Òmnia L'Bakkali (Barcelona, 1999) se siente orgullosa de sus raíces y lo demuestra en el libro de autoficción que acaba de publicar Un far a tres minuts de casa el segundo libro de la colección Brunzits de la Juliana Canet y que forma parte de la editorial Columna. Catalana y de padres marroquíes ha decidido aprovechar su experiencia personal para hablar del racismo que hay en la sociedad y los conflictos que se pueden encontrar los hijos de inmigrantes. Aunque no ha experimentado situaciones graves de racismo, sí que convive con comentarios como ahora "no pareces de aquí" o "que bien hablas el catalán" formas de racismo más desapercibidas. Considera que se puede hacer activismo a través de la escritura, que tiene el deber de hablar, de desmontar prejuicios de los inmigrantes y celebra la fortuna de haber podido crecer con dos culturas que la han enriquecido.

Òmnia L'Bakkali autora de Un far a tres minuts de casa / Fotógrafo: Carlos Baglietto

Acabas de publicar 'Un far a tres minuts de casa'. ¿Qué nos explicas en esta historia?
Explico el conflicto generacional que hay entre el mundo de donde vienen los inmigrantes y este nuevo mundo, esta nueva tierra que los acoge. Y también la problemática que se genera con sus hijos.

¿Por qué escoges el tema del racismo y la inmigración?
Porque soy hija de padres inmigrantes. Como lo controlo y es el conflicto que me he encontrado yo, quería aprovechar mi experiencia, ya que tenía la oportunidad de hablar.

La historia es parcialmente autobiográfica porque la protagonista es hija de marroquíes y estudia derecho como tú.
Es lo que pasa con las autoficciones, que siempre hay una parte del autor y una parte de ficción. Al principio hablo más de la experiencia propia, de mi casa, de mis padres, pero después intento crear esta ficción que también le da sentido al libro.

¿Ha sido Juliana Canet quien te ha propuesto escribirlo? ¿Cómo ha ido?
Recuerdo que estaba trabajando y de repente recibí un mensaje de Juliana que me llamaba: "Te tengo que proponer una cosa". Me habló de este proyecto, que es la colección Brunzits, el sueño que ha tenido siempre, hacer de editora. Y también es un sueño que se nos está cumpliendo a nosotros, que estamos participando.

¿Te dio vía libre para que escogieras la temática y la historia?
Yo creo que demasiada vía libre, porque me dijo: "Habla de lo que tú quieras, yo confío en ti". Yo no quería centrarme solo en el hecho en ser hija de inmigrantes, no quería reducirme solo a hablar de inmigración y racismo. Sin embargo, un par de meses antes de entregar la copia, cambié totalmente el guion de la narración y, ya que soy hija de inmigrantes, aproveché la oportunidad de hablar.

Un par de meses antes de entregar la copia, cambié totalmente el guion de la narración y, ya que soy hija de inmigrantes, aproveché la oportunidad para hablar de ello

Òmnia L'Bakkali en el lpató de ElNacional.cat/ Fotógrafo: Carlos Baglietto

¿Qué mensaje quieres transmitir con el libro?
Yo creo que tiene doble funcionalidad, este libro. Por una parte, hacer de acompañante a las personas como yo, que son hijos de inmigrantes. Y por la otra, la función formativa de las personas que no se ven tan reflejadas con la historia, pero que puedan llegar a entender qué quiere decir ser hijo de inmigrantes.

¿La sociedad catalana es racista?
Todas las sociedades son racistas, incluso en la misma medida. Tenemos mucho miedo a lo que es desconocido. Una persona que no está acostumbrada a la inmigración, que no ha visto nunca o que no está familiarizada, no llega a entender qué quiere decir ser inmigrante.

