Orbital, nombre referencial de la música electrónica, estarán en Barcelona este viernes (ellos y sus gafas de visión nocturna). Vuelven en la capital catalana como cabezas de cartel del Mira, festival de arte digital que este año deja su sede habitual a la Fabra i Coats de Sant Andreu para trasladarse al más grande recinto ferial de Gran Vía. Repasarán su último trabajo, 30 something, disco que recoge los muchos éxitos que han yendo cultivando a lo largo de estas tres décadas de trayectoria tras sintetizadores y cajas de ritmos: Chime, Halcyon, Belfast, The Box... Recopilatorio preámbulo de su nuevo álbum de estudio, Optical Delusion, elepé que tienen previsto publicar el próximo 17 de febrero de 2023.
30 años, por cierto, también son los que han pasado desde que los hermanos Phil y Paul Hartnoll, pisaron por primera vez Barcelona. Fue el 1995, con una actuación antológica en la segunda edición del Sónar. Sólo un verano antes, el de 1994, Orbital inició la edad de oro de la electrónica con un recital histórico en Glastonbury, todavía ahora celebrado como uno de los 10 mejores conciertos en el cómputo general del icónico festival inglés. "El del Sónar fue exactamente el mismo espectáculo que el de Glastonbury", recuerda Paul Hartnoll a través de Zoom desde su estudio de grabación en Bristol. "La recuerdo como una noche muy especial. Fue la primera vez que íbamos a España. La primera vez que íbamos al Sónar, un festival que entonces estaba empezando. Después hemos vuelto varias veces. Glastonbury fue nuestro primer gran festival. Tuvo tanto éxito que desde aquel momento nos empezaron a contratar en muchos otros y encontramos en nuestro lugar en el mundo. Me encanta actuar en festivales".
Fue el momento que irrumpisteis en escena vosotros pero también Chemical Brothers, The Prodigy, Aphex Twin, Fatboy Slim... ¿Erais conscientes de que la música electrónica estaba viviendo su momento de eclosión?
Fue así, pero nosotros ya hacía años que veníamos observando este crecimiento en popularidad. De hecho, para nosotros, que empezamos con Orbital a mediados de los 80 esta eclosión estaba tardando demasiado. El acid house era masivo desde 1989, y nosotros publicamos nuestros primeros discos en 1990. Nosotros y el resto de artistas de la escena electrónica veníamos trabajando para que esto pasara desde mucho antes de nuestra actuación en Glastonbury.
Más concretamente desde mediados de los ochenta, cuando la cultura de las fiestas raves se propagó por todo el Reino Unido arrastrando a naves industriales y hangares miles de jóvenes buscando el éxtasis. "Pero aun así era una cosa muy undergound. No había ninguna película ni documental que recogiera lo que estaba pasando. Los grandes festivales todavía no contaban con nosotros. Nuestra primera gira por Inglaterra fue el año 1992, y tocamos en salas donde hasta entonces sólo habían acogido conciertos de grupos de rock y pop. Fuimos los primeros a llevar la música electrónica a estos locales y esta audiencia. Era el momento para que eso pasara".
Éramos el underground y ahora la música electrónica está presente en todas partes
¿Echas de menos alguna cosa de aquella época de fiestas raves?
No. La vida es un proceso lineal y yo ya viví todo aquello. Fue divertido, sin embargo. Acabamos con muchas barreras culturales. Éramos el underground y ahora la música electrónica está presente en todas partes.
Del restaurante a la tele
Antes de Glastonbury 1994, antes del Sónar 1995, Orbital vivieron su primer momento culminante cuando les invitaron a participar del Top of the Pops, el programa musical más influyente de todos los tiempos de la televisión británica. Era el año 1992. Interpretaron Chime. Incendiaron (metafóricamente) el plató. "En aquella época trabajaba en una pizzería lavando los platos. Era un miércoles y me tocaba trabajar. El dueño tenía una norma sagrada: si tienes turno no lo puedes cambiar". Siendo fiel a unas reglas que había impuesto él, el amo del restaurante se negó a darle fiesta.
