La Editorial Península acaba de publicar No tendréis mi odio, de Antoine Leiris, marido de una de las muertas en el asalto islamista contra la sala de fiestas Bataclan de París (en catalán, en Edicions 62). El 13 de noviembre de 2015 Helène, la pareja de Antoine, se marchó a una fiesta. No volvió nunca más. Este pequeño librito agrupa una serie de breves textos escritos durante los días que siguieron al ataque y que relatan el proceso de duelo del autor.
Un ser excepcional
Leiris se centra en este libro a llorar por "un ser excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo." Explica el trauma que supone, para él, pero también para su hijo de 17 meses que todavía no habla, la muerte del Helène, una mujer que se había hecho el propósito de ser una madre modélica y que se retrata como una mujer cargada de amor y de pasión.
Contra la espiral del odio
La base del libro es la carta que escribe el autor a los terroristas después de la muerte de su mujer, en que afirma que "no os obsequiaré con mi odio" porque "responder al odio con la cólera sería ceder a la misma ignorancia que ha hecho de vosotros lo que sois". Leiris, en su texto dirigido a los terroristas, afirma que se niega a tener miedo, a mirar a sus conciudadanos con desconfianza o a sacrificar su libertad por la seguridad. Pese al dolor, el autor apuesta claramente por el optimismo. Y en el último de sus escritos relata como, acompañado de su hijo, "caminamos hacia nuestra nueva vida".
Lección completa
La muerte de un ser amado es siempre traumática. La angustia todavía debe ser mayor cuando la persona muere como consecuencia de una acción violenta. Y el desconcierto se debe incrementar cuando alguien muere en un atentado tan brutal e indiscriminado como los del 13 de noviembre pasado. Leiris explica cómo tiene que reubicarse en el mundo, después del desastre. Y su texto es un magnífico exponente del esfuerzo de la víctima para racionalizar su dolor, por dar sentido de nuevo a su vida, para encontrar unos nuevos referentes para criar a su hijo.
La voz de las víctimas
Nuestra sociedad se siente impotente ante el terrorismo indiscriminado del DAESH. Todos hemos estado, en un momento u otro, en lugares similares a los que han sufrido atentados islamistas: estadios, discotecas, terrazas de bar, festivales piromusicales... Cualquiera de nosotros puede caer en atentados de este tipo, y esto refuerza nuestra identificación con las víctimas. Quizás por eso este libro ha despertado tanto interés. Por eso y porque, obviamente, Leiris escribe muy bien. Tiene una gran capacidad para transmitir sensaciones y situaciones difíciles, para hacerte identificar con su posición.
¿Un héroe moderno?
Este librito nos obliga a preguntarnos si la gente hubiera empatizado tanto con la historia si el muerto hubiera sido un vago inútil, huraño, huérfano y sin hijos, en vez de Helène, un ser de película, con un esposo amantísimo y un hijo modélico. Ante la impotencia que genera el terrorismo indiscriminado, hay tendencia a convertir a las víctimas en héroes. Las víctimas, que han muerto de forma absurda, tienen que ser elevadas a seres ejemplares: son condecoradas, aplaudidas, alabadas... (lo conocemos bien, aquí, con el precedente del reciente conflicto vasco). Se intenta tapar el absurdo de la muerte con una mitificación de la víctima. Leiris lo sabe, y en el texto se niega a aceptar el papel de héroe, asegurando que tan sólo es una víctima de los terroristas. Pero el éxito de su libro se debe, sin duda, a en qué Leiris se ha convertido en una especie de héroe mítico contra el DAESH, un hombre con una vida de película que se niega a doblegarse ante los verdugos a pesar de la muerte de su mujer. Pero no nos confundamos. Es, sencillamente una víctima.