Univers se pasan al lado oscuro con su segundo disco, Límit constant
Nacieron como un proyecto paralelo en que se encontraron miembros de Mujeres, Aliment y Piñata. Supuesto entretenimiento entre disco y concierto de sus respectivas bandas que se reivindicó cosa seria cuando publicaron su primer EP: La pedregada (2012). Pequeña obra maestra de nuestro subsuelo musical, Univers evidenciaban una facilidad casi irritante para transitar entre las ondas del C-86, el shoegazing y el surf rock. Talento para crear melodías adictivas como el azúcar marrón afgano cubiertas de telarañas en muros de distorsión que, a pesar de que más oscuro, volvieron a restregarnos por la cara con su debut de largo, L'Estat natural (2014).
Inspirado en la obra del filósofo polaco Zygmunt Bauman, autor de la teoría de las realidades líquidas (eso no lo sabía, pero, después de buscarlo a la Wikipedia, lo he puesto porque siempre queda como más cultureta), dos años después Univers amplían su catálogo de discos que escucharán muy pocos pero que tendrían que ser materia obligatoria en nuestras escuelas. Prosiguiendo una evolución que los muestra un poco más oscuros con cada una de sus nuevas referencias, Límit constant nos remite a la década de los ochenta y al post punk marcial y desgarrador de Joy Division y a los The Cure más gótico. Alguna cosa así como los hijos no reconocidos de los nunca suficientemente reivindicados Kitsch.
Universo. Límite Constante. Famélico. Indie rock.