Todas las sociedades son racistas, incluso en la misma medida. Tenemos mucho miedo a lo que es desconocido

¿Tú has vivido casos de racismo?
No acostumbro a vivir muchos casos. Por suerte o por desgracia, mi físico es un poco ambiguo y de entrada la gente no asume que soy hija de inmigrantes. Y también creo que es por mi nombre, y porque sorprende que hable el catalán tan bien. Sí que me ha pasado de estar en un espacio público y que alguien empezara a criticar la inmigración y pronunciar un discurso racista. Y después hay casos más pequeñines, como comentarios del estilo: "No pareces de aquí" y tener que responder que soy de aquí. Pero tengo la fortuna de no haber sufrido nunca un caso de notable racismo.

Por suerte o por desgracia, mi físico es un poco ambiguo y de entrada la gente no asume que soy hija de inmigrantes

Le das poca importancia a estas situaciones de racismo.
Sí, porque al final hay una cosa inevitable que es que siempre me comparo con situaciones más graves y pienso "tengo suerte de no haber pasado nunca por una situación como esta". Por ejemplo, nunca me han identificado solo por mis apariencias. En las intervenciones policiales siempre van a las personas que parecen más incívicas, o sea, las personas que parecen de fuera.

En las intervenciones policiales siempre van a las personas que parecen más incívicas, o sea, las personas que parecen de fuera

¿Y cómo ha estado convivir con dos culturas?
Yo creo que es muy enriquecedor porque por una parte vives la cultura de tus raíces y también aprendes la cultura de allí donde estás tú. Soy muy afortunada porque he podido vivir festividades que quizás solo estando en un lugar, no hubiera podido conocer. Por ejemplo, he crecido celebrando la fiesta del cordero y también Navidad. Es muy enriquecedor vivir entre dos mundos.

¿Y qué te gusta más de cada cultura?
De Marruecos me gusta mucho este sentido de familiaridad, de cómo se comporta la gente, hay mucho respeto. Está la cultura de la acogida, es decir, si viene una persona que no conoces de nada, la recibirás en casa, le pondrás un té y unas pastitas. Aquí no pasa tanto, cada uno se encierra en su casa. Y lo que me gusta de aquí es la variedad de pensamiento, es la sociedad tan heterogénea. Cuándo iba a la escuela, quizás porque era de Badalona, tenía compañeros marroquíes, chinos o charnegos, y eso es muy enriquecedor.

De Marruecos me gusta mucho este sentido de familiaridad, de cómo se comporta la gente, hay mucho respeto

¿Has tenido que renunciar a alguna cosa como hija de inmigrantes?
Creo que existe una crisis de identidad entre los hijos de inmigrantes porque muchas veces, no sé si por vergüenza, acabamos desentendiéndonos del mundo de donde venimos. Por ejemplo, a mí me encanta la música marroquí o los programas de televisión que emiten durante el Ramadán. Pero a menudo, los hijos de inmigrantes que nacen aquí se acaban olvidando del lugar de origen. Está bien adoptar todo aquello del lugar donde te arraigas pero nunca olvidar las raíces.

Los hijos de inmigrantes que nacen aquí se acaban olvidando del lugar de origen. Está bien adoptar todo aquello del lugar donde te arraigas pero nunca olvidar las raíces

Òmnia L'Bakkali / Fotógrafo: Carlos Baglietto

Te gusta la música marroquí y no renuncias a tus raíces. ¿Qué relación tienes con Marruecos?
Yo creo que me pasa, como en la mayoría de los hijos de emigrantes, que Marruecos lo pisan muy poco. Voy los veranos cuando tengo la oportunidad, porque tampoco te puedes permitir ir cada verano. Sin embargo, intento ir con mi familia el máximo que podemos. He viajado muy poco con mi familia porque los viajes familiares que hemos hecho han sido siempre en Marruecos. Mi relación con Marruecos es una relación completamente familiar, siempre estoy allí con la familia, tanto de mi madre como de mi padre y sí, sentirme como no he acabado de desentenderme, que todavía forman parte de mi vida.

Hace poco hubo el terremoto.
Sí, por suerte, ha tocado lejos de mi familia, pero hay mucha gente que le ha tocado en casa y hoy ya no están para explicarlo, una tragedia.

