Suele decirse que, antaño, el mar era como una gran autopista. Y es cierto. Por eso históricamente los territorios catalanohablantes han tenido muchísima relación con pueblos situados al otro lado del Mediterráneo. Y eso, claro está, también conllevó que la lengua catalana incorporara vocablos provenientes de estos pueblos (al igual que el catalán también ha dado palabras a esos otros idiomas: sería el caso del sardo).
Fijándonos en el vocabulario balear eso se ve con suma claridad. En Mallorca, en Sóller (y las poblaciones vecinas como Fornalutx y Biniaraix) hay algunos francesismos con poca presencia en otros lugares catalanohablantes. Así, tienen una tarta típica de allí que denominan gató (del francés gateau 'pastel' en genérico, pronunciado justamente "gató"). También dicen picura 'picazón', llunetes 'gafas', burèu 'escritorio', posta 'correos' y garçó 'muchacho, chico' (ya que en francés se dice garçon). Al mismo tiempo encontramos carrota 'zanahoria', aunque este último se halla en otras zonas del dominio lingüístico catalán (como el Empordà, el Rosselló, la Cerdanya, Andorra y, modificado en carlota, en las Terres de l'Ebre y al sur del País Valenciano). Como detallan los autores que lo han estudiado (como Jordi Bruguera o Jaume Corbera), esos francesismos de Sóller se explican porque, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, varios habitantes de dicha población se fueron a Francia a trabajar y regresaron. Para entender la dinámica migratoria de Sóller, es necesario fijarse en la fisiografía. El valle de Sóller se encuentra situado al oeste de Mallorca, al otro lado de la sierra de Tramuntana, abierta al mar. Para ir de Sóller a cualquier otro lugar de la isla, antes había que superar esa sierra, una ruta dificultosa (¡y suerte del tren que se hizo en época contemporánea, que pasaba por dentro de dicha sierra!). Por lo tanto, para los sollerenses era bastante fácil hacerse a la mar, más que circular por tierra hacia Palma. En los años 90 del siglo XX se inauguró el túnel de Sóller, que ha facilitado la comunicación de dicha población con el resto de la isla.
El comercio italiano, importante en las Baleares
Muchos comerciantes italianos acudieron a las Baleares a vender objetos varios. Eso conllevó que, en Menorca, para referirse a una estatuilla (como imágenes pequeñas de un santo o de la Virgen María) la gente diga santibel·li. ¿Cómo es esto? Los comerciantes italianos, cuando tenían expuesta su mercancía, anunciaban con voz fuerte lo que tenían en venta, y como vendían estatuillas de santos gritaban santi belli!, santi belli!, es decir, 'santos bellos'.
Pese a todo, hay algún caso que no se sabe si pasó del catalán a algún otro idioma mediterráneo, si fue a la inversa o si es casualidad. En Mallorca y Menorca, para referirse al gato, en vez de decir gat (que es la forma más extendida en catalán), dicen moix. Pues bien: en Marruecos, para designar a este animal dicen también moix o muix. ¿Casualidad? ¿Un catalanismo en la dariya marroquí? ¿Un arabismo o amaziguismo del catalán de las Islas? Puede que nunca lleguemos a saberlo...