujeres trans —exceptuando el Oscar a mejor película extranjera de la chilena Una mujer fantástica en 2018, interpretada por Daniela Vega, que fue la primera actriz transexual en subir al escenario de los Oscars —. Ninguna mujer afroamericana ha sido nunca nominada a la mejor dirección en 95 ediciones de los Oscars, y solo Ava DuVernay ha conseguido ser la primera mujer negra en dirigir una producción nominada a mejor película por Selma