Omar Rodríguez-López lo tuvo claro ya de bien joven: quería grabarlo todo con su cámara para inmortalizar su paso por la vida (al principio le interesaba más el cine que la música). El objetivo primario no era, ni mucho menos, el de utilizar ese material para que después Nicolas Jack Davies hiciese un documental basado en él y The Mars Volta, su grupo (también dirigió uno sobre Mumford & Sons y otro sobre la historia del sello discográfico Trojan Records). Sin duda alguna, la pareja artística que forman Omar Rodríguez-López y Cedric Bixler-Zavala ha estado siempre al filo de la navaja. Siendo conscientes de que eran inmigrantes en Estados Unidos y que, de alguna manera, el entorno les iba a mirar con recelo. La desconfianza propia de una sociedad que, hasta que no consigues cierto estatus, examina con lupa cada movimiento. Y así, desde la incertidumbre y la precariedad, empezaron a caminar en El Paso estas dos almas gemelas que estaban destinadas a cruzarse.

Omar y Cedric, dos almas gemelas destinadas a cruzarse

En este guion hay muerte, traición, adicciones, pero, sobre todo, hay amor

Omar and Cedric: If this ever gets weird trata muchos temas espinosos, no solo los relacionados con la música y el hecho de estar en una banda. En este guion hay muerte, traición, adicciones, pero sobre todo, hay amor. Por muchas cosas, como la lealtad con tu compañero, cuando, en momentos delicados, sabes que hay que ponerse en la piel del otro. Como cuando Cedric, ante una situación económica de riesgo, le pide a su amigo Omar reactivar At The Drive-In para hacer una gira y así obtener ingresos. En todo caso, lo harán sin ambages ni condiciones: el reto es conseguir dinero. De hecho, esa etapa estaba liquidada y quemada, pero se abre de nuevo esa puerta por una necesidad imperiosa. Antes habían pasado por otros procesos, con proyectos que no eran tan opuestos a aquel. Quizá más anclados en la experimentación y la voluntad de crecer. En su día, la nave de At The Drive-In se hizo muy grande, y lo más grave es que en la recta final les era incómoda. Y no era esa la idea que tenían como grupo. Aunque partieran de una óptica punk e independiente (o hardcore en cualquiera de sus variantes), no querían que les viesen como una alternativa a Nirvana, ni que en sus conciertos prevaleciesen los pogos y la violencia. Por eso, cuando les propusieron colaborar con el productor Ross Robinson, quien había trabajado con bandas como Korn (precursores del nu metal), se opusieron. Si bien, luego aceptaron y el resultado fue de campanillas. Solo había que oír el disco Relationship of command.

Omar and Cedric. If this ever gets weird

Toda la verdad

La historia de Omar y Cedric ha dado muchas vueltas, con infinidad de giros y múltiples dificultades; una narración cruda y abstracta. Con esa idiosincrasia, la de unos músicos inclasificables que abogan por la libertad creativa, sin patrones fijos y sin límites. En su trayectoria se han cruzado personalidades con mucho fuste: Flea les ayudó cuando lo necesitaban, John Frusciante fue una fuente de inspiración, Rick Rubin puso paz y orden, o incluso estaba un Zack de la Rocha que no ha dejado de reivindicarles. El documental en sí parte de la sinceridad y la honestidad. Es más, cuando tocan temas dolorosos, como la muerte de su compañero y casi hermano Jeremy Michael Ward (también la del teclista Isaiah "Ikey" Owens), se abren en canal, explicando el distanciamiento, qué difícil era encajar una pieza como esa, presa de la adicción; cómo los consejos caían en saco roto. Sucede lo mismo en el momento en que Omar y Cedric toman sendas distintas porque aquello hace aguas.

Omar y Cedric, juntos incluso cuando las cosas se ponen difíciles

Omar, cada vez más profesional y comprometido con su causa artística y esa hiperactividad patente en el estudio, contrastaba con el bloqueo vital y musical de Cedric, quien cayó en manos y en la trampa de la Cienciología

Omar, cada vez más profesional y comprometido con su causa artística y esa hiperactividad patente en el estudio, contrastaba con el bloqueo vital y musical de Cedric, quien cayó en manos y en la trampa de la Cienciología. Un episodio misterioso y tenebroso del cual salió. Y ahí, a su lado, estaba Omar, a pesar de que había más cristales rotos de la cuenta y temas que limar, su amigo le echó un cable. Lo normal cuando te unen tantas cosas y eres parte de la familia. Y tras tantos proyectos, algunos funcionando como puente para otros, tales como De-Facto (aquí con la influencia portorriqueña muy presente) o Antemasque (con Flea al bajo), el músculo está en The Mars Volta y su coctelera cósmica. Tras la semilla de discos como De-Loused in the Comatorium o Frances the Mute, en 2022 (después de la separación en 2013) regresaban con un disco homónimo que era, ante todo, la reavivación de un fuego del que quedaban rescoldos. Y esa llama nos extrañaría que se volviese a apagar. En el fondo, Omar y Cedric son como una hermandad, y en este relato, el del documental que ha dirigido Nicolas Jack Davies, está toda su verdad.