Aquel día me cambió la vida. Top of the Pops era un programa realmente importante en Inglaterra en aquella época. Que nos invitaran fue el certificado de que la cosa era seria
Todo cambió cuando Paul le explicó el motivo. "Cuando le dije que era para salir en el Top of the Pops le cambió la cara". Y remató la jugada cuando lo advirtió que ya no volvería nunca más por allí. "No te preocupes", fue su respuesta (risas). 'Si te va mal con la música, siempre tendrás una itio de trabajo aquí'". Desde entonces no ha tenido ninguna otra dedicación que la música. "Aquel día me cambió la vida. Top of the Pops era un programa realmente importante en Inglaterra en aquella época. Que nos invitaran fue el certificado de que la cosa era seria. Si salía al Top of the Pops podía dedicárseme profesionalmente a la música, aunque no teníamos un duro".
Del punk a la electrónica
Orbital grabaron Chime, como muchos otros de sus primeros hits, en una pequeña habitación que quedaba escondida bajo las escaleras de casa de sus padres. "Con 13 años les dije que me quería dedicar a la música. Me dieron todo su apoyo con una única condición: me comprarían el instrumento que quisiera pero tenía que ir a clases". Paul escogió la guitarra eléctrica. Sólo fue a dos lecciones. "Tocaba en un grupo de punk rock. No necesitaba nada más (risas). El punk fue muy importante en mi educación musical y personal". Al principio, recuerda, entró de pleno en todo el movimiento Two Tone con bandas de ska como The Specials y Madness pero con una actitud muy punk. Después sucumbió a grupos de hardcore como Dead Kennedys o Crass. "Fueron ellos los que fundamentaron mi ideario personal. Gracias a estas bandas descubrí la ética vegana y aprendí sobre feminismo. Temas de los cuales nunca se hablaba en un pueblo pequeño como el nuestro. Ellos nos abrieron las puertas a todo un mundo diferente. Todavía ahora utilizamos samplers de muchos de estos grupos".
Poco después empezaron a aparecer por casa sintetizadores. Y cuando tuvimos nuestro primer cuatro pistas, todo acabó de tomar sentido
El punk dio paso a grupos como Kraftwerk, New Order o Cabaret Voltaire. Paul tenía 16 años y trabajaba para su padre, que era constructor. A pesar de ser el hijo del amo, no era más que un peón que llevaba ladrillos arriba y abajo. Dice que nunca he estado tan fuerte como lo estaba entonces. "Un día, en una obra, a la hora de la comida, estaba leyendo el NME (revista musical de referencia en Inglaterra... y en todo el mundo ndr.-). Había un artículo en el que hablaban de cajas de ritmos. Quedé fascinado y me compré una. Así empezamos a hacer música con mi hermano, yo tocando la guitarra eléctrica y él la caja de ritmos. Queríamos ser los nuevos New Order (risas). Poco después empezaron a aparecer por casa sintetizadores. Y cuando tuvimos nuestro primer cuatro pistas, todo acabó de tomar sentido". Nacía Orbital. Han pasado 30 años y todo sigue teniendo sentido.
Delirio óptico
Orbital publicarán el próximo mes de febrero su nuevo disco, Optical Delusion, álbum, el décimo en su obra fonográfica de estudio, en qué todavía están trabajando pero del cual ya ha trascendido su primero sencillo. En Dirty Rat, título del tema, han contado con la colaboración de Jason Williamson de Sleaford Mods, uno de los más excitantes exabruptos sónicos surgidos de Inglaterra este nuevo milenio. "Nos conocemos de hace tiempo, y hace tiempo que Jason nos decía que quería cantar en una de nuestras canciones. Aceptamos al momento, porque somos mucho fans suyos".
Será uno de los temas que sonará en su sesión de mañana en el Mira. Sin querer dar muchas más pistas, también adelanta que revivirán Smiley, que es uno de los temas inéditos que han incluido en 30 Something. "Tengo ganas que llegue ya el viernes. La gente en Barcelona es de las que mejor baila del mundo. En cada lugar es diferente la reacción de la gente. Ni mejor ni peor, diferente. Pero en Escocia, Irlanda y España la gente baila con una intensidad especial".