Òmnia L'Bakkali / Fotógrafo: Carlos Baglietto

Me decías que celebras el Ramadán. ¿Qué vínculo tienes con la religión?
Prefiero no hablar de esto.

¿Lo tuvieron fácil sus padres para integrarse cuando llegaron?
No. Lo tuvieron muy difícil para integrarse. Para empezar, tú estás llegando a un lugar sin nada, con la mochila vacía y tienes que empezar desde cero. Mis padres se tuvieron que explotar a ellos mismos muchísimo para tener una nueva vida aquí. Que a menudo hay este discurso que llegan aquí y no hacen nada y viven de las ayudas, y es un discurso demagogo.

Mis padres se tuvieron que explotar a ellos mismos muchísimo para tener una nueva vida aquí

Òmnia L'Bakkali mirando fíjamente a cámara / Fotógrafo: Carlos Baglietto

¿Qué puede hacer a una sociedad para ayudar a integrar la gente que viene de fuera?
Yo creo que el primero que tenemos que hacer todos es empezar a ver a las otras personas que vienen aquí, no como personas extrañas y diferentes de nosotros, sino como unas más, será entonces cuando empezarán a sentirse parte de aquí y querer formar parte de la sociedad. Y no se sentirán forasteras en este nuevo mundo. Intentar ayudar a estas personas a que no se sientan en un ambiente hostil. Y entonces ya podemos hablar de construir una sociedad más integradora.

¿Qué prejuicios tenemos sobre los marroquíes?
Yo creo que siempre se relaciona un marroquí con una persona incívica, que no trabaja o incluso que viene a sacarnos el trabajo. Una persona que vive de las ayudas, una persona homófoba, tránsfoba y todas las fobias que existen. Siempre los relacionamos con un adjetivo despectivo y son personas como nosotros. Hay más trabajadores, la gran mayoría vienen a buscar trabajo, de hecho, no vienen aquí a vivir de las ayudas ni lo quieren. Cuando pensamos en marroquíes, pensamos en personas que viven en la calle, que no se integran, que no se educan. 

Siempre se relaciona un marroquí con una persona incívica, que no trabaja o incluso que viene a sacarnos el trabajo

¿Las religiones nos ayudan a entendernos entre comunidades o nos separan?
Lo que dicen las religiones es que tenemos que amar al prójimo. Las religiones nunca tienen que hacer de herramienta de separación entre culturas. Yo creo que más bien al contrario. Lo que se tiene que hacer como creyente es intentar que la religión nos acerque al resto y no que nos separe.

Las religiones nunca tienen que hacer de herramienta de separación entre culturas


¿Y qué papel juega la lengua para integrar a un inmigrante en su país de acogida?
Una persona que haya aprendido catalán tendrá muchas más ganas de conocer la cultura y podrá participar mucho más en las instituciones, o en la política. Una persona que domina la lengua dejará de sentirse forastera.

¿Tendríamos que exigir el catalán, hacerlo obligatorio como ha hecho Andorra?
Por mí sí, al final una lengua cooficial es una lengua que no estamos obligados a aprender, pero que es igual de útil que el resto de lenguas. Tenemos que intentar eliminar los prejuicios contra la lengua y empezar a utilizarla más en todas partes y a favor de todo el mundo. Hablar el catalán a todo el mundo.

Tenemos que intentar eliminar los prejuicios contra la lengua y empezar a utilizarla más en todas partes y a favor de todo el mundo

¿No llevar velo es un acto de rebeldía?
Prefiero no comentar.

¿Te consideras una activista en contra el racismo?
Yo pienso que sí, que se puede hacer activismo escribiendo. Cuando estás haciendo activismo lo que intentas es que la gente conozca un poco tu punto de vista e incluso aprenda de este punto de vista. Yo me considero un activista en contra del racismo y a favor de los hijos de inmigrantes, como hija de inmigrante que soy.

Se puede hacer activismo escribiendo

Òmnia L'Bakkali nos lee un fragmento de su libro Un far a tres minuts de casa