Antes que un sector del flamenco pusiera a Rosalía contra las cuerdas, María Rosa García (San Fernando, 1977) ya generó debate por fusionar el género de Camarón de la Isla con otras tendencias musicales, melodías y texturas que bebían un poco de las sonoridades pop. Pero, pese a ese fugaz paralelismo, la mujer que lleva más de 25 años siendo Niña Pastori no cree que ella y la de Sant Esteve Sesrovires tengan nada que ver. La cantante gaditana tiene un sello propio que ha ido cosechando durante toda su trayectoria y que ha hecho escuela: difícil no entonar algunos de sus estribillos más conocidos, como échame una mano prima que viene mi novio a verme o una moneda tiré yo al agua, y mi deseo se enamoraba. Porque la Pastori es de las figuras que más y mejor ha acercado el flamenco a la juventud y que, lejos de quedarse estancada, ha sobrevivido a la evolución de la industria. El 18 de agosto actuó en el festival Arts d'Estiu de Pineda de Mar para presentar Osú qué niña, el single adelanto de su próximo álbum, que contiene algunas pinceladas autobiográficas. Porque si una cosa le gusta a la alquimista del nuevo flamenco, como algunos le llaman, es mostrar sus raíces sin vergüenzas, con pasión y alevosía.
Un día va y te alaba el mismísimo Camarón de la Isla. ¿Cómo fue? ¿Cómo se vive con esa responsabilidad?
Eso fue en el teatro Andalucía en Cádiz, cuando yo tenía 9 o 10 años. Se celebraba un homenaje a un guitarrista que se llamaba el Niño de los Rizos y había muchos artistas, entre ellos Camarón ,y tuve la gran suerte de que me presentara ese día. Para mí fue algo muy importante y, cuantos más años pasan, más importante lo siento, además de inolvidable. No pienso mucho en la parte de la responsabilidad, porque es algo muy fuerte y si no, no lo disfrutaría. Es una gran satisfacción que me haya pasado y lo seguiré disfrutando toda mi vida.
Te descubrió Alejandro Sanz en un tablao y cuentas que, cuando te escuchó, se arrancó a tocar la guitarra. Con las tecnologías y la dictadura de la inmediatez, ¿se ha perdido hoy en día esta autenticidad?
A Alejandro le conozco en La Venta de Vargas, fue un día también maravilloso e inolvidable y echamos un rato en familia. Estuvimos cantando y compartiendo, y a partir de ahí iniciamos una amistad y una relación muy bonita, que hoy en día es casi familia, y con la suerte de compartir la música, que para mí es lo más importante. No creo que se haya perdido la autenticidad, pero sí son otros tiempos. Estamos más unidos por las redes sociales, pero en realidad también hacemos las cosas más en solitario.
No se ha perdido la autenticidad en la música, pero son otros tiempos
Tú transgrediste los límites del flamenco tradicional. ¿También recibiste críticas del sector por innovar con el género, como Rosalía?
La verdad es que no creo que Rosalía y yo tengamos nada que ver, son otros tiempos y otros estilos. Sí quizás coincidimos en que las dos empezamos muy jóvenes y nos fue muy bien desde el principio.
Has cantado en directo con ella. ¿Qué piensas de su viraje hacia otras sonoridades más urbanas?
He tenido la suerte de cantar con ella en el Teatro Real cuando grabé mi directo Realmente Volando y fue fantástico poder compartir escenario con ella y con el resto de los compañeros que me acompañaron aquella noche. A mí lo que hace me encanta. La admiro muchísimo como artista y también como persona.
A ti enseguida te encumbraron como la nueva voz del flamenco. ¿Esa etiqueta te generó dudas o presión alguna vez?
A lo largo de estos años me han etiquetado con muchas cosas, muchas de ellas que ni sabré, pero simplemente son etiquetas. Al final uno lo que tiene que hacer es lo que le gusta, hacerlo con cariño y dejar a un lado lo que puedan decir, tanto para bien como para mal, para que no te afecte ni por un lado ni por otro. Y hacer las cosas como a ti te gustan, a tu modo y según tu forma de sentir el arte del flamenco y de la música.
Sumémosle la brecha de género a la ecuación. A lo largo de tu carrera, ¿has sentido que se te ha juzgado más por ser mujer?
Yo la verdad es que nunca me he sentido juzgada. Me he sentido siempre querida, respetada y bien tratada tanto por los que pertenecen a la música, en cuanto a músicos y gente de la industria, como por la parte del público o medios de comunicación.
Más de 25 años en los escenarios, una quincena de discos en el mercado y una trayectoria intachable. ¿Cómo ha evolucionado la música de Niña Pastori?
25 años de carrera dan para mucho y he tenido la oportunidad de poder estar con muchos artistas, con muchos músicos, con mucha gente buena de la cual he aprendido o he intentado aprender y he hecho todo lo que he podido en cada momento, dando lo mejor de mí. Pienso y espero haber evolucionado, claro.
Nunca me he sentido juzgada
Sigo navegando, disco recopilatorio de tus 25 años de carrera que sacaste en 2021, contiene nada más y nada menos que 55 canciones. ¿Cómo escoge una los trocitos que han marcado más su vida?
