Todo el mundo se separa. Lo cantan Els Amics de les Arts. Es una realidad. Tan realidad como habrá un día que Oques Grasses se separarán. Igual que se separaron los Manel. Igual que se separarán Els Catarres, la Ludwig Band o The Tyets. Todo el mundo se separa. ¿Cuándo pasará? ¿Cuándo lo dejarán, Oques Grasses? No lo sabemos. Quizás será mañana. Quizás cuando acabe esta breve gira que tienen programada para este 2025. Quizás dentro de diez años. Quizás Josep Montero publica un disco en solitario porque tiene ganas de explorar nuevas formas, nuevas compañías, producido por Alizzz, y después vuelven. O quizás no. No lo sabemos. Pero hoy por hoy, Oques Grasses no se separan.

Coda

"No podemos decir nada, porque no hay nada". Esta mañana me he despertado a las seis y la primera noticia que me ha saltado al móvil ha sido la de la separación de los autores de Fruit del deliri. Los nervios del periodista cultural que llega tarde a una noticia que le habría gustado publicar. Todavía no había nadie en la redacción. Demasiado pronto para llamar a la gente de Halley Records o de Èxits, discográfica y management, respectivamente, de los de Osona, para corroborarlo. A las 7 ya me lo hacía encima y los he abierto por Whats. Las noticias se tienen que contrastar, ¿no? Seguramente no he sido el primero. "Estamos diciendo esto a todo el mundo: 'No tenemos ningún comunicado oficial a hacer ni por parte de Halley Records ni de Èxits Management. Ni el grupo ha dicho nada a través de sus redes y sus canales oficiales'". Esta ha sido su respuesta. Oques Grasses no se separan. Se separarán, pero no ahora. No hoy. Quizás este fin de semana. Quizás cuando acabe la gira. Quizás en el 2045. Hoy no. "No podemos decir nada, porque no hay nada".

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Oques Grasses, una separación fruto del delirio / Foto: Montse Giralt

Tengo una hija de 14 años que ama tres cosas en la vida por encima del resto. Yo no soy ninguna de ellas. En tercera posición, Gavi del Barça. En segunda posición, su amiga Íria. En primera posición, Oques Grasses. Meses atrás llegué a casa y me la encontré llorando. Laia estaba deshecha. Decía que "los Oques han empezado a colgar reels en Instagram que dejan intuir que se separan. Hablan de no-sé-qué de una coda, y una coda es un final. Por favor, tú que los conoces, puedes llamar a los de la discográfica, para ver si es verdad". Laia me enseñó los posts. Su teoría era razonable. Encajaba. Tenía sentido. Así que, para calmar el drama de mi hija. Para calmar mi impulso periodístico, porque las noticias se tienen que contrastar,  llamé a Halley. Si se separaban era la noticia musical en nuestro país del año. En aquel momento era confidencial. Me lo explicarían, pero no podía publicar nada hasta que me llegas la nota de prensa: los posts no escondían ninguna ruptura, sino el anuncio de una breve gira de cinco conciertos por este 2025. No lo publiqué, me lo guardé hasta que me llegara por un canal oficial, pero sí que se lo dije a Laia. Desde entonces duerme más tranquila.

Laia, que hace 3.º de ESO, se marchó el miércoles de esquiada con el instituto. Les prohibieron llevar móvil. Vuelve hoy. Estoy convencido que, lo primero que hará cuando atraviese la puerta de casa de su madre, será lanzarse sobre el móvil. No para escribirme para explicarme cómo le ha ido por La Molina, sino para entrar en TikTok e Instagram y, a su manera, ponerse al día. Será así como descubrirá alguna noticia con el titular que Oques Grasses se separan. Drama. Y entonces sí, me llamará. Y como siempre llevo el teléfono silenciado, no contestaré. Y me enviará una nota de voz, y dos y tres, preguntándome, angustiada qué hay de cierto en todo eso. Cuando la responda, le diré lo que cantan Els Amics de les Arts, que todo el mundo se separa y que Oques Grasses un día, como todo el mundo, lo harán, pero que hoy por hoy, cuando menos, no este viernes 31 de enero de 2025, según me han explicado desde su discográfica y su management, no lo harán. ¡Gracias Convergència!