Pensamos que la cuna de la nación catalana está en los valles más ocultos del Pirineo oriental. Pero eso no es exactamente así. Si bien es cierto que las personalidades que impulsarían los primeros pasos de Catalunya, como comunidad nacional, surgieron en el Pirineo, también lo es que la raíz más remota de nuestra historia está en Nimes y en la Camarga. Nimes fue la última plaza de un proyecto independentista primigenio y, en buena parte, desconocido. La última plaza de la resistencia visigótica de la Tarraconense y de la Narbonense. Y la primera plaza del proyecto carolingio de recuperación del territorio, del punto de inicio de nuestra historia nacional.