El proceso de selección fue complicado porque hay muchas canciones, muy bonitas, que son muy especiales para mí, cada una por un motivo y una razón distinta pero, al final, todas son canciones mías. Fue difícil elegir y buscamos una mezcla entre lo que nos gusta a nosotros y lo que les gusta y te piden los fans, y así poder hacer un recopilatorio como el que hemos conseguido, que creo que ha quedado muy bonito
¿Tú escuchas tus discos cuando te duchas?
Hay varias canciones que son importantes para mí pero jamás me escucho, no me gusta escucharme, ni verme. Me pasa desde muy pequeña.
Tu estilo no se entiende sin la pasión, la melancolía y el desgarro. ¿Has tenido que adaptarte (o adaptar tu música) mucho a las nuevas plataformas para que ese estilo siga teniendo espacio?
Yo nunca he sentido que tuviera que adaptarme, he ido creciendo y he ido evolucionando conforme ha ido pasando el tiempo, porque inevitablemente una está en el mundo y vas escuchando cosas y te vas empapando sí o sí de todo lo nuevo. Pero nunca he tenido que hacer un esfuerzo para estar ahí, ha sido siempre de una forma natural y no olvidando nunca ni quién soy ni de dónde vengo.
Eres una de las voces de mi generación que sonaba en la lista de Los 40, la misma que ahora está monopolizada por canciones de reggaetón. ¿Es ahora más simplista la cultura musical de este país?
Hay un cambio y hay otros artistas y otros géneros que se están escuchando ahora y, quizás hace un tiempo, o no existían, o no se escuchaban tanto. Forma parte de la evolución de la vida, igual que ahora comemos cosas distintas, nos vestimos diferente o los coches evolucionan… igual le está pasando a la música y ha cogido otro carácter. Todo es positivo para mí. Todo es importante y a todo hay que darle su sitio.
Artistas como Guitarrica, Niño de Elche, C. Tangana o (otra vez) Rosalía, están exportando al mundo la marca del flamenco. Pero, ¿qué es el flamenco, cómo lo definimos?
Son muchas cosas y hay gustos para todo… Hay veces que por artistas que tienen un aire flamenco en sus canciones, se consigue atraer a un público más joven y se les hace entrar en una línea que quizás, de otra forma, no entrarían. Porque el flamenco puro hay que entenderlo, y hay que mamarlo y hay que saberlo, es una música muy complicada y muy difícil. Al ser algo tan ortodoxo y tan tradicional, quizás es más complicado para los jóvenes.
El flamenco puro hay que entenderlo y mamarlo, es una música muy complicada
¿Se ha politizado el flamenco?
¿Qué no está politizado hoy en día? Forma parte del juego de la vida…
Tu madre, la Pastora de la Isla, fue cantaora y ella es de etnia gitana. ¿Habéis vivido el racismo?
Jamás hemos vivido el racismo. Nacimos en una tierra donde el gitano y el payo han convivido perfectamente y no ha habido nunca ningún problema, si no, todo lo contrario. Para nosotros siempre ha sido un orgullo tanto una cosa como la otra.
Y es la verdad / querer así es un pecao, válgame Dios / que me perdone el santo padre pero yo / no sé vivir si no te tengo y a mi vera. ¿Cómo es tu relación con Dios?
Yo siempre he sido una persona muy creyente, siempre he tenido mucha fe. Me he criado así y la sigo teniendo. Dios es muy importante en mi vida.
También es recurrente que le cantes al amor. ¿Qué es el amor para ti?
El amor es lo que nos mueve y lo que mueve al mundo, y ojalá que para todos fuese así, creo que las cosas serían de otra manera. Si a todos nos moviera el amor, muchas cosas que están pasando, no pasarían.
En un camino tan imprevisible como el de la fama, ¿tú te has rodeado de buena gente?
Me he rodeado siempre de buenos compañeros y de buena gente, sin forzar nada. Así han venido las cosas… Afortunadamente, he tenido el respeto de los compañeros y tengo muy buena relación con todos. Y seguramente hay de todo en la vida, pero como yo he tenido la suerte de rodearme de gente buena, no he sentido nunca envidia. Yo he disfrutado con la música y eso siempre atrae cosas bonitas.
Dios es muy importante en mi vida
Cuando pienso en Niña Pastori, siempre pienso en una mujer sonriendo. Es difícil disociar tu imagen de la alegría. De hecho, la protagonista de tu último single Osú qué niña podrías ser tú. ¿Es real esa imagen de mujer feliz?
Soy feliz de verdad. Disfruto de las pequeñas cosas, me he criado con esa creencia, de disfrutar de lo poco o mucho que hayamos tenido, y sigo haciéndolo. Tengo mis problemas, como todo el mundo, nada es perfecto y nada es todo de color de rosa. Pero, gracias a Dios, tengo una familia, dos hijas preciosas, sanas, bonitas, buenas… Eso es el motor de mi vida. Y teniendo salud, pues hay alegría.
¿Qué es lo más importante para sobrevivir a la fama sin perder la humildad?
Yo pienso que todo lo que te pasa en la vida va acorde a tu personalidad y a como seas como persona. Yo tampoco le he dado nunca más importancia a la fama que la que tiene. En mi profesión me va bien, es mi trabajo y siempre me lo he tomado por ese lado. Siempre he pensado en disfrutar de lo bueno que me ha pasado y en poder vivir de lo que más me gusta, que es cantar y tener a la gente conmigo, a mi lado. Eso es lo